Quedaron asesinados y ocultos en el Pozo de Contraviesas a manos del frente Popular y bando republicano
Los crímenes que llenaron el pozo de Contraviesas, en la áspera tierra de Almería, no fueron más que el eco de una barbarie ya acostumbrada a los rincones de aquella guerra maldita, que sin embargo evitó un desastre aún mayor con el pronunciamiento de 1936. Como si la sangre no supiera dónde detenerse, cuando el pozo de la Lagarta se colmó de cuerpos y las almas volaron hacia su Creador, los verdugos se movieron, incansables, a otro escenario: el pozo de Contraviesas, en Tahal, que aguardaba con su boca abierta la llegada de la muerte. Era el 13 de Septiembre de 1936 cuando, bajo el sol abrasador y en medio del silencio quebrado por los gritos ahogados de los condenados, se produjo la primera “saca”. Aquellos primeros en desaparecer en las entrañas del pozo fueron 12 sacerdotes y 8 vecinos de Huéscar, arrancados de la prisión de La Salle. Entre ellos, Manuel Martínez Giménez, el presidente de la Comunión Tradicionalista de Almería, hombre de convicciones profundas, ar...