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De la Santa Hermandad a la Guardia Civil






 























Su verdadero origen está en la Santa Hermandad, creada por los Reyes Católicos para defender a la población de los asaltos en los caminos.  













La Santa Hermandad fué en realidad la primera unidad militar permanente que existió en España, recordemos que la milicia en época de conquistas se hacía con vasayos y mercenarios que se pagaban para las distintas ocasiones; y también la Santa Hermandad una de las primeras tropas regulares organizadas del mundo occidental.

El término Hermandad responde al concepto medieval de gremio, instituciones existentes ya en España desde principios del s. XIII, con carácter profesional regional o local. Siendo en este caso asociaciones de ciudades o comarcas para la protección armada del comercio, los privilegios locales o de la seguridad pública.

 

Fue creada la Santa Hermandad, como quedó dicho más arriba, por los Reyes Católicos en 1476 para el mantenimiento del orden público, en principio como defensa frente a los salteadores de caminos, origen rural al que sigue fuertemente ligada la Guardia Civil, su heredera; en teoría actuaba como cuerpo de ejército permanente; su razón de ser habría sido en esencia la necesidad del control de la nobleza, que recurría al bandolerismo para solucionar sus problemas financieros y adquirir o no perder poder y preeminencia, haciendo sombra al verdadero poder, el poder que articulaba España, tanto civil como religiosamente, el poder real.

 

Tras un periodo de disturbios originados por las pretensiones de la nobleza, así como por una guerra civil, los Reyes Católicos toman como objetivo prioritario la consecución del orden social y de la paz.

Se produce pués la modernizaron una institución existente ya desde el siglo XI, las Hermandades, milicias municipales organizadas para la defensa contra los ataques de los nobles, de los bandoleros en el campo y d elos moros en las zonas de frontera.

La creación de la Santa Hermandad limitó la jurisdicción de los alcaldes, actuó contra los malhechores, contra los nobles traidores o indisciplinados y permitió a la Corona de un cuerpo de unos 2.000 hombres armados de forma permanente, pagados por los concejos, y preparados para la guerra y además bajo la dirección del Duque de Villahermosa, hermanastro del rey Fernando El Católico.
 
Con eficacia se consigue paz en el interior, seguridad en los caminos y paz social se consiguieron rápidamente; se imponen duros castigos, que terminan por reducir el creciente poder de la nobleza que hacía frente a la Corona.
 






















Con el tiempo resultó la Santa Hermandad escasa como ejército permanente y excesiva como cuerpo de seguridad; que empozó a suponer una carga para los pueblos, para los cabildos municipales, que eran quienes debían pagarla. La Corona eliminó la Capitanía General y otros cargos intermedios y se decide a descansar en cuadrilleros y alcaides cargos elegidos anualmente. Esta inestabilidad produce su desaparición y la Corona pasa a emplear cada vez mayor frecuentemente al ejército regular en las misiones para asegurar el orden público.

La Santa Hermandad fue apagándose hasta que en 1834, en las Cortes se decreta su desaparición total, para que poco después se crease como cuerpo sustituto la Guardia Civil.


 
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