Ir al contenido principal

La Virgen orante de La Carretería






Por Ramón de la Campa Carmona

Hay determinadas cosas que no se pueden perder, porque forman parte de la tradición aquilatada a lo largo de los siglos, y que, a la par que identifican y distinguen, tienen un alto significado simbólico.

La oración, la súplica, siempre ha ido acompañada de gestos, porque el hombre necesita expresarse también a través del cuerpo.
En nuestra tradición cristiana la postura más antigua es la abrir los brazos, como Jesús en la Cruz, sometiéndose a la voluntad suprema, y volcar las palmas hacia Dios, acompañando la mirada, con las manos abiertas que imploran la fuerza divina.


Esta es la postura que presenta la imagen del Mayor Dolor en su Soledad de la secular cofradía de la Carretería desde que tenemos de ella memoria gráfica. 


María, en el momento supremo del Calvario, ratifica su fiat de Nazaret y se encomienda al Padre, entregándose con su Hijo, como Nueva Eva, por la redención del mundo.


Este año la sagrada imagen estrena saya, símbolo del amor de una de sus hijas que, por medio de ella, como una ventana abierta al absoluto, reconoce a la Madre de Dios como su más seguro refugio. Sin parafernalias, sin alharacas, sin circo mediático... Simplemente en el diálogo entre Madre e hija. Esa es la auténtica devoción.


Estrena también vestidor, mi buen amigo Antonio Bejarano, que ha entendido perfectamente que esta postura forma parte neta de la significación de la imagen. Tan sólo una innovación, el abrir un poco más los brazos, lo cual no altera para nada el sello característico de la imagen.


Hay personas que, quizás, por las noticias, no habían reparado antes en ello y lo hacen ahora creyéndolo novedad, pero no es así aunque sí en cierto modo, es la perenne novedad de lo perfecto que nunca deja de conmover. Dixit.







 

Entradas populares de este blog

Historia breve de la reina cadáver en el trono de Portugal

El trono de Portugal fue ocupado en el siglo XIV por una reina que fue coronada póstumamente. Inés de Castro fue una gallega noble y poderosa que llegó a Portugal como dama de compañía de su prima Constanza que fuese la futura esposa de Pedro I, heredero del trono de Portugal. Pero Pedro e Inés se enamoraron al verse y se hicieron amantes al poco tiempo. En el año de 1344, el padre de Pedro, el rey Alfonso IV, atento a estos amores, mandó a Inés a Badajoz para alejar a los amantes, pero lejos de separarlos la distancia incrementó la fuerza de este amor. En 1345 Constanza muere tras dar a luz y, entonces, Pedro manda llamar a Inés contra la voluntad de su padre. Los enamorados se instalan en Coimbra para vivir juntos y de esta unión, clandestina, nacen cuatro hijos. Para poder casarse solicitan dispensa papal porque el Derecho Canónico prohíbe las uniones entre primos carnales, necesitan pues un breve papal que dispense esta consanguinidad. Su petición es...

Literatura fenicia

    Misterio, leyenda y realidad envuelven la literatura del pueblo fenicio, pero todo lo que queda son una serie de inscripciones, algunas pocas de las cuales tienen carácter netamente literario, constituyendo alguna narración histórica, poemas, etc., monedas, fragmentos de la Historia de Sanjuniatón y del Tratado de Magón, o la traducción al griego del viaje de Hannón el Navegante y el texto del Poenulus de Plauto. Tuvieron bibliotecas y una rica producción literaria heredera del pasado cananeo, de la que son una parte ínfima las obras redactadas por Filón de Biblos o Menandro de Éfeso.

Berenguela I de Castilla

  Contexto Histórico y Familiar Berenguela I de Castilla, nacida en Segovia en 1179 o 1180 y fallecida en Burgos el 8 de noviembre de 1246, fue una figura prominente de la nobleza castellana y leonesa. Hija primogénita del rey Alfonso VIII de Castilla y de Leonor de Plantagenet, nieta de Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania, Berenguela estuvo vinculada a importantes casas reales europeas. Su abuela paterna, Berenguela de Barcelona, fue esposa de Alfonso VII de León. Política Matrimonial y Alianzas Inicialmente, Berenguela fue prometida a Conrado de Rothenburg, hijo del emperador Federico I Barbarroja, en 1187. Sin embargo, el compromiso se rompió debido a cambios en la sucesión castellana y las dinámicas políticas europeas. Posteriormente, en 1197, Berenguela se casó en Valladolid con Alfonso IX de León, su pariente en tercer grado. De este matrimonio nacieron cinco hijos. No obstante, el Papa Inocencio III anuló la unión en 1204 por razones de consanguinidad, aunque l...