Ir al contenido principal

Visita a la Basílica de La Macarena

Colaboración de Antonio Campano Díaz

 

La hermandad se fundó a finales del siglo XVI por los hortelanos de la zona. Su primera sede fue el antiguo convento de San Basilio, en la calle Relator. A mediados del siglo XVII paso a San Gil, donde permaneció hasta su traslado definitivo a la Basílica, en 1949, tres siglos después.

 

En la explanada frente a la fachada de la Basílica, se levantan dos monumentos de personajes vinculados a la hermandad. El más moderno es el de Joselito, el Gallo, modelado por Manuel Martín Nieto, escultor moronense. Se erigió este mismo año, 2021.

 

Este gran torero, sorprendido por una muerte temprana, a los 25 años, era un gran devoto de la Esperanza Macarena. Precisamente él fue el que le regaló las cinco mariquillas de "piedras verdes de Francia" (no esmeraldas) y diamantes, que luce en su pecho la Santa imagen.

 

A unos veinte metros, si nos dirigimos hacia el Arco de la Macarena, nos encontraremos también con un busto broncíneo, modelado en esta ocasión por Luis Álvarez Duarte, en el año 2000. Representa a Juan Manuel Rodríguez Ojeda, bordador y diseñador, muy vinculado con la hermandad de la Macarena.

 

En la fachada, a la izquierda, sobre la puerta de acceso al Museo de la Hermandad, tenemos un retablo cerámico de Santa Ángela de la Cruz quién, en vida, también estuvo muy vinculada con la hermandad de la Macarena.

 

A izquierda y derecha de la misma puerta de entrada, dos paños de azulejos de Antonio Morilla, ejecutados en 1959. Representan la imagen de Jesús de las de la sentencia...

 

 ... Y la Virgen del Rosario.

Una vez en el interior de la Basílica, nos encontramos con un templo de una sola nave, de tamaño medio y planta rectangular, con 4 capillas, dos a cada lado, y el presbiterio. Todos los muros y las bóvedas están cubiertos de pinturas de vivos colores, obra del pintor sevillano Rafael Rodríguez Hernández hijo del famoso Rafael Blas Rodríguez Sánchez y hermano de Juan Antonio, quien fue el que pintó los lienzos de la Capilla de los Marineros recientemente comentada en mi muro.

 

Los pies del templo, con el coro en la parte superior.

    

Caminando desde los pies en dirección a la cabecera del templo, si tomamos por el muro de la epístola, la primera capilla que nos encontramos es la de la Hispanidad, dedicada a las Repúblicas hermanas del otro lado del Atlántico. En el retablo, obra del taller de Juan Pérez Calvo, como lo son todos los de la Basílica, se encuentran representadas las distintas imágenes de la Virgen que ejercen el patronazgo, allí en estos países... Las pinturas son obras del pintor sevillano Luis Encina, pero lo preside una pintura de la Virgen de Guadalupe de principios del siglo XVIII, obra de un sobresaliente pintor mexicano, donada por un importante clérigo de ese pais. All,í por lo tanto, tenemos representadas las advocaciones de la Virgen de Argentina, de Paraguay, de Colombia, de Chile, de Venezuela, de Cuba, de Perú, de Bolivia, de Puerto Rico, de la República Dominicana y del Ecuador (espero no haber omitido alguna república).

 

 La corona que se haya sobre la cabeza de la Virgen de Guadalupe es obra del taller de Fernando Marmolejo.

  

A través del muro izquierdo de la capilla de la Hispanidad se accede a la capilla Sacramental, en la que cabe destacar un Crucificado de marfil, anónimo, del siglo XVII, y un sagrario de plata repujada, inspirado en la Puerta de la Macarena, obra de los hermanos Delgado (año 2004).  

 

A continuación, la Capilla de la Virgen del Rosario. Esta contiene un retablo neobarroco, obra del taller de Juan Pérez Calvo, como todos los que se ubican en este templo, presidido por la Imagen Titular, que es de Pedro duque Cornejo, del siglo XVIII, excepto las manos, que son del carmonense Antonio Eslava, discípulo de Castillo Lastrucci, quién también talló las manos y pies de Jesús de la sentencia. El Niño Jesús de Praga se sitúa sobre la mesa del altar del retablo. Es una talla anónima del siglo XVI. 

    

En el retablo mayor se encuentra la imagen universalmente venerada de la Esperanza Macarena, tallada en pino y ciprés. Aunque oficialmente es una talla anónima, los entendidos apuntan a autores, desde el taller de Pedro Roldán (con más posibilidades para Luisa Roldán), hasta el taller de Martínez Montañés (con más posibilidades para Juan de Mesa).
El retablo que preside la santa Imagen es del taller de Juan Pérez Calvo, como ya apuntábamos anteriormente, pero intervienen en el tallado, en el ensamblado y en el dorado otros artistas también... 

 

Sobre la bóveda del presbiterio, Rafael Rodríguez Hernández, ejecutó uno de los frescos más significativos: La Coronación de la Virgen María por la Santísima Trinidad, rodeada de ángeles, en la Gloria. 

 

 
 
El resto de las imágenes del retablo mayor son de Luis Ortega Bru: Ángeles, relieve de la Asunción de la Virgen, las Virtudes Teologales (Fe, Esperanza y Caridad) y el Espíritu Santo en forma de paloma, en el ático.  
 
 
El frontal del camarín, rematado en arco, es un trabajo de orfebrería de Fernando marmolejo, en plata de ley. La última restauración de la Imagen (muy respetuosa y nada agresiva, según tengo entendido) la llevó a cabo el profesor Francisco Arquillo, en 1978.
La Esperanza Macarena protagoniza una leyenda en la que se afirma que fue adquirida al Hospital de las Cinco llagas, donde la dejó un viajero que deseaba embarcarse para América, pero falleció antes. La adquisición se realizó a cambio de un reloj.
Entre las joyas que luce la Imagen de la Esperanza, como consecuencia del amor y la devoción de los hermanos y fieles en general, destacan las cinco mariquillas que le regaló Joselito, el Gallo, ya comentada comentada, y la pluma de oro del canónigo Jesús y Pavón. 
 
 
Camarín de la Virgen, en el que se puede apreciar perfectamente los espectaculares bordados de los mantos de la Virgen, y los perfiles del bellísimo rostro de esta espectacular Imagen, tanto el de la izquierda, como el de la derecha, merced a dos espejos convenientemente colocados a cada lado. 
 
     
 
Perfil derecho 
 
 
Perfil izquierdo  
 
 
En el muro del Evangelio, la capilla más cercana al presbiterio, la preside el Jesús de la sentencia, obra de Felipe Morales Nieto, de mediados del siglo XVII. Es imagen de vestir, tallada en madera. La última intervención para restaurarla la llevó a cabo el profesor Francisco Arquillo, en 1984.
Como dijimos anteriormente, Antonio Eslava es el autor de las manos y el retallado de los pies. 
 


La última capilla de las cuatro, es la del Cristo de la Salvación, obra de Ortega Bru. Aquí encontramos también un busto de San Juan Pablo II, y las pequeñas estatuas de Santa Ángela de la Cruz y Santa María de la Purísima. 
 
 

 
La Basílica se ubica en la calle Bécquer, y al ser el número uno su fachada, ésta se abre a la calle Resolana, junto al arco del mismo nombre y al antiguo hospital de las Cinco llagas, actual sede del Parlamento.
 
  
 
El Arco de la Macarena es una de las dos puertas de acceso a la ciudad de Sevilla, junto con la antigua Puerta de Córdoba, que aún tenemos en pie.
 

La construcción del templo se realizó bajo la dirección del arquitecto Aurelio Gómez Millán, hacia 1941, en terrenos donados por doña Teresa Díaz García. Aunque las obras finalizaron en 1949, su consagración se llevó a cabo en 1966 por el cardenal Bueno Monreal.
El atrio de la basílica está delimitado del exterior por una reja de la famosa fundición Marvizón. La fachada presenta un pórtico-galería, adintelado, con gran arco central, sostenido por columnas clásicas de mármol, procedentes del que fuera cine Imperial de la calle Sierpes, actualmente librería. Sobre el arco central, una hornacina con la alegoría de la esperanza, que sostiene un ancla. Más atrás, a una altura mayor, la espadaña de dos pisos, tres campanas en el inferior ,y una en el superior.






Entradas populares de este blog

Historia breve de la reina cadáver en el trono de Portugal

El trono de Portugal fue ocupado en el siglo XIV por una reina que fue coronada póstumamente. Inés de Castro fue una gallega noble y poderosa que llegó a Portugal como dama de compañía de su prima Constanza que fuese la futura esposa de Pedro I, heredero del trono de Portugal. Pero Pedro e Inés se enamoraron al verse y se hicieron amantes al poco tiempo. En el año de 1344, el padre de Pedro, el rey Alfonso IV, atento a estos amores, mandó a Inés a Badajoz para alejar a los amantes, pero lejos de separarlos la distancia incrementó la fuerza de este amor. En 1345 Constanza muere tras dar a luz y, entonces, Pedro manda llamar a Inés contra la voluntad de su padre. Los enamorados se instalan en Coimbra para vivir juntos y de esta unión, clandestina, nacen cuatro hijos. Para poder casarse solicitan dispensa papal porque el Derecho Canónico prohíbe las uniones entre primos carnales, necesitan pues un breve papal que dispense esta consanguinidad. Su petición es...

Literatura fenicia

    Misterio, leyenda y realidad envuelven la literatura del pueblo fenicio, pero todo lo que queda son una serie de inscripciones, algunas pocas de las cuales tienen carácter netamente literario, constituyendo alguna narración histórica, poemas, etc., monedas, fragmentos de la Historia de Sanjuniatón y del Tratado de Magón, o la traducción al griego del viaje de Hannón el Navegante y el texto del Poenulus de Plauto. Tuvieron bibliotecas y una rica producción literaria heredera del pasado cananeo, de la que son una parte ínfima las obras redactadas por Filón de Biblos o Menandro de Éfeso.

El evangelio de Cerinto (120-150 d.C.)

Cerinto (aproximadamente 100 d.C.) fue un líder hereje gnóstico, que utilizaba un evangelio alterado para impulsar su teología gnóstica. Su evangelio también era utilizado por el maestro herético, Carpócrates, y aunque el texto está perdido, se dice que era idéntico al Evangelio de los Ebionitas. Los padres de la iglesia primitiva identificaron a Cerinto como hereje porque seguía la ley judía, negando que Dios hubiera hecho el mundo físico, y negando la encarnación de Jesús y que éste fuese Dios encarnado. Irineo incluyó un relato de Cerinto en su obra “Contra las herejías” (sobre 170 d.C.). Cualquier texto que Cerinto pudiera haber usado con sus seguidores, fue aparentemente herético a los ojos de los testigos canónicos. La tradición de la iglesia primitiva dice que Juan el evangelista despreciaba tanto a Cerinto como hereje, que se rehusó a ser visto en la misma casa de baño. Esta misma tradición reporta que Juan escribió el evangelio de Juan para registrar...