La Biblioteca Nacional de España, BNE, con motivo del VIII centenario del nacimiento de Alfonso X, El Sabio, inaugura la exposición “Los libros del rey Sabio”, son un compendio de las obras más destacadas de este monarca que fue un rey innovador, muy anticipado a su tiempo y que supo entender el valor que tenía en su tiempo y tiene la divulgación cultural.
Alfonso X El Sabio es pionero en la realización de códices que estandarizan el castellano y el gallego con libros de regio soporte, gesta un molde narrativo que perdura hasta la actualidad y entendió el valor que tiene una imagen para difundir ideas.
La BNE presenta los cinco códices originales alfonsíes en una exposición que estará abierta hasta el 12 de febrero de 2022 y es comisaria de la exposición Inés Fernández-Ordoñez.
Alfonso X supo que para transformar la sociedad debían cambiarse primero las ideas sobre las que la propia sociedad se sustenta. Tuvo una extensa producción literaria y cultural. Los libros que se exponen, cinco códices de sus scriptorium, son:
- “El libro de las cruzes”
- la primera versión de “Las Cántigas de Santa María”
- el “Fuero Real”
- el “Libro complido de los judizios de las estrellas”
- y la “Grande e general estoria”. 1ªParte.
Alfonso X compuso sus obras en castellano y gallego y no en latín o árabe, este hecho fue producto de una voluntad de transparencia y divulgación que hiciese la cultura accesible a todas las personas de su tiempo.
También, de esta forma, beneficia el desarrollo terminológico del castellano, el español, que actualmente mantiene en muchos de vocablos y expresiones lingüísticas que se usan desde entonces, sobre todo en lo que se refiere al ámbito jurídico.
Alfonso X introduce la atribución en las obras de la autoría de los textos. Parece que el rey tenía la idea de instituirse como ‘el rey Sabio’, razón por la cual se atribuía también los textos, que realizaban sus colaboradores y en los que participaba él activamente, tanto en texto como en la estructura y diseño.
Alfonso X añadió un esquema narrativo estructural que se repetía en todas sus obras:
- un autor
- un prólogo justificativo del texto
- un diseño moderno
Tan adelantado a su tiempo fue que fue consciente de la importancia que tiene la imagen en la difusión, por ejemplo, en “Las Cántigas de Santa María” donde alaba a la Virgen, se retrataba gráficamente en una de cada diez cántigas, podría pensarse que era un poco narcisista en el sentido de presumido. Ningún monarca tiene tantos retratos, ni siquiera de los Reyes Católicos.
Alfonso X reguló el derecho
- eclesiástico
- civil
- administrativo
- notarial
- de las minorías o hacia judíos y musulmanes.
También fue un estudioso de la astrología y la astromagia, hoy día infravaloradas sin que tengan equiparación con otras ciencias a las que sí se otorga valor científico. Estas ciencias eran importantes en la Edad Media por cuanto el pueblo necesitaba que su rey fuera algo más que un hombre reinando, necesitaban que los reyes medievales predijesen el futuro, que interpretasen la realidad que el vulo no entendía mediante estas disciplinas.
Escribió “El libro de las cruzes”, tradujo las tablas astronómicas que existían en Al Ándalus, el rey también hizo observar el cielo y los movimientos de las estrellas durante un periodo de nueve años, con estos estudios sentó las bases de la astronomía que se mantienen hasta el XIX. El cielo era el escaparate en la Edad Media, donde se reflejaban todos los acontecimientos. Hoy no consideramos esto pero muchas de las cosas que a diario vivimos pueden predecirse observando la naturaleza, versus cabañuelas, forma de conocimiento o disciplina que revela cómo van a ser las cosechas y el tiempo en todos los meses del año siguiente al año en curso. Lógicamente se entiende ahora la importancia que el rey concedía a los instrumentos astronómicos, a su construcción, a sus usos, pues eran los que ayudaban a la interpretación de lo que pasaba en el cielo, que venía a ser presagio de lo que habría de pasar en la Tierra. Nada de esto es hechicería ni ciencia oculta que pueda interpretarse como en frente de la religión más ortodoxa, interpretar la naturaleza no es brujería, por tanto, todos estos estudios del rey no eran dispares con su gran devoción hacia la Virgen, un aspecto propio de la mentalidad de la época, donde "magia" y la fe eran compatibles, magia en el sentido de algo mágico por ser tan elevado a la comprensión de la ciudadanía que lo consideraban un saber etéreo, solo para unos pocos y no era más que observación de la naturaleza.
Al margen o independientemente del poder eclesiástico, Alfonso X se proclamaba a el mismo como el representante de Dios en la Tierra, al menos en sus reinos, de esta forma se convertá en mediador entre la Virgen y sus ciudadanos, formando parte de la cadena jerárquica de poder desde Dios hasta los hombres, en la que estaban presentes desde la cabeza, el Papa, los reyes, los obispos, los prelados, los monjes, los sacerdotes, los fieles.