El consumo elevado de carne en la cúspide social causó enfermedades muy comunes a lo largo de la Edad Media y Moderna, entre ellas la gota, debido a los altos niveles de ácido úrico que producía su ingesta en abundancia. Frente a la abundancia de las clases altas, en las bajas la enfermedad se ceba pero en otro sentido, debido a la falta de variedad en su dieta y a la ausencia de ciertos nutrientes, como la vitamina C, lo que produjo enfermedades como el escorbuto. La falta de higiene junto a los productos de baja calidad o en deficiente estado produjeron distintas afecciones, como el "Fuego de San Antón" o ergotismo, producido por un hongo que prolifera cuando el centeno está en mal estado. Aparte de la enfermedad, la ingesta de micotoxinas procedentes de los hongos producían efectos secundarios tales como alucinaciones, contracción arterial, convulsiones, necrosis de los tejidos y aparición de gangrena principalmente en extremidades. La Edad Media y