Clima de guerra desde 1931, el asesinato de Calvo Sotelo fue el detonante que hizo cristalizar la Guerra Civil de 1936
El socialcomunismo está empeñado en afirmar que el 18 de julio fue un golpe a la democracia pero eso no es así. El atentado real contra la democracia se produjo cuando el socialcomunismo asesinó a Calvo Sotelo.
El 18 de Julio de 1936, guarniciones y ciudades en la Península se unieron al alzamiento que iniciaran fuerzas militares en el norte de África el día anterior. Estaba empezando la Guerra Civil Española.
No es verdad que el 18 de julio fuera un golpe contra la República y tampoco lo es que el bando republicano defendiera la democracia. La historia está ahí, solo hay que leer la historiografía, comparar, recurrir a las fuentes primarias, es decir, a los fondos documentales que puedan ilustrar tales cuestiones, como lo son los archivos militares, los archivos municipales, los histórico provinciales...
La poca simpatía por el sistema democrático que algunas fuerzas tenían venía precisamente del fracaso de la mal llamada por los socialcomunistas como "democracia", pero realmente el Estado no era un Estado democrático, en España imperaba el terror, el desorden, el hambre, la injusticia, se estaban cometiendo los crímenes más atroces.
Si bien la Falange o los Requetés, que sumaron un considerable número de voluntarios a las filas alzadas, no tenían simpatía ideológica por el sistema democrático, visto lo visto, sí tenían simpatía por la derecha parlamentaria, es decir, necesitaba España un cambio de color político, que se alejara de tanta abrbarie y era preciso instaurar una democracia con base en el Parlamento. La derecha parlamentaria, especialmente la encarnada por la CEDA, sí creía en la democracia pero la izquierda radical la expulsó del excenario político. En nombre de la democracia se produce la traición más grande, la radicalización de la izquierda y consecuentemente su desprecio por la democracia por la que no demostró respeto alguno.
Ya en 1917 los comunistas abortaron la naciente democracia rusa por medio de un golpe de Estado, tras del cual instauraron una dictadura brutal que asesinó en solo seis años a más de un millón de personas, sus razones eran motivos políticos o religiosos, emprendieron una represión brutal contra las iglesias cristianas y lanzaron una política de incautaciones, de rapina, que acabó matando de hambre a una cifra estimada entre 3,8 y 6 millones de ciudadanos. Ese es el ejemplo que seguía en España el socialcomunismo.
En Polonia, la Segunda República, hubo de hacer frente a una invasión bolchevique que fue ordenada por Lenin con el objetivo de implantar el comunismo en el resto de Europa.
En Alemania, en esta época tenemos a la República de Weimar que tuvo que enfrentarse, ya en sus primeros meses, a un golpe de Estado de los espartaquistas (los comunistas alemanes), lo que se saldó con millares de muertos y a punto estuvo de llevar al país a una Guerra Civil. El Partido Nacional-Socialista y el Partido Comunista Alemán compiten en violencia y matonismo desestabilizando la República de Weimar, tal era el objetivo, un objetivo para el cual se unieron incluso se unieron desde las instituciones. Tal es así que de 241 cuestiones votadas en el Reichstag y después en el Parlamento de Prusia, en 1929 y en 1930, los nazis y los comunistas votan juntos en el 70% de las ocasiones.
Este es el ejemplo que siguen los socialcomunistas españoles instalados en el Gobierno de España, tratando de llevar los postulados leninistas a la práctica desde las propias instituciones, en lo que, para más inri, no es un gobierno elegido democráticamente por el pueblo español, sino fruto de pactos entre grupos perdedores y naciendo de una moción de censura a un Gobierno estable y de progreso cuya cabeza era Mariano Rajoy.
En España, en aquella época, el panorama de la izquierda no era mucho mejor. Había, como contemporáneamente, una izquierda democrática, a la que el ala más radical del socialismo llamaba “burguesa” así como por los elementos comunistas. En este escenario lo que hoy abanderan como democracia amarillistamente, realmente entonces tenía muy poco, nada, de democracia. El extremismo antidemocrático del PSOE había sido encarnado en la persona de Largo Caballero.
Pablo Iglesias Posse, fundador del PSOE, en 1910 amenazó de muerte, desde la misma tribuna de las Cortes, a Carlos Maura, el dirigente conservador. Selló aquella amenaza con estas palabras:
...“hemos llegado al extremo de considerar que antes que Su Señoría suba al poder debemos llegar al atentado personal”.
No fue Franco el primero que habló de Guerra Civil, nadie había barajado semejante extremo hasta que en los primeros meses de la República y ante la posibilidad falta de apoyos parlamentarios que obligase a disolver el primer gobierno español de izquierdas, el socialista Francisco Largo Caballero, Ministro de Economía, amenazzse con una guerra civil el 23 de noviembre de 1931:
“No puedo aceptar la posibilidad, que sería un reto al partido y que nos obligaría a ir a una guerra civil”.
En febrero de 1933 un cada vez más radical Francisco Largo Caballero, advierte de lo que pasaría de no ganar las elecciones el PSOE:
“Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”.
Esa era la democracia que el socialcomunismo abanderaba.
En el mes de julio Francisco Largo Caballero se declara abiertamente partidario -y sin ningún rodeo-, de una dictadura socialista. El Socialista, periódico oficial del PSOE, en su página 2, lo proclama a toda plana:
Página 2 de El Socialista, de 25 de julio de 1933
Cuatro meses más tarde, en noviembre de 1933, Largo Caballero aboga por una “dictadura del proletariado”, esto ya no es socialismo sino comunismo, Largo Caballero realmente parecía un comunista infiltrado en las filas socialistas para convertir el socialismo en comunismo. El argumento que esgrime es el de que una mayoría burguesa en las urnas sería una “dictadura”, es decir, para que la dictadura sea de lo que él llama mayoría burguesa, -olvidándose que el término mayoría tiene que ver bastante con la democracia-, que sea suya la dictadura, arremete y se publica en El Socialista su incitación a la batalla.
Página 2 de la edición de El Socialista, periódico oficial del PSOE, del 15 de noviembre de 1933
Largo Caballero no habla como un socialista, esgrime la ideología comunista. El Partido Ccomunista de España se proponía instaurar, ya en 1932, una dictadura comunista, pretendía en realidad convertir a España en una republica más de las llamadas socialistas soviéticas. Lenin lanzó su ideología y obligó a expandirla por el mundo en una especie de terrorismo intelectual desde las propias instituciones. La Rusia comunista quería dominar con su ideología el mundo, implantándola en todo el mundo.
El Partido Comunista de España estaba a las órdenes de Moscú, gobernaba Stalin, famoso por sus purgas, en las que perecieron millones de personas. Esas órdenes, esa ideología era la que se estaba propugnando desde el ala radical del PSOE. Tanto es así que se dice esto desde el periódico oficial comunista de la URSS, el Diario Pravda, el día 7 de agosto de 1931:
Se afirmó que el gobierno de republicanos y de socialistas en España era “tan parecido a una dictadura militar como un huevo a otro”.
En 1932, Manuel Hurtado Benítez, era delegado del PCE en el XII Pleno de la Internacional Comunista, declara que:
"La contrarrevolución encarnada en Azaña y Largo Caballero se desenmascara más y más ante las masas” (…) El Partido Comunista de España consciente de la responsabilidad histórica que pesa sobre él, lucha con todas sus fuerzas por el derrumbamiento del poder burgués y por la instauración en España del poder de los Soviets".
Esta era la democracia que respetaba el socialcomunismo. El PCE no tenía ningún interés en un régimen democrático, pretendía llevar a la práctica en España la ideología rusa comunista, la dictadura del proletariado, sin darse cuenta que independientemente de quién ejerza la dictadura, una dictadura es una dictadura. Se trataba desde Rusia convertir a España en una república socialista (comunista) soviética más; los ideólogos y políticos que propugnaban tales patrañas en España querían poder, sin más.
La CEDA, el día 19 de noviembre del año 1933, gana las elecciones consiguiendo 115 escaños, el Partido Radical obtiene 102 y el PSOE obtiene 59.
No se h formado aún Gobierno cuando los anarquistas de la Confederación Nacional del Trabajo, la CNT, inician el día 8 de diciembre un levantamiento golpista sangriento que como sindicato que son, disfrazan de huelga general. Esta huelga general que en realidad es una intentona golpista, se salda con;
- 89 muertos
- 163 heridos
- atentados con explosivos
- destrucción de archivos
- quema de iglesias
- atentados contra vías férreas,
- atentados contra puentes,
- atentados contra líneas telegráficas
- atentados contra líneas telefónicas
- el descarrilamiento del tren rápido Barcelona-Sevilla en Punzol (Valencia), atentado terrorista que asesinó 23 pasajeros, dejó 38 heridos.
Las amenazas de insurrección armada de la izquierda si la CEDA llegaba al gobierno ganando las elecciones llevaron a Alcalá Zamora, el Presidente de la República, a:
- ignorar los resultados electorales
- encomendar la formación del gobierno al líder del Partido Radical, a Lerroux.
Pero la izquierda sigue amenazando.
Estamos ahora en el día 25 de septiembre del año 1934, el periódico del PSOE dice en portada:
"Renuncie todo el mundo a la revolución pacífica, que es una utopía. En período revolucionario no hay país que no esté en guerra. Bendita la guerra contra los causantes de la ruina de España".
El gobierno que tenemos actualmente en este país es heredero de esta gente, de los socialistas y de los comunistas que llamaban a la guerra civil.
Y, cuando la CEDA llegó al poder vía elecciones, el PSOE responde con un golpe de Estado.
La postura de la CEDA fue:
- resignación ante la situación que forzó la violencia izquierdista
- en otoño pide a Lerroux poder entrar en el gobierno.
Ante la llegada al gobierno de la CEDA, la derecha que ganó las elecciones, el día 5 de octubre el PSOE cumplió sus amenazas, dando un golpe de Estado, con la apariencia de huelga general revolucionaria, que sólo tuvo en Asturias cierto éxito.
La izquierda de este país siemrpe ha tenido muy mal perder, si no gana, arma su rabieta para que sea lo que ellos quieren sin que haya lugar a dudas y eso solo es por la fuerza.
En Asturias la intentona golpista se salda con:
- varios centenares de muertos, entre los que se encuentran 300 militares y también agentes de las fuerzas del orden, más 33 sacerdotes y religiosos que fueron asesinados por los golpistas,
- destruyeron 17 iglesias
- y 40 edificios religiosos,
- destruyen además docenas de fábricas, puentes, casas y edificios públicos.
Como ya había advertido la izquierda que tenía que ganar sí o sí, amañó las elecciones de 1936 y así se hace con el poder con el pretexto de una "supuesta legalidad", que todavía predica, pero fue el fraude mayor de toda la historia de España. Ya lo estudiábamos en el instituto y después en la Universidad pero, recientemente, Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, historiadores, han podido probar presentando en su investigación documentos oficiales, que en el mes de febrero de 1936 la izquierda dio pucherazo para hacerse con el poder.
Incluso donde claramente había ganado la derecha, de pronto era la izquierda la que había ganado. Sigue a la trampa electoral generalizada una esfervescencia de violencia y crímenes sin precedente.
José María Gil Robles era el jefe de la CEDA, el día 16 de junio del año de 1936, en las Cortes y desde la tribuna, dijo:
“Habéis ejercido el poder con arbitrariedad y total ineficacia. Los datos estadísticos lo prueban: desde el 16 de febrero hasta el 15 de junio último un resumen numérico arroja los siguientes datos:
- iglesias totalmente destruidas, 160;
- asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos e intentos de asalto, 251;
- muertos, 269;
- heridos de diferente gravedad, 1.287;
- agresiones personales frustradas o cuyas consecuencias no constan, 215;
- atracos consumados, 138;
- tentativas de atracos, 23;
- centros políticos y particulares destrozados, 69;
- idem asaltados, 312;
- huelgas generales, 113;
- huelgas parciales, 228;
- periódicos totalmente destruidos, 10;
- asaltos a periódicos e intentos de asaltos y destrozos, 33;
- bombas y petardos que estallan, 146;
- recogidos sin estallar, 78″,
Y esto era solo lo recogido oficialmente.
La izquierda responde con el secuestro y el asesinato de un líder de la derecha que estaba amenazado por el PSOE, se trataba del dirigente de Renovación Española, José Calvo Sotelo, partido derechista, quien el mismo día había respondido al clima de violencia y amenazas de la izquierda de esta forma:
“Yo digo lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: ‘Señor, la vida podéis quitarme pero más no podéis”. Y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio”.
Pues dicho y hecho. Fue contestada su intervención con una amenaza de la diputada comunista Dolores Ibárruri, tan aclamada por el socialcomunismo contemporáneamente por quienes no tienen ni flores de historia, quien se expresó así: “Este hombre ha hablado por última vez”.
Una verdadera vergüenza para los demócratas que estos individuos se pronunciasen en estos términos y bociferasen representar la democracia, la democracia del pucherazo era la que representaban, es decir, la antidemocracia.
No fue la última amenaza pronunciada desde los escaños izquierdistas en las Cortes contra la derecha en la oposición a la que injustamente había quedado relegada.
En la sesión del 1 de julio, en el Parlamento, el diputado socialista Ángel Galarza, de nuevo amenaza a Calvo Sotelo:
“Pensando en Su Señoría, encuentro justificado todo, incluso el atentado que le prive de la vida”.
Lo de Calvo Sotelo fue una muerte anunciada, no fue un atentado simplemente, fue un cobarde linchamiento del mal contra el justo. Lógicamente a estas tremendas palabras siguió una respuesta verbal, se formó un tumulto, pero el diputado socialista Galarza no retiró sus palabras.
El 13 de julio Calvo Sotelo fue asesinado, se había cumplido la amenaza socialista. ¿Quién empezó pues la Guerra Civil?. Entendemos que queda muy claro. Las fuerzas policiales adeptas al PSOE y subyugadas a las órdenes del gobierno socialcomunista secuestraron a Calvo Sotelo, en su casa, esto sucedía después de haber intentado secuestrar a Gil Robles, que era el jefe de la oposición. Poco después del secuestro, mataron a Calvo Sotelo de un disparo en la nuca. Terrorismo puro, lo mismo que hizo ETA con Miguel Ángel Blanco.
En estas duras imágenes vemos a José Calvo Sotelo, tras haber sido asesinado por los socialistas, en la camilla junto a algunas pertenencias como su sombrero y chaqueta, junto a la camilla el forense, Dr. Piga, junto a políticos y trabajadores del centro.
El asesinato de Calvo Sotelo determinó que gran parte de la población se pronunciase en favor de la rebelión contra el Frente Popular, que ahora estaba en el mismísimo Gobierno de la Nación. El Frente Popular era la expresión "popular", la "utilización del populacho" contra España a favor de la ideología y de los fines de Rusia. Para más inri, los asesinos no fueron castigados. ¿Cómo iban a serlo si el crimen salía desde el mismo Gobierno y de la intención de parlamentarios como los ya citados?.
No solo no se castigó a los asesinos sino que el gobierno del Frente Popular horas después enloqueció deteniendo a docenas de personas de derechas.
Gil Robles después de haberse producido el asesinato de Calvo Sotelo denunció que los escoltas de José Calvo Sotelo, que eran miembros de un cuerpo armado del Estado, recibieron órdenes de desamparar al político.
Ya el diputado de la Lliga Regionalista Catalana Juan Ventosa Calvell, había denunciado con anterioridad al día 13 de julio que se preparaba un atentado contra Calvo Sotelo y que se habían dado “órdenes para que se deje impune”.
Pero con anterioridad a este crimen, como respuesta y para dar solución al caos en España, una parte del ejército ya estaban preparando un alzamiento. La cúpula del ejército se reune y elige a Franco como la persona que debe ponerse al frente de tal misión, en principio no quería pero obedece órdenes.
Además de los mandos de tendencia más conservadora, incluso los había partidarios del carlismo o la Falange, también entre ellos había militares afectos a la República, como el general Gonzalo Queipo de Llano, que sirvió como Jefe del Cuarto Militar del presidente de la República, con Niceto Alcalá Zamora; y también los había masones era el caso de los generales Aranda, Muñoz Castellanos y Cabanellas, el último, como general de más edad entre los alzados, asume la jefatura de la Junta de Defensa Nacional de Burgos.
El asesinato de Calvo Sotelo
- les daba un gran respaldo entre una parte muy considerable de la ciudadanía
- muchos españoles que hasta entonces estaban dudosos, se dan cuenta de España no es que se dirigiera, es que estaba ya en una dictadura socialista.
- La sociedad española presentaba gran crispación por
- la violencia política
- y a la inacción del gobierno del Frente Popular
El asesinato de Calvo Sotelo decantó la opinión en contra de aquella pretendida "democracia" que no era tal, y aquel atentado se convierte en el detonante que provoca la Guerra Civil.
Esta aseveración no es ninguna deducción como historiadora, sino que incluso se contempla en las hemerotecas, pues así lo entendió Julián Zugazagoitia, editor del diario “El Socialista”, cuando tuvo noticia del asesinato por Luis Cuenca, que fue el autor del disparo que segó la vida de Calvo Sotelo. Publicó en el periódico unas palabras que expresaban su intuición, eran fiel reflejo del futuro inmediato, dijo claramente que: “Ese atentado es la guerra”.
Los crímenes cometidos contra la Iglesia y los católicos a manos de los socialcomunistas del Frente Popular y del socialismo radical de Largo Caballero fueron la expresión del odio de la izquierda en España pero también fue lo que determinó que los católicos se posicionasen de parte de los alzados, que no hacían más que cumplir la misión inherente al Ejército: defender España y al pueblo español.
Antes, desde 1931 los ataques contra la Iglesia y los católicos había sido feroz pero después de declararse la Guerra Civil las izquierdas se desatan salvajemente protagonizando toda clase de persecuciones, crímenes, torturas, matanzas, contra los católicos, religiosos o seglares, curas o monjas, quema de iglesias, conventos, archivos..., las vístimas según estima la historiografía fueron:
- 13 obispos,
- 4.184 sacerdotes,
- 2.365 religiosos
- 283 religiosas, (muchas de éstas, además, violadas),
- miles de laicos.
Tanto en España como extramuros de ella estas persecuciones y bárbaros crímenes provocaron una tremenda conmoción, tanto entre católicos como no católicos testigos contemporáneos de estos hechos, testigos presenciales o informados por la prensa. Lo mismo pasó en España entre 1931 a 1939, fecha en que termina la guerra, que pasara en 1917 en las persecuciones bolcheviques de 1917.
La derecha y los católicos de muchos países ofrecen su apoyo y ayuda al bando nacional. Aquella lucha se entendió desde el bando nacional no como un enfrentamiento entre democracia y dictadura, la dictadura no era el objetivo, sino un régimen presidencialista provisional, aunque después durase 40 años. Más bien se entendía como una lucha entre la civilización occidental liberal y cristiana frente a la alienación y opresión del sistema comunista. En Rusia Stalin había puesto en marcha ya su sistema de purgas en la URSS, habiendo ofreció su ayuda en la guerra a la República.
Por otra parte, -aunque parte fundamental-, el Gobierno que instaura en España el Frente Popular no fue
- ni un gobierno porque sembró el caos y la anarquía terrorista más absoluta
- ni legítimo, nace del pucherazo socialcomunista en las elecciones que la historiografía ha dejado sobradamente probado,
- ni democrático, del pucherazo se pasa al gobierno dictatorial donde la izquierda quiere hacer su voluntad contra viento y mares, sin contar con la ciudadanía, que es la que legitima o deslegitima el poder.
En España en 1936 no había un Gobierno legítimo, tampoco era democrático porque se había instaurado el sistema comunista de la llamada "dictadura del proletariado" que, viene a ser lo que fuera en el absolutismo ilustrado un "todo para el pueblo pero sin el pueblo".
Verdaderamente eran criminales aquellos que en loor de la democracia y de la dictadura dle proletariado cometían las mayores atrocidades, desde el poder, quedando sus crímenes impune. Concretamente en el crimen de Calvo Sotelo, fue una muerte anunciada, se apoyó el asesinato desde el mismo Gobierno, prometiendo impunidad, cuando se comete, los asesinos quedan impunes.
Estaba a la orden del día la violación de los derechos civiles y se obvia la legalidad para dejar al margen de la escena política a la oposición.
El Gobierno leva a la sociedad a un clima de violencia propio de un país en guerra. Así que, en este estado de la cuestión, el Alzamiento Nacional del 18 de Julio, viene para reconducir la situación. La izquierda amarilleó desde entonces la prensa, la historiografía y sembró ideas erróneas en las mentes de la ciudadanía, porque si no ganaban la guerra de una forma querían hacerlo de otra. Pero la historia es la que es, no la que inventen ellos.
En España de hecho lo que había era una dictadura, pero no después de 1936 sino con anterioridad, sobre todo los años que van entre 1931 y 1936, la dictadura socialcomunista que seguía los presupuestos comunistas de la URSS, que pretende dominar el mundo ideológica y fácticamente, en un periodo en que las fuerzas políticas a nivel mundial se polarizan entre La URSS, como unión de repúblicas socialistas soviéticas, de la que por muy poco no llegó a formar parte España; y los EE, estados unidos de América, que representan el liberalismo y la libertad frente a la dictadura comunista y la alienación y descenso de la población a categoría de simple número al servicio exclusivo de la élite gobernante comunista.
No se trataba de elecciones, ni de gobernar según el criterio expresado en urnas, ya no se podía fiar nadie de esos procedimientos. Se trataba de supervivencia, personal, nacional, de la civilización como hasta entonces se había conocido frente a la alienación del sistema comunista que pisotea los derechos más elementales de los ciudadanos.
Es cinismo puro la crítica que el socialcomunismo hace del Alzamiento Nacional, olvidando que en su momento ensalzaron el golpe de Asturias pronunciado en 1934, o que critiquen la mal llamada dictadura franquista los mismos que ensalzaban la dictadura brutal de Lenin, Stalin, Trotsky. La dictadura de Lenin asesinó, solamente en seis años, diez veces a más personas que el régimen de Franco en cuatro décadas, ajusticiamientos que no se hicieron arbitrariamente sino aplicando la ley del momento y previo juicio, consejo de guerra o juicio sumarísimo, pero con la justicia presente, no arbitrariamente.
La Guerra Civil española no fue una lucha entre elementos demócratas y antidemócratas, sino entre el caos y el orden, entre el terrorismo y la justicia, entre la anarquía y el liberalismo. Pero también hay que tener en cuenta que muchas personas luchan en el bando en el que les toca por posiciones territoriales fácticas de uno u otro bando, aparte la ideología que cada cual tuviese, era supervivencia. Se trataba de volver a la normalidad, la que se había perdido desde que entró en el gobierno el socialcomunismo y se hizo fuerte con terrorismo intelectual, terrorismo de Estado, anarquía, crímenes, violaciones, quemas de iglesias, conventos...Pero en ambos bandos había ciudadanos que confiaban en que España volviese a la democracia y a la normalidad, en ambos bandos había pesonas buenas y algunas no tan buenas. Es inutil y patológico recrear y actualizar la Guerra Civil que terminó en 1939. Hay que vivir el presente, el pasado ya se fue y el futuro no ha llegado pero se construye en el presente, no con odios del pasado sino con la esperanza en el futuro.