El Alcázar de Sevilla,
Real Alcázar o como algunos también llaman los reales alcázares, es un conjunto
monumental que data de la dominación mora allá por el siglo XI y que ha sido
testigo del discurso de los tiempos, de la política, del arte, de la vida
sevillana, española e internacional. De residencia mora, a residencia del rey,
de fortaleza a foco cultural, tal es su carácter forjado a través de los
siglos.
Está situado en un
marco incomparable, al sur lindero con la Calle San Fernando y la Universidad
de Sevilla; al este lindero con los Jardines de Murillo y Barrio de Santa Cruz;
al oeste con el Archivo de Indias; y al norte, con la Plaza del Triunfo y
Barrio de Santa Cruz.
Es hoy día sede que
acoge ciclo de conferencias, música, también conserva en sí un teatro al uso
del Barroco, acoge exposiciones tan interesante como la que hace años
presentaba las obras de La Roldana, hija de Diego Roldán, autor del retablo del
Hospital de la Santa Caridad; y a la que se atribuye la autoría de La Macarena,
autoría que reafirman otras obras que se presentaban en la citada exposición.
Es también marco para
la presentación de libros y ciclo de conferencias; y ha sido a través de la
Historia sede del gobierno, aun antes de su erección por orden de Abderrahmán
II allá por el siglo X, ya el sitio era centro del poder político de visigodos
y de los primeros invasores musulmanes.
Su enclave estaba
ligado a la estrategia militar y naval, no olvidemos que el Guadalquivir tiene
una intensa vida y personalidad y él y sus afluentes han hecho toda la vida lo
que les ha dado la gana, digámoslo así, que es lo que en realidad es. El puerto
estaba situado en lo que hoy es la Plaza del Triunfo que era la Explanada de
los Banu Jaldún, pero con el tiempo fue desplazándose hacia el lugar que hoy
día ocupa el río Guadalquivir, que tenía otro brazo que campaba a sus anchas
por lo que hoy se conoce como La Alameda de Hércules y discurría por lo que hoy
es la Calle Tetuán hacia la Plaza Nueva para unirse con el brazo principal del
cauce aunque se hacía imperceptible al entrar de lleno en la ciudad y solo
causaba problemas con las crecidas extremas del río con inundaciones tremendas.