Rótulo de la calle Conde Negro, en Sevilla
Existe constancia de la existencia del Conde Negro en una cédula real de los Reyes Católicos de 8 de Noviembre de 1475, la carta real se refiere a Juan de Valladolid, un hombre de raza negra, portero de cámara de los Reyes Católicos, al que dan título de Mayoral y Juez de todos los Negros e Loros, -llamándose así a los mulatos-, libres o cautivos, que están en Sevilla o están cautivos en la ciudad y su arzobispado. Lo refiere también el cronista Ortiz de Zúñiga en sus Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, 1677 . Dice Ortiz de Zúñiga:
"Eran en Sevilla tratados los
negros con gran benignidad desde los tiempos de don Henrique Tercero,
permitiéndoles juntarse a sus bailes y fiestas en los días feriados, con que
acudían gustosos al trabajo y toleraban mejor el cautiverio"
Había años que desde los puertos de Andalucía se frecuentaba la navegación a
las costas de Africa y Guinea, de donde se traían esclavos negros, de que ya
abundaba esta ciudad... Sobresaliendo algunos en capacidad, se daba a uno
título de Mayoral, que patrocinaba a los demás con sus amos y, con las
Justicias, componía sus rencillas. Hállase así en papeles antiguos y acredítalo
una cédula de los Reyes Católicos, dada en Dueñas a 8 de noviembre de este año
-1475-, en que dieron título a uno llamado Juan de Valladolid, su Portero de
Cámara:
"Por los muchos buenos, é leales, é señalados servicios que nos habeis
fecho y fazeis cada día, y porque conocemos vuestra suficiencia y habilidad y
disposición, facemos vos Mayoral e Juez de todos los Negros e Loros (
mulatos ), libres o captivos, que están é son captivos é horros en la
muy noble y muy leal Ciudad de Sevilla, é en todo su Arzobispado, é que no
puedan facer ni fagan los dichos Negros y Negras, y Loros y Loras, ningunas
fiestas nin juzgados entre ellos, salvo ante vos el dicho Juan de Valladolid,
Negro, nuestro Juez y Mayoral de los dichos Negros, Loros y Loras; y mandamos
que vos conozcais de los debates y pleitos y casamientos y otras cosas que
entre ellos hubiere é non otro alguno, por cuanto sois persona suficiente para
ello, o quien vuestro poder hobiere, y sabeis las leyes é ordenanzas que deben
tener, é nos somos informados que sois de linage noble entre los dichos
negros":
En Sevilla había el mayor número de negros censado, más de
6.000, siendo éstos sirvientes, esclavos o libertos negros, de todas las ciudades
europeas en la época.
En la ciudad una calle recuerda a aquel personaje.
En dicha calle había también en un hospital, que fundara el arzobispo D. Gonzalo de Mena, para la asistencia de los esclavos negros, se fundó en la zona porque era el lugar donde se concentraba la población negra en mayor medida en la ciudad y la construcción del hospital, a su vez, propició el establecimiento de negros en la zona.
Los mercaderes tratantes de negros traían a Sevilla esclavos que eran vendidos en subasta para servicio en distintas labores, pero la mayoría, al envejecer o al enfermar eran abandonados por sus dueños a su suerte, quedando totalmente desamparados. Ante tal situación, el Arzobispo Gonzalo de Mena funda aquel hospital, que en principio era llamado Hospital Mena, con objeto de acogerlos y atenderlos, funciones patrocinadas por la Hermandad de luz de Santa María de los Ángeles, cuyos cofrades se encargaban igualmente de la institución y el culto de la capilla.
El hospital fue fundado 1393 y habría estado junto al hoy desaparecido Convento de San Agustín, dedicado inicialmente a la Virgen de los Reyes, más tarde se conoció como Virgen de la Estrella o Virgen de Gracia, según Ortíz de Zuñiga; o también Ntra. Sra. de los Ángeles, el definitivo. Este es el origen de la Hermandad de los Negritos de Sevilla.
La calle Conde Negro se sitúa entre la Puerta Osario y San Roque, entre la calle Recaredo y Muro de los Navarros. En sus orígenes estaba extramuros de la ciudad y ahora queda dentro de la circunvalación de la Ronda. Esta calle es testigo de la historia de los negros en Sevilla entre los siglos XV, XVI y XVII, que -como nos transmitiera Ortiz de Zúñiga-, “…eran en Sevilla tratados los negros con gran benignidad desde los tiempos de don Henrique Tercero, permitiéndoles juntarse a sus bailes y fiestas en los días feriados, con que acudían gustosos al trabajo y toleraban mejor el cautiverio…”.
Juan de Valladolid tomó posesión del cargo y estableció su residencia en una casa de la calle de Santa Cecilia, que es la misma que hoy tiene el título del Conde Negro, pues así fue conocido.
Al respecto dice Manuel Chaves Rey en sus Páginas sevillanas: Sucesos históricos, Personajes célebres, Monumentos notables, Tradiciones populares, Cuentos viejos, Leyendas y Curiosidades, de 1894, que:
“no resultaron desmentidas por los hechos las palabras que en su cédula dedicaban los Reyes Católicos a Juan de Valladolid, pues éste, obrando con singular astucia, y ajustándose a la más puntual justicia, desempeñó su empleo con toda satisfacción y demostrando palpablemente las buenas dotes que poseía.
Pocas son las noticias biográficas que del Conde Negro se han conservado hasta nuestros días, ignorándose con exactitud la fecha de su muerte, que se supone ocurrida en los comienzos del siglo XVI, sin que tampoco se sepa el lugar donde recibió sepultura y otras circunstancias particulares que de seguro ofrecerían gran interés ahora.
Cuenta la tradición que la casa donde vivió Juan de Valladolid era entonces de gran amplitud y buen aspecto y corresponde a la señalada más tarde con el número 30, la cual conservó largos —78— años en cierto hueco de su fachada una cabeza de barro que se tenía por auténtico retrato del famoso Mayoral de los negros.
En este edificio tenía el honorario Conde su tribunal, ante el que concurrían a diario multitud de negros y negras a ventilar sus cuestiones y a resolver sus disputas, las cuales era oídas con gran calma y flema por Juan de Valladolid, quien, representando con toda gravedad su importante papel, después de escuchadas ambas partes, solía dirigir una larga arenga a los que litigaban, condenando luego allí mismo a aquellos que lo merecían.
Varias anécdotas conozco del Mayoral y juez de los negros, así como algunos actos de justicia por él practicados, que corren todavía en boca de las gentes, las cuales suelen atribuirlos a otros personajes que nada tienen que ver con Juan de Valladolid.
Presidía éste todos los domingos los festejos que sus gobernados celebraban en las afueras de la puerta de Carmona y, para ello, se colocaba en un estrado, desde el cual daba las órdenes oportunas y que creía más convenientes para el buen orden de los bailes, de los coros, de las máscaras o de la diversión que se estuviera celebrando.
Célebre fue Juan de Valladolid y célebre es también la calle donde tuvo su residencia, en la cual, como dije al principio, se han refugiado los descendientes de aquellos originales tipos que tanto renombre dieron en otros siglos a la Macarena, a la Costanilla y a la Morería[1].
[1] CHAVES REY, Manuel: Páginas sevillanas: Sucesos históricos, Personajes célebres, Monumentos notables, Tradiciones populares, Cuentos viejos, Leyendas y Curiosidades, 1894. Sevilla [s.n.] Imp. de E. Rasco, pp.75-77.