José Arce es el mismo que talló al Jesús de las Penas de la Hermandad de la Estrella, por si os suena...
Fachada de la cabecera del templo. Calle Alemanes.
La
iglesia tiene ocho capillas laterales, cuatro en cada lado. Si trazamos
un recorrido por los pies (lado de la epístola), la primera sería la
Capilla de Santa Bárbara (finales del XVII). La Patrona de Artillería
está flanqueada por Santa Elena y Santa Teresa; en el ático, Santa Ana
con la Virgen Niña.
Retablo del lado del evangelio...
San José con el Niño...
Junto
al presbiterio, y última capilla que nos queda por recorrer en este
lado de la epístola, la de la Virgen del Rosario, de Manuel Pereira
(XVII), flanqueada por Santo Domingo de Guzmán y San Juan Evangelista;
en el ático Santo Domingo de Guzmán recibe el rosario de la Virgen.
Una
vez en su interior, nos encontramos con una iglesia de planta de cruz
latina, de una sola nave longitudinal y el transepto (muy corto). El
crucero se cubre con airosa cúpula troncocónica, en tanto que la nave
principal presenta bóveda de cañón, permitiendo la existencia de
tribunas que alojan grandes estatuas pétreas representando a los cuatro
Evangelistas y a los cuatro Padres de la Iglesia Latina, en grupos de
dos, esculpidas por José Arce en 1657.
Aquí tenéis al Niño montañesino...
La
primera capilla que nos encontramos en el muro del evangelio, a partir
del presbiterio, es la del Cristo de la Corona, Imagen anónima del siglo
XVI, que procesiona el Viernes de Dolores, flanqueada por San Luis
Gonzaga y San Francisco Javier.
Esculturas de José Arce, en las tribunas sobre las pilastras que separan los arcos de las capillas (arcos formeros).
Capilla
Sacramental. Aquí destacaremos una Imagen de la Inmaculada del siglo
XVIII y el famosísimo Niño Jesús de Martínez Montañés (1606), que
procesiona todos los años el día del Corpus Christi.
A
izquierda y derecha del transepto, dos retablos de mármoles de colores,
diseñados por un platero en el siglo XVIII: Tomás Sánchez Reciente, y
esculpidos y ensamblados por el marmolista Manuel Gómez. El retablo del
lado del evangelio está presidido por un Crucificado son Santa María
Magdalena a los pies, del portugués Manuel Pereira (siglo XVII). Otras
imágenes son : San Juan Nepomuceno, San Cayetano y San Luis Obispo (¿O
es San Buenaventura?), atribuidos a Cayetano de Acosta (XVIII); en el
banco, el busto de una Dolorosa, también del mismo autor.
El
retablo de enfrente, del lado de la epístola, la Virgen del Rosario,
obra también de Cayetano de Acosta. Otras imágenes son las de los
arcángeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael (atribuidas por unos, a
Pedro Duque Cornejo y, por otros, a Cayetano de Acosta).; en el banco,
un Niño Jesús con una calavera a sus pies, que simboliza el triunfo
sobre la muerte.
Capilla de San Millán (siglo XVIII), acompañado de Santa Catalina, San Roque, Santa Gertrudis y una Dolorosa.
Capilla de las Santas Justa y Rufina,
presidida por una Imagen del Corazón de Jesús, que procede de la Capilla
de San Andrés de la Catedral.
Capilla
de San José con el Niño, atribuido a Pedro Roldán; a los lados, San
Simón y San Judas (todas las imágenes del siglo XVII); en la mesa
delantera, San Clemente Papa, santo Titular de la iglesia.
Justo
en el arranque del muro del evangelio, a partir del transepto, un
púlpito marmóreo de gran belleza. Desde hace años, tengo entendido que
es de Simón de Pineda, procedente del Antiguo Convento Grande de San
Francisco (derribado en la primera mitad del XIX como consecuencia del
proceso desamortizador).
Retablo del lado de la epístola
Posee
tres puertas de entrada, aunque sólo se utilice una de ellas: la del
patio de los Naranjos (abierta en el muro de la epístola), la de los
pies del templo (que da al interior de la Catedral) y la que da a la
avda. de la Constitución, en el muro del evangelio. Por ésta última
accede el público a su interior en la actualidad. Es sencilla,
adintelada, rematada por un frontón triangular adornado con jarras y
figuras alegóricas sobre ambas pendientes; flanqueada por dos pares de
columnas clásicas toscanas, adosadas, sobre podios.
El
retablo mayor estaba en el Convento Grande de San Francisco,
concretamente en la Capilla de los Vizcaínos. La estructura
arquitectónica del mismo es de Francisco Dionisio de Ribas; las imágenes
de Pedro Roldán y la policromía de Valdés Leal.
Estamos
ante un edificio de piedra (raro en Sevilla), barroco muy sobrio, cuya
fachada se divide en tres cuerpos; los dos primeros con vanos ciegos. En
sus muros se conservan aún los "vítores" estudiantiles del siglo XVII,
descubiertos hace unas décadas tras la limpieza a la que fue sometida su
piedra.
La
escena central es un alto relieve que representa al Descendimiento (de
Pedro Roldán, como hemos dicho antes); debajo un friso con la Entrada de
Jesús en Jerusalén; más abajo dos tondos con los bustos en relieve de
San Pedro y San Pablo; arriba la Verónica, junto a dos ángeles,
mostrando el paño con el rostro de Jesús; más arriba aún, San Clemente,
Titular del templo. Esta imagen del santo estaba situada sobre la
linterna, en el exterior, pero fue retirada a finales del siglo XVIII y
colocada en este lugar.
Vista de los pies del templo, desde el presbiterio.
Reliquia de San Clemente
Capilla de San Antonio de Padua con el Niño; en el ático el arcángel San Miguel; en el muro izquierdo una Virgen del Pilar.
Colaboración de Antonio Campano Díaz.