Miguel Bayo o Miguel du Bay u en latín Michael Baius nace en Mélin, Hainaut, en 1513 y fallece el 1 de septiembre de 1589. Profesor de Teología en la Universidad de Lovaina, fue sacerdote católico y eminente teólogo flamenco. Pero Pío IV le ordenó silencio en el año de 561 y al no obedecerle, sería condenado por Bula Ex omnibus afflictionibus suscrita por San Pío V en el año de 1567 y ratificada la sentencia en la Bula Provisionis nostræ por Gregorio XIII; y, posteriormente, por Urbano VIII en In eminenti Ecclesiæ militæ en el año de 1641.
Miguel Bayo estudia filosofía y teología en Lovaina y en esta universidad obtiene el título de magister artium en el año de 1533.
Desde el año 1541 es rector del Colegio de Standonc.
En 1544 ejerce como maestro de filosofía mientras terminaba sus estudios de teología, alcanzando también el grado de magister en el año de 1550.
Un ño después, 1551, es profesor del emperador Carlos V a quien instruye en Sagrada Escritura.
Estudia a San Agustín y sus conclusiones lo hacen pronunciar nuevas interpretaciones y tesis, siendo 18 de ellas condenadas como heréticas en la Universidad de la Sorbona.
En 1563 lo tenemos participando, aunque no muy activamente, en el Concilio de Trento.
realiza una profusa labor de publicación entre 1564 y 1566 profundizando en las tesis que ya habían sido condenadas por la Iglesia.
San Pío V mediante la Bula Ex omnibus afflictionibus le condenó 76 tesis que relacionadas versaban sobre la gracia aunque no aludían el tema directamente.
En el año de 1569, Bayo apeló al Papa quien le confirmó la heterodoxia de sus tesis, por lo que Bayo reniegaa públicamente de las afirmaciones pronunciadas y condenadas.
En 1577 mantiene controversia contra el calvinista Felipe Marnix.
En 1580, las tesis heréticas y controvertidas serían objeto de una nueva condena a manos del papado, encarnado ahora por Gregorio XIII, pero no llega a perder su título de canciller de Lovaina; y se producen disturbios en aquella Universidad que contribuyen a aclarar la postura de Bayo que no quería ser tachado de hereje.
En el año de 1587 participó en disputa con los jesuitas por la Universidad.
Su pensamuento es llamado bayanismo y gira alrededroe del tema de la gracia divina y también del estado inicial del hombre en la creación, antes del pecado. Concluye sobre la incapacidad de los no bautizados para poder realizar buenos actos siendo el telón de fondo la voluntad de subrayar y de valorar la redención realizada por Jesucristo adecuadamente.
Según Bayo, el hombre anterior al pecado original gozaba de los dones de la amistad con Dios, estando dotado de virtudes que le impedían cualquier desorden. Entendía que todas las facultades en el hombre estaban ordenadas y que este actuaba guiado por la inteligencia a la que iluminaba la fe.
En el estado originario y natural aparece el mal que acarrea el pecado, que es una corrupción en la naturaleza del hombre. La redención le hace recibir de nuevo los dones “naturales”, le devuelve su perfección natural. Esto no viene a significar que esta perfección inicial y redimida no se trate de un don divino, sino que más bien y sencillamente es parte de la naturaleza humana.
El hombre alcanza la salvación, vida eterna, no por “gracia” sino por propios méritos porque ha recibido con su existencia, con su cualidad de hombre, todo lo necesario para poder vivir eternamente con Dios.
Sin embargo considera que es tal el daño en la naturaleza humana tras los efectos del pecado original que el hombre queda incapacitado para querer el bien y rechazar la tentación, explicando de este modo y afirmando que el niño que muere sin ser bautizado, no es que se vaya al limbo, sino que directamente es condenado al infierno.
Interpreta la corrupción del hombre como servidumbre y expresa de estemodo el desorden de las humanas facultades y la imposibilidad en el hombre de que su voluntad quiera el bien moral que es lo que debe realizar.
Otro de los temas más controvertidos de su pensamiento era la opinión sobre el Papa. Bayo entendía no una jurisdicción papal que se ejercía sobre todas las diócesis, sino que más bien habría de entenderse en condición de patriarca universal. Según Bayo el Papa no debía interferir en los conflictos entre los fieles y sus obispos, ni tendría potestad para otorgar jurisdicción sobre una diócesis a ningún obispo.