El pueblo fenicio fue un crisol que contribuyó a crear un
importante vínculo entre las civilizaciones mediterráneas y entre las formas
artísticas del mundo antiguo, más aún, tanto por imitación, fusión como por la
difusión de estas, aunque no se hay por muchos considerado como un original
creador de una gran cultura propia.
Los fenicios utilizaban un alfabeto fonético, los mismos griegos
lo adaptaron a su lengua propia y serviría posteriormente de modelo para los
posteriores alfabetos occidentales. Este alfabeto tenía veintidós signos para
las consonantes, no tenía vocales, y fue muy importante por su sencillez y
practicidad, se diferenciaba por ello de otros alfabetos coetáneos que solo
dominaban los escribas y los altos funcionarios, tras un complicado
aprendizaje.
La cultura fenicia fue de gran importancia en su época pero
no han quedado demasiadas huellas de su historia. Su presencia en textos de
otros pueblos nos dan a conocer este pueblo, tal es el caso de los asirios,
babilonios y de los griegos.
Su histórica presencia se estudia principalmente en los restos
arqueológicos que constituyen las ruinas de las ciudades que fueron colonias de
Sidón o Tiro, como las de Cerdeña y Andalucía y, sobre todo, en las
establecidas en la isla de Chipre.
En cuanto al arte fenicio, sus producciones fueron más
artesanales que artísticas, y domina la influencia egipcia en sus esculturas,
cerámicas, joyas y objetos de metal, desde el siglo X a. C., la fecha más antigua que suele asignarse al
arte fenicio es siglo X a.C., con influencias y elementos asirios, hasta llegar
al siglo VII a. C.
A partir del siglo VII a.C. primará la influencia griega, sus
producciones artísticas incluso se confunden con las griegas, como también se
confunden las anteriores al siglo X a. C. con las producciones artísticas asirias
y egipcias.
La arquitectura se deduce más por los dibujos de los sellos
y otros relieves que por las propias ruinas de sus edificios, aunque existen algunos
restos arqueológicos de piezas arquitectónicas hallados en Chipre y Fenicia,
como el capitel con volutas, inspirado en el arte oriental y que bien pudo ser
el antecesor del capitel jónico.
Los templos fenicios tenían el santuario sin cubierta, como
el de Biblos. En él se daba culto a una piedra, de forma cónica que entendían como una piedra
caída del cielo. La piedras se situaba en el centro de la estancia a la que
precedía un atrio rodeado de columnas.
Los enterramientos eran en sarcófagos suntuosos, sarcófagos
antropoides, labrados de piedra, sidonitas, que se adaptaba al contorno de la figura
humana como era el caso de los de la madera egipcios.
El arte fenicio se fue extendiendo por toda la costa
mediterránea, llegando a influenciar a las culturas autóctonas, como Tartessos,
donde se llegó a tener una importante aculturación.