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La arqueología y Jesucristo. Su casa y ¿sus clavos?


 
En Nazaret, pueblo nativo de la Virgen María, un arqueólogo afirma haber encontrado la casa en la que se crio Jesucristo, éstas son las conclusiones de catorce años de investigación y trabajo arqueológico de campo que el  británico Ken Dark efectuó sobre las ruinas de una vivienda israelí, en Nazaret, del siglo I.

Ya adesde fines del siglo XIX, fueron identificados los restos de una vivienda del siglo I encontrados bajoen el subsuelo del Convento de las Hermanas de Nazaret, en la ciudad israelí de Nazaret, por los especialistas, que aseguraron que podrían serla casa donde vivió au infancia Jesucristo.

En los años treinta del siglo XX, los investigadores desecharon esta teoría por no encontrar pruebas contundentes. Ken Dark, arqueólogo de la Universidad de Reading, ahora vuelve a reavivar la investigación con la publicación del libro The Sisters of Nazareth convent: A Roman-period, Byzantine and Crusader site in central Nazareth, en castellano: Convento de las Hermanas de Nazaret: un sitio de la época romana, bizantina y cruzada en el centro de Nazaret,  en el libro recoge conclusiones tras catorce años de investigación y de trabajo arqueológico de campo sobre las ruinas citadas.

El arqueólogo publicó en la revista Biblical Archaeology Review, en 2015, los hallazgos realizados inicialmente en el enclave, donde sugería que podía haber sido el hogar de María y de José. La confirmación de esta noticia es algo que ya era sabido desde hace tiempo, esta redacción en 1995 ya la visitó, pero ahora, de acuerdo con The Times, se confirma -dicen que por primera vez- que el convento de estas monjas se encuentra sobre una casa del siglo I que ya desde el año 380 se decía que había sido el lugar donde creció Jesús.

La estructura arquitectónica que se conserva habla de la construcción a partir  de una cueva natural, de dos pisos con varias estancias y almacenes dispuestos alrededor de un patio y una terraza en la azotea. La casa tiene una excelente manufactura, según este arqueólogo, lo que también corroboraría el hecho de haber sido realizada por un tekton, que es como se describe la profesión de José en los Evangelios. Esta palabra designaba no solo a un carpintero, sino a quienes además ejercían labores de albañilería y construcción.

Ken Dark habla de las fases de la construcción del edificio, que llegó a conviertirse en cantera y en necrópoli en el período romano; más tarde se construiría una iglesia-cueva sobre el siglo IV, sobre la misma edificación se habría edificado posteriormente otro templo más grande, en superficie, posiblemente en el siglo V. La iglesia aquí construída se habría convertido en la mayor de Nazaret en el periodo bizantino, entre los siglos V al VII. Según Dark al Daily Mail los constructores la hicieron "conservando la casa y probablemente venerándola en su cripta".

Por otra parte un estudio cietífico encuentra restos de huesos y madera en los clavos que fueron relacionados con la crucifixión de Jesucristo. Nos remontamos a 1990, a la excavación en Jerusalén de la tumba de Caifás, -sumo sacerdote que presidiera el tribunal que condenara a Jesucristo y que lo entregara a los romanos-, encontraron clavos ya entonces presentados como los posiblemente usados en la crucifixión de Jesús, afirmación que siempre estuvo rodeada de controversias entre historiadores y arqueólogos. Estos clavos desaparecieron de forma misteriosa pero Simcha Jacobovici, cineasta israelí, llegó a afirmar que los había encontrado y hasta los había usado en su  documental polémico del año  2011 Los clavos de Cristo. Al respecto algunos académicos habrían negado su autenticidad, negaron que pudieran tratarse de los mismos clavos desaparecidos de la tumba de Caifás.

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Pero ahora, un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Tel Aviv ha señalado que sus análisis químico y físico demuestra que proceden de la tumba de Caifás. 

La investigación estuvo a cargo de su director Aryeh Shimron, geólogo israelí, quien ha asegurado en Haaretz que igualmente encontraron rastros microscópicos de madera y también de hueso incrustados en el metal. Según los estudios, estos clavos datarían del siglo I, tendrían unos de 2.000 años de antigüedad y habrían estado presentes en, al meno, una crucifixión.

Shimron aclaró que no ha podido encontrar conexión con Jesucristo. Al respecto dice: "La única evidencia es que fueron encontrados en la tumba de Caifás. ¿Es suficiente? No, puedo decir, ya que prefiero confiar en la ciencia, en lugar de en suposiciones".

La IAA, Autoridad de Antigüedades de Israel, siempre ha sostenido que estos clavos no son de la tumba de Caifás, tampoco ha cambiado su postura con esta nueva investigación. En un comunicado se pronuncián diciendo que:

"Parece razonable que los clavos mencionados en el estudio provengan de una cueva en Jerusalén que data del mismo período. Sin embargo, no se ha demostrado una conexión directa con esta cueva específica. De hecho, incluso si se ha hallado un enlace , todavía no podemos determinar, con certeza, que la cueva sea, de hecho, el lugar de enterramiento del sumo sacerdote Caifás".. "Han surgido preguntas en el pasado sobre, por ejemplo, la simplicidad de la cueva, que no se adaptaba al alto estatus social al que pertenecía".


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