En octubre de 1833, tras la muerte de Fernando VII, se inició oficialmente la guerra civil debido a la disputa sucesoria entre los partidarios de Carlos, hermano del rey, y los partidarios de Isabel, su hija, representada por su madre como reina regente. Aunque los bandos ya se habían formado previamente, divididos en absolutistas y liberales. En Extremadura, los liberales lograron reducir y fusilar a los principales líderes carlistas. En el último trimestre de 1835, como parte del esfuerzo general del gobierno isabelino para organizar una fuerza militar regular en España, se pretendía prevenir el avance de las partidas carlistas manchegas y las acciones de las autóctonas. Se requería establecer y estructurar un cuerpo más profesionalizado y reglamentado. Desde el inicio de la guerra, se solicitó la participación fuera de Extremadura de los regimientos de milicias provinciales de Badajoz, Plasencia y Trujillo, además de las fuerzas regulares del Ejército. A principios de 1835, Badajo