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El Monasterio de Uclés da prestancia a la zona




 

Las obras del Monasterio de Uclés comienzan en 1528 y en 1567 Felipe II ordenará el derribo de parte del antiguo baluarte, las armas pasan a la torre Albarrana y se continúan las obras de la iglesia hasta su fecha de terminación en el año de 1602.

El Monasterio ha sido testigo de la Historia y ha visto muchas cosas. Quien decida darse un paseo por Uclés está obligado a descubrir, por lo menos, algunas de ellas.

Sabemos que en 1577 Alonso de Ercilla, el autor de La Araucana, se hospedó en Uclés ya que fue nombrado caballero de la Orden de Santiago el día 14 de Diciembrede ese año.

También sabemos cómo Francisco de Quevedo y Villegas fue encarcelado en 1621 en el Monasterio de Uclés, y más tarde afectado por una grave enfermedad grave, sería trasladado a su finca, en Torre de Juan Abad, pues era Señor de Francisco de la Villa de Torre de Juan Abad.

Recordemos que Quevedo fue el mago del Conceptismo en la Literatura del Siglo de Oro y acostumbraba a decir mucho con pocas palabras, dobles sentidos y dobles intenciones iban con él siempre, no en vano nos dejó algunas frases transmitiéndonos su profundo conocimiento del mundo, de la vida, de los hombres, de la suerte, etc. Algunas de ellas podemos recordarlas aquí, para que los visitantes de Cuenca y de Uclés tomen nota y si quieren las hagan suyas.

Decía: “Cuando decimos que todo tiempo pasado fue mejor, condenamos el porvenir sin conocerlo”, gran verdad, se nota que había leído a Jorge Manrique…; “Lo mucho se vuelve poco con desear un poco más”, sabedor de que todo es poco para el espíritu egoísta y ambicioso del ser humano; una tremenda cura de humildad debería ser esta otra: “La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”, lástima que el ser humano no experimente en cabeza ajena;  El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien”; “No es dichoso aquel a quien la fortuna no puede dar nada más, sino aquel a quien no puede quitar nada”.

Mago de las palabras y de la ironía a las que usaba para decir las mayores verdades escribiría: “El que quiere en esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos en su vida”. Más aun sabiendo que: “Ningún vencido tiene justicia, si lo ha de juzgar su vencedor”.

Quevedo amó estas tierras y hay que conocerlas, te lo recomendamos.

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