Ir al contenido principal

Eugenia de Montijo

File:Eugénie imperatrice.jpg


El 11 de julio de 1920, muere en Madrid a los 94 años de edad, María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, condesa de Teba, más conocida como Eugenia de Montijo, Emperatriz de Francia (30 de enero de 1853-11 de enero de 1871) esposa de Napoleón III.








Conoció al futuro emperador y se casó el 30 de enero de 1853; el soberano acababa de ser rechazado por la princesa Adelaida, que era sobrina de la reina Victoria; y en un discurso pronunciado antes de su boda, Napoleón III dijo al auditorio: «Prefiero casarme con una mujer a la que amo y respeto que con una desconocida, con la que una alianza podría tener ventajas mezcladas con sacrificios», comentario que fue visto con sarcasmo desde Gran Bretaña y los periódicos británicos lanzaron comentarios sobre la unión entre una aristócrata con un miembro de la familia Bonaparte.


El 16 de marzo de 1856, Eugenia dio a luz a su único hijo, Luis Napoleón, Príncipe Imperial; y gracias a su belleza y a su elegancia, Eugenia contribuyó en forma destacada al encanto que desprendía el régimen. Su forma de vestir era reconocida e imitada en toda Europa.

 

El interés que sentía la emperatriz de los franceses por la vida de la reina María Antonieta, esposa de Luís XIV, guillotinada en la Revolución Francesa, expandió la moda neoclásica, haciéndose estilo muy popular durante el reinado de Luis XVI.


 

Murió a las ocho y media de la mañana en el Palacio de Liria (Madrid), durante una de sus visitas a España, su país natal (Granada, 5 de mayo de 1826). Su muerte fue consecuencia de un ataque de uremia.



Inmediatamente su cuerpo fue trasladado en tren a París, acompañado por una comitiva que incluía al duque de Alba, el duque de Peñaranda, las duquesas de Tamames y Santoña y el conde de Teba. El féretro fue recibido en la estación de Austerlitz por los príncipes Murat, el Embajador de España y miembros de la nobleza francesa y española que le rindieron homenaje durante más de tres horas. 

Posteriormente el cuerpo fue trasladado a Le Havre y Farnborough bajo custodia del diplomático español Carlos de Goyeneche. La emperatriz fue enterrada en la cripta imperial de la Abadía de Saint Michael en Farnborough (Inglaterra), al lado de su esposo y de su hijo, que había fallecido en África.

Entradas populares de este blog

Historia breve de la reina cadáver en el trono de Portugal

El trono de Portugal fue ocupado en el siglo XIV por una reina que fue coronada póstumamente. Inés de Castro fue una gallega noble y poderosa que llegó a Portugal como dama de compañía de su prima Constanza que fuese la futura esposa de Pedro I, heredero del trono de Portugal. Pero Pedro e Inés se enamoraron al verse y se hicieron amantes al poco tiempo. En el año de 1344, el padre de Pedro, el rey Alfonso IV, atento a estos amores, mandó a Inés a Badajoz para alejar a los amantes, pero lejos de separarlos la distancia incrementó la fuerza de este amor. En 1345 Constanza muere tras dar a luz y, entonces, Pedro manda llamar a Inés contra la voluntad de su padre. Los enamorados se instalan en Coimbra para vivir juntos y de esta unión, clandestina, nacen cuatro hijos. Para poder casarse solicitan dispensa papal porque el Derecho Canónico prohíbe las uniones entre primos carnales, necesitan pues un breve papal que dispense esta consanguinidad. Su petición es...

Literatura fenicia

    Misterio, leyenda y realidad envuelven la literatura del pueblo fenicio, pero todo lo que queda son una serie de inscripciones, algunas pocas de las cuales tienen carácter netamente literario, constituyendo alguna narración histórica, poemas, etc., monedas, fragmentos de la Historia de Sanjuniatón y del Tratado de Magón, o la traducción al griego del viaje de Hannón el Navegante y el texto del Poenulus de Plauto. Tuvieron bibliotecas y una rica producción literaria heredera del pasado cananeo, de la que son una parte ínfima las obras redactadas por Filón de Biblos o Menandro de Éfeso.

Sobre el calendario egipcio

    El perfecto calendario egipcio     La necesidad de prevenir la crecida anual del Nilo estimuló a los egipcios a la elaboración de un buen calendario. El pueblo egipcio lo hizo fijando la duración de un año según la inundación anual del Nilo. Constaba de 365 días divididos en 12 meses de 30 días cada uno, a los que añadían cinco más, conocidos como epagómenos. Estos días se dedicaban en Egipto a celebrar el nacimiento de cinco señores vinculados a la creación del mundo, al inicio de la vida del hombre sobre la tierra y a los conceptos de luz y oscuridad. Eran Osiris y su esposa Isis, vinculados a la luz, Set y su esposa Neftís vinculados a la oscuridad y además Horus, hijo de Isis, vinculado al sol naciente y a la legitimidad del rey. En estos cinco días epagómenos, Nut, creo que es nuestra madre Eva, personific...