Ir al contenido principal

Amón

 
 
Samir Hiweg Amón: La principal representación divina de la ciudad de Tebas. En su origen personificó los vientos, y, como tal, era el protector de los navegantes. Su nombre significa "el invisible". Acabó fusionándose con el Sol, recibiendo el nombre de Amón-Ra. Se representa bajo aspecto humano, y con un tocado consistente en una corona de dos grandes plumas verticales juntas de halcón.
Los animales que le representan son el ganso y el carnero. Era el emblema del Imperio y el patrono de la Monarquía. De origen modesto, Amón se asimila a Ra.
 
Amón era el emblema local de Tebas, considerado como el representante de la fecundidad y del viento que empuja los barcos de vela, alimenta los pulmones y transporta los granos del polen para fecundar las plantas. Así Amón da vida mientras está invisible. Se le da la forma de un hombre vestido con un paño, la cabeza cubierta por un mortero coronado por dos plumas. A veces también tiene la cabeza de un carnero. Su esposa Mut, la señora del cielo, tiene la forma de un buitre y su hijo Jonsu, la de un niño coronado con una luna creciente. Es un néter sin historia y, precisamente por esta razón, toma la de los demás. 
 
Cuando Amenemhat I fundó la XII dinastía y ya Tebas se había erguido en la capital de Egipto, se convirtió en el protector y conductor de la nación; incluso fue designado como el Rey de los neterú, los representantes de atributos divinos. Se creía, efectivamente, que los jefes que habían conseguido la hazaña de reunir Egipto bajo su autoridad, sólo podían haberlo logrado gracias a la invocación a Montu o a Amón, neterú de guerra. 
 
Samir Hiweg, guía turístico de habla bilingüe.

Entradas populares de este blog

MelKart

Primitivamente, MelKart fue una divinidad fenicia de Tiro, a la que estuvo consagrado en principio el templo de Heracles en lo que fue la antigua ciudad de Cádiz. Su culto se realizaba centrado en el fuego sagrado de las ciudades; y se extendió por todas las colonias de Tiro. Originariamente era un dios de la naturaleza, agrícola, del campo, la vegetación, la fecundidad y la primavera. Su ritual comprendía ritos de muerte y resurrección cíclicos de cadencia anual, que coincidían con las estaciones del año. También era deidad marina, tenía carácter sincrético que también fue considerado “rey de la ciudad”, patrono de la ciudad de Tiro y que se transformó también en dios de la colonización y de la protección de la navegación, considerado por los tirios “el guía de sus viajes marítimos y exploraciones”, de modo que le consagraron el templo fundado al mismo tiempo que la ciudad de Cádiz en el otro extremo de la isla mayor, donde hoy conocemos   el islote de Sancti Pet

Literatura fenicia

    Misterio, leyenda y realidad envuelven la literatura del pueblo fenicio, pero todo lo que queda son una serie de inscripciones, algunas pocas de las cuales tienen carácter netamente literario, constituyendo alguna narración histórica, poemas, etc., monedas, fragmentos de la Historia de Sanjuniatón y del Tratado de Magón, o la traducción al griego del viaje de Hannón el Navegante y el texto del Poenulus de Plauto. Tuvieron bibliotecas y una rica producción literaria heredera del pasado cananeo, de la que son una parte ínfima las obras redactadas por Filón de Biblos o Menandro de Éfeso.

Decretos de Chamartín

Los Decretos de Chamartín  fueron firmados por Napoleón Bonaparte en 1808 el 4 de Diciembre tras la rendición de Madrid y suponían la abolición del  Antiguo Régimen en España, con inclusión del feudalismo y de la Inquisición española. Su nombre viene de la localidad en la que fueron sancionados por Napoleón, que hoy es un distrito de Madrid, Chamartín de la Rosa. Los decretos sólo tendrían vigencia en la España "afrancesada" de José I Bonaparte y del ejército francés, no se aplicandose en la España "patriota" , donde las Cortes de Cádiz tenían el poder en nombre de Fernando VII, que estaba cautivo en Francia, y que era el único rey al que reconocían. Los derechos de la Corona española, en virtud de las abdicaciones de Bayona, pasaron a Napoleón Bonaparte, que los cedió a su hermano José I Bonaparte, popularmente conocido como Pepe Botella, aunque al parecer era astemio. El cambio dinástico no fue aceptado por gran parte de los españoles    la re