Misterio, leyenda y realidad envuelven la literatura del
pueblo fenicio, pero todo lo que queda son una serie de inscripciones, algunas pocas
de las cuales tienen carácter netamente literario, constituyendo alguna
narración histórica, poemas, etc., monedas, fragmentos de la Historia de
Sanjuniatón y del Tratado de Magón, o la traducción al griego del viaje de
Hannón el Navegante y el texto del Poenulus de Plauto.
Tuvieron bibliotecas y una rica producción literaria
heredera del pasado cananeo, de la que son una parte ínfima las obras redactadas
por Filón de Biblos o Menandro de Éfeso.