El auge de la Hermandad de la Vera Cruz de Sevilla coincide con la concesión de Bulas y otros Privilegios. El 28 de mayo de 1543, Fray Juan Calvo, Superior General de la Orden Franciscana, extiende desde Logroño una cédula en favor de todos los cofrades de la Vera Cruz. Por medio de la Cédula los hermanos serían partícipes de todos los bienes espirituales y méritos que la Orden ganase por sus buenas obras. Más tarde Pío IV y Gregorio XIII conceden nuevas gracias e indulgencias a la Hermandad; y esto, junto con la fama y admiración de sus cultos, sus numerosas obras de caridad y el ser una de las más ricas y antiguas de la ciudad, conviertan a la Hermandad de la Vera Cruz en la primera de todas y modelo de imitación. En 1562, Felipe II entra como hermano con lo que a partir de ahora disfrutará de su protección real.