Esta iglesia, originalmente, recibió el nombre de Santa Maria in
Capitolio, por su ubicación en dicha colina; pero en el siglo XIV ya
había sido rebautizada. Se construyó o bien sobre el templo de Juno
Moneta, erigido sobre el Arx, o reemplazó el auguraculum, sede de los
augures. El icono ya estaba en la primitiva iglesia cuando la regían los
benedictinos. Los franciscanos sustituyeron a los benedictinos y la
reedificaron en 1250, custodios desde entonces de la imagen.
Una leyenda medieval narra que la iglesia está construida sobre un “Ara primogeniti Dei” de César Augusto, donde la sibila tiburtina profetizó a Augusto la llegada de un Salvador. Por esta razón las figuras de Augusto y de la Sibila Tiburtina se encuentran pintadas a ambos lados del arco sobre el altar.
El icono es una pequeña tabla de haya (82X51 cm), con la Virgen representada de frente, de medio cuerpo sobre un fondo dorado y con nimbo también dorado, con la cabeza cubierta por un velo con pequeñas cruces y una decoración similar a las estrellas. Una cara con ojos grandes, una nariz recta, mejillas rojas y la mano derecha levantada levemente en ademán de intercesión.
El Carbono 14 ha datado el soporte lígneo en el siglo VII. La pintura actual se sitúa en el último cuarto del siglo XI. Su iconografía deriva de la Madonna de San Sixto, hoy en Monte Mario, según el prototipo griego de la Hagiosoritissa o Avvocata (Abogada). Ha sufrido muchas restauraciones, sobre todo en el fondo dorado, la mano izquierda, el manto de la Virgen y el cuello.
Su fama milagrosa se expandió sobre todo en 1348 al atribuirse a su intercesión el cese de la peste, tras haberse portado en procesión a San Pedro. En acción de gracias se levantó la escalinata de piedra que le da acceso por colecta popular: 124 escalones. Coronada por el Cabildo Vaticano en 1636.
Una leyenda medieval narra que la iglesia está construida sobre un “Ara primogeniti Dei” de César Augusto, donde la sibila tiburtina profetizó a Augusto la llegada de un Salvador. Por esta razón las figuras de Augusto y de la Sibila Tiburtina se encuentran pintadas a ambos lados del arco sobre el altar.
El icono es una pequeña tabla de haya (82X51 cm), con la Virgen representada de frente, de medio cuerpo sobre un fondo dorado y con nimbo también dorado, con la cabeza cubierta por un velo con pequeñas cruces y una decoración similar a las estrellas. Una cara con ojos grandes, una nariz recta, mejillas rojas y la mano derecha levantada levemente en ademán de intercesión.
El Carbono 14 ha datado el soporte lígneo en el siglo VII. La pintura actual se sitúa en el último cuarto del siglo XI. Su iconografía deriva de la Madonna de San Sixto, hoy en Monte Mario, según el prototipo griego de la Hagiosoritissa o Avvocata (Abogada). Ha sufrido muchas restauraciones, sobre todo en el fondo dorado, la mano izquierda, el manto de la Virgen y el cuello.
Su fama milagrosa se expandió sobre todo en 1348 al atribuirse a su intercesión el cese de la peste, tras haberse portado en procesión a San Pedro. En acción de gracias se levantó la escalinata de piedra que le da acceso por colecta popular: 124 escalones. Coronada por el Cabildo Vaticano en 1636.