Un emocionante descubrimiento en Itálica, lo que en la Edad Media y Moderna se llamó "Sevilla la Vieja", muy cerca de la ciudad de Sevilla, ha dejado al descubierto lo que parece ser un antiguo circo romano con capacidad para albergar a 80,000 espectadores.
Un estudio geofísico liderado por la Universidad de Sevilla ha revelado "indicios sólidos" de una estructura que habría sido el escenario de las famosas carreras de carros.
Los orígenes de Itálica se remontan a finales de la Segunda Guerra Púnica, alrededor del año 206 a.C. En ese momento, Publio Cornelio Escipión "El Africano" estableció a sus soldados heridos de unidades auxiliares itálicas en una ciudad preexistente, turdetana, de la región alta del Aljarafe, ubicada entre Hispalis (Sevilla) e Ilipa (Alcalá del Río).
Durante la estancia de Julio César en Hispania en el 45 a.C., la ciudad obtuvo el estatus de municipio romano, posiblemente debido a su apoyo en la guerra civil contra las fuerzas de Pompeyo.
La ciudad alcanzó su apogeo a finales del siglo I y durante el siglo II d.C., bajo los reinados de Trajano y Adriano, ambos nacidos en Itálica, convirtiéndose en una colonia que se administraba de manera similar a la metrópoli.
Entre Sevilla e Itálica median siete colinas, como en Roma, que se asienta sobre siete colinas, esto debió también inspirar a los romanos.
A lo largo de los años, los arqueólogos han investigado la ciudad romana de Itálica en busca de evidencia de la existencia de un circo. Aunque se habían encontrado algunos indicios, como un mosaico con escenas circenses y grafitis con representaciones de caballos de carreras en el teatro, no se había localizado el circo en sí. Sin embargo, un nuevo proyecto de investigación realizado por la Universidad de Sevilla en colaboración con la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía afirma haber encontrado vestigios de esta estructura crucial para las carreras de carros, que rivalizaban en espectacularidad con los combates de gladiadores en la Antigua Roma.
Según la Junta, los estudios geofísicos realizados en agosto en una zona al este de la expansión de la ciudad promovida por el emperador Adriano (117-138 d.C.) han proporcionado "indicios sólidos de la existencia del circo de la ciudad de Itálica, incluso permitiendo esbozar una hipótesis sobre su forma". Según los datos preliminares, este gran edificio de entretenimiento ocuparía más de ocho hectáreas de terreno, equivalente a aproximadamente ocho campos de fútbol, y tendría capacidad para albergar a unos 80,000 espectadores, en comparación con los 300,000 del Circo Máximo de Roma.
Los investigadores explican que el circo de Itálica tendría una longitud máxima de 532 metros y una anchura de entre 140 y 155 metros en los carceres, los cajones o casetillas desde donde comenzaban las carreras de caballos o de carros.
Su diseño seguiría el patrón característico de estos edificios, con gradas alargadas alrededor de un espacio de carreras que se articulaba alrededor de un muro central llamado "spina". La base de las gradas se habría construido con una losa de hormigón de 30 metros de ancho y seis metros de profundidad, similar a la utilizada en el anfiteatro y el templo del Traianeum en Itálica.
La existencia de un circo en Itálica se sumaría a los edificios de espectáculos ya conocidos en la ciudad, el teatro augusteo y el gran anfiteatro adrianeo; y la equipararía a otras grandes ciudades del Imperio Romano en la Península Ibérica, como Mérida, Tarragona y Córdoba.
El estudio geofísico involucró la obtención de perfiles con georradar y tomografía de resistividad eléctrica. Esta técnica de prospección eléctrica permite identificar estructuras subterráneas midiendo la resistencia generada por ellas.
Este descubrimiento se llevó a cabo como parte de proyectos de investigación liderados por el profesor José Beltrán Fortes de la Universidad de Sevilla, que se centran en el análisis arqueológico de la construcción de anfiteatros en la provincia Bética romana y la expansión de la ciudad de Itálica durante el reinado de Adriano.