Existen evidencias arqueológicas, pruebas, incluso ejemplares en algunos museos, de que el hombre no siempre ha tenido el mismo tamaño sino que épocas pretéritas el tamaño fue muchísimo mayor que el actual. Lo mismo que desaparecieron los grandes dinosaurios o vieron algunos animales cambiar algunas de sus características, -tengamos presentes para hacernos idea la diferencia entre el mamut y el elefante actual-, el tamaño de los humanos se redujo o sobrevivieron las razás de menos tamaño mientras que desaparecieron las de tamaño mayor. Siempre hemos interpretado que, como la Biblia habla en lenguaje figurado muchas veces y en tono de parábola en otras ocasiones, cuando trata la historia de David y el jigante Goliat, imaginábamos que se trataba de un hombre más alto de lo normal pero nunca podíamos pensar que realmente se tratase de un hombre real de dimensiones descomunales, una raza que convivió algún tiempo con el humano tal y como hoy nos conocemos, pero que desapareció al hilo e