Estela de Merneptah, c. 1208 a.C., primera mención conocida del pueblo de Israel.
Exploración de Evidencias y Debates
El relato bíblico del Éxodo, que narra la salida de Israel de Egipto y su travesía por el desierto, ha sido objeto de escrutinio tanto por su valor histórico como por su relevancia religiosa. Este tema es abordado por el padre Paul Roy, de la Fraternidad de San Pedro, en la edición de junio de 2024 de la revista La Nef.
El Éxodo: Historia o Mito
La presencia de Israel en Egipto y su posterior éxodo son aspectos fundamentales en la narración bíblica. Sin embargo, la falta de evidencia arqueológica ha llevado a algunos estudiosos a proponer que estos eventos podrían ser más míticos que históricos.
Esta visión sugiere que Israel se formó como una entidad cultural en Canaán, con la historia del Éxodo como una construcción mítica para explicar sus orígenes.
Pero la cultura de Israel ya existía desde antes de ser esclavizados en Egipto.
Ausencia de Evidencias Directas
Hasta ahora, no se han encontrado artefactos ni registros concretos que demuestren el paso de los israelitas por Egipto o el desierto y La Biblia sigue siendo la fuente principal que narra estos acontecimientos, lo que ha generado escepticismo entre algunos historiadores contemporáneos.
Confirmaciones Arqueológicas y Científicas
A pesar del escepticismo, estudios arqueológicos e históricos sugieren que ciertos detalles del relato bíblico son verídicos.
Investigaciones de egiptólogos como Kenneth A. Kitchen y James K. Hoffmeier apoyan la autenticidad de algunos aspectos del Éxodo, alineando datos arqueológicos con los textos bíblicos.
La Presencia de Israel en Egipto
El relato bíblico de Israel en Egipto cumple con el "criterio de la vergüenza", lo que sugiere que una historia tan humillante es probablemente verdadera.
A pesar de la falta de registros sobre figuras como Moisés o José en documentos egipcios, el entorno donde vivieron los israelitas, el delta del Nilo, era un área donde las condiciones climáticas y la construcción con ladrillos y adobe hacen que la preservación de restos materiales sea extremadamente rara.
Pero está la Biblia que también es una fuente histórica.
La Estela de Merneptah
También algunos restos arqueológicos hablan. Una de las pocas evidencias externas de la existencia del pueblo de Israel es la estela de Merneptah, descubierta en 1896, que menciona a Israel como un grupo nómada hacia finales del siglo XIII a.C. Esto coincide con el período en que muchos historiadores sitúan el Éxodo.
La Travesía del Desierto
El debate sobre cómo los israelitas sobrevivieron en el desierto durante 40 años sin dejar rastro sigue abierto. Pero el desierto no es solo arena, también hay oasis.
Se cree que cruzaron lagos salados en el área del actual Canal de Suez y luego se dirigieron hacia el sur de la península del Sinaí, en el Monte Sinaí es donde Moisés recibe de Dios las Tablas de la Ley. Esta era una ruta más viable, dadas las condiciones de la región y la existencia de fortificaciones egipcias al norte.
Se evitó el área central del Sinaí debido a su extrema aridez y falta de habitabilidad. En cambio, la ruta hacia el sur, que recibía más lluvias, parece haber sido una opción más viable en términos de acceso a agua y alimentos. Los relatos de la travesía por el desierto reflejan un conocimiento detallado del terreno y las condiciones del Sinaí. Estos relatos forman parte de un género literario popular en la época, conocido como "itinerarios", que servía como una especie de mapa o guía para los nómadas, detallando los lugares de descanso, fuentes de agua, oasis, y otros puntos importantes.
Cuestiones Numéricas y Culturales
El número de israelitas que participaron en el Éxodo podría haber sido menor de lo que se indica en la Biblia, con estimaciones que sugieren unos 20,000, en lugar de 600,000 hombres.
La falta de pruebas arqueológicas puede explicarse por la ligereza de los objetos que llevaban los israelitas, quienes viajaban sin elementos pesados que pudieran dejar huellas duraderas.
El Legado Cultural del Éxodo
Finalmente, la descripción bíblica de objetos de culto y rituales del desierto muestra similitudes con prácticas y artefactos de otras culturas de la época, lo que refuerza la plausibilidad de que los hebreos poseían conocimientos avanzados y conexiones con otras civilizaciones del antiguo Cercano Oriente.
Algo más que un simple relato
Entre los diversos discursos que marcan los relatos de la travesía por el desierto, destaca la entrega de la ley o Torá, que incluye los Diez Mandamientos, "Las Tablas de la Ley" con los doce mandamientos; y las instrucciones detalladas para la construcción del tabernáculo que albergara el Arca de la Alianza.
Muchos expertos modernos interpretan estos relatos como una proyección de las preocupaciones sociales y religiosas de la época del rey Josías o incluso del Israel posterior al exílio de los siglos V y IV a.C. Pero la parte legislativa atribuida a Moisés, que habría escrito Moisés, refleja características típicas de los tratados de alianza de la época, escritos en un estilo diplomático.
Sabemos que Moisés, el "salvado de las aguas" se crió y educó en la corte egipcia y fue hermano, no de sangre pero sí de adopción, de Ramses II, que no pasó a la historia sino quizás solo por el relato bíblico que lo conecta con Moisés, quien habría recibido una esmerada educación y podría haber tenido sirvientes, como escribas o notarios, que le acompañasen.
Recientes descubrimientos arqueológicos han permitido establecer comparaciones entre la diplomática de documentos de la región, documentos notariales, que datan del tercer al primer milenio a.C.
Se han identificado alrededor de 80 a 90 documentos, divididos en seis períodos, en los cuales es posible situar el Éxodo, el Deuteronomio y el discurso final en el libro de Josué.
Estos textos parecen alinearse con las características de la fase V, que abarca desde 1400 a.C. hasta 1200 a.C., sorprendentemente estos documentos oficiales, que reflejan un alto nivel de educación y familiaridad con la corte faraónica, hayan sido producidos por esclavos. Esto sugiere que sus autores podrían haber recibido una formación cercana al poder, tal vez incluso en la misma corte de Ramsés II, donde se educaba a niños extranjeros. Cabe también la posibilidad de que algunos egípcios ilustrados pudieran haber acompañado en el éxodo, quizás huyendo de la tiranía faraonica.
Incluso semejanzas cultuales
Sí es posible imaginar a los hebreos construyendo en el desierto una tienda con la grandeza que describe la Biblia puesto que el uso de tiendas como lugares de culto se remonta a mucho antes de la época de Moisés. Estas estructuras ya se empleaban en las pirámides egipcias, alrededor del 2600 a.C., para proteger los restos de los faraones, así como en lugares como Mari, Ugarit y en la tumba de Tutankamón. El tiempo que los israelitas pasaron en Egipto hizo que aprendiesen de los egípcios y, sin duda, también Egipto habría aprendido de ellos, por muy esclavizados que los tuviesen.
El tabernáculo que, según la Biblia, fue construido por Moisés, presenta similitudes notables con la tienda que utilizó Ramsés II durante la batalla de Qadesh, un evento cercano en el tiempo al Éxodo. La hiúda de los israelitas de Egipto. Este tabernáculo tenía un diseño con espacios interconectados, similar al de la tienda egipcia. Además, la idea de un arca portátil, que era como un trono vacío; o no, porque en él estaría presente la divinidad y que representaba a la divinidad, pudiendo ser transportado, ya existía en Egipto hacia el 1470 a.C. Asimismo, varios objetos empleados en los rituales hebreos en el desierto, como trompetas, se han encontrado en la tumba de Tutankamón, lo cual indica la evidente conexión cultural y también, aunque solo sea en rasgos externos, también cultual, de culto, en las formas de ofrecer culto. Los ritos descritos en el Levítico, que incluyen la consagración de ministros, lugares sagrados y calendarios rituales, también se observan en textos antiguos de otras civilizaciones, como Emar, Ugarit y Tebas.