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Sobre los españoles, España, los moros y los judíos.

Si nos fiamos de la manipulación de la historia que hace la ultraizquierda podría hasta dar la sensación de que los "angelitos" de los moros, ante el belicismo cristiano, no tuvieron más remedio que actuar. Y NADA MÁS LEJOS DE LA HISTORIA REAL TAL Y COMO SUCEDIERON LOS HECHOS. Veamos:

Fueron numerosas las ofensivas islámicas que sufrieron los territorios cristianos antes de la Primera Cruzada que tiene lugar en el año 1096. Tras iniciar su predicación en el año 613, el profeta Mahoma y sus seguidores empiezan a ser perseguidos por los coraichitas, un pueblo pagano politeísta que dominaba la ciudad de La Meca. Los discípulos de Mahoma se refugian en el reino cristiano de Aksum, que vendría a ser aproximadamente la actual Eritrea, uno de los primeros países que había abrazado el cristianismo oficialmente en el siglo IV. 

En el año 623 Mahoma empieza sus ofensivas militares. 

En el año de 629 los mahometanos lanzan su primer ataque contra los cristianos de Bizancio, estamos en la llamada Batalla de Mu’tah, que termina con la victoria de las fuerzas cristianas.

En el año de 632, pocos meses antes de su muerte, Mahoma ataca a los cristianos gasánidas, reino árabe vasallo del Imperio bizantino, que finalmente sería derrotado en agosto del 636, siendo invadido por los musulmanes tras la Batalla de Yarmouk.

En septiembre del año de 635 Jalid ibn al-Walid, general árabe musulmán, toma Damasco, de  población mayoritariamente cristiana y que ya fue atacada en abril del 634. Una contraofensiva bizantina intenta recuperar la capital siria, pero en agosto de 636 una nueva victoria musulmana la dejaría en manos del Islam.

En noviembre del año de 636 el califa Umar ibn al-Jattab asedia Jerusalén, que estaba entonces bajo el dominio cristiano bizantino; y a principios de abril del 637 Jerusalén es tomada por los musulmanes tras la firma de un acuerdo. Este acuerdo era similar a los acuerdos que suelen hacer los moros en España, permitía permanecer a los cristianos de la ciudad a cambio del pago de un tributo.

Entre los años 638 y 639 las fuerzas mahometanas invaden la Armenia bizantina, siendo Armenia había sido el primer país en convertirse, en el año 301, oficialmente al Cristianismo.

Entre el 639 y el 642 los musulmanes invadien el Egipto bizantino, con mayoría cristiana. La toma de Alejandría se produce en diciembre del año de 642 y fue seguida de la quema de iglesias, entre ellas la de San Marcos, que entonces custodiaba los restos del apóstol.

En 640 los árabes musulmanes atacan saqueando la ciudad cristiana de Duin, situada en la Armenia persa. Vuelve a ser atacada el 642, tomando los musulmanes definitivamente la ciudad de los que fueron asesinados 12.000 de sus habitantes y esclavizados 35.000.

En el 645 la Armenia persa, de mayoría cristiana, cae definitivamente en manos musulmanas. 

En el 651 árabes musulmanes atacaron Makuria, reino cristiano localizado al sur del Egipto actual, siendo la invasión rechazada y el reino cristiano firma tratado de paz que le obligaba pago de tributo a los muhometanos.

En el 668 Muawiya ibn Abi Sufyan, primer califa islámico Omeya,  ataca el Imperio cristiano bizantino, ocupa Calcedonia y Constantinopla, en 669.

Entre los años de 674 y 678 los musulmanes atacan en su primer asedio a Constantinopla, que es la capital cristiana del Imperio bizantino, llegando a abrir brecha en las  murallas poderosas que protegían la ciudad allá en el Estrecho del Bósforo, aunque el sitio termina con una victoria cristiana.

En el 698 las fuerzas islámicas toman Cartago, ciudad bizantina bajo dominio cristiano, arrasan la ciudad y masacran a sus habitantes.


Los remos moros se hundieron rápidamente en las aguas de Gibraltar, torrentosas entre las columnas de Hércules. Los hombres están seguros. Esta vez no tendrán que derribar la puerta para tratar de entrar en tierras españolas; alguien los espera para abrirla. Es lo que nos cuenta Alfonso X El Sabio en Las Siete Partidas. (Las siete partidas del Rey D. Alfonso El Sabio, Partida Segunda, Título XXIX, Ley I.

Llegamos a la primavera mediterránea del año de 711, dejando atrás:
  • los intentos de invasión del 674 en Algeciras
  • la derrota de la escuadra ante los barcos de Teodomiro en el 701
  • las escaramuzas del 709.
La ultraizquierda española ahora defiende la invasión musulmana de ... 

Ahora la traición de Olbán, del conde don Julián, dejará libres las playas de Gebel Tarik, lo que conocemos hoy como Tarifa, a las tropas enviadas por Muza. Arranca ahora una epopeya de ocho siglos donde dirige una étile árabe y el grueso del ejército son moros beréberes norteafricanos, de ojos verdes y pelo rizado, hasta rubio, que han dejado huella en la población del sur de España.



Continúa Alfonso X relatándonos a través del tiempo, para eso lo hizo, para que llegara su voz a la posteridad y pudiéramos oirle. Dice el rey que "las cadenas empiezan a cubrir a los habitantes de la península, y muchos de ellos contemplan el mismo mar desde otras playas". Se rediere a los cautivos que hacen los moros y que van presos a Argel, su tormento sería tremendo, el Mismo Cervantes, siglos después provó esa hiel. Desde entonces los mercedarios, hombres tan piadosos como aguerridos por valientes, se cambiaban por los prisioneros cristianos en manos moras para que su fe inquebrantable sirviese para salvar a hombres más débiles que pudieran caer en manos del enemigo torturador y renegaran de su fe por miedo, por dolor, por tormento.

Argel, muy lejos del hogar, de la patria, allí los deportados esperaban en el destierro un milagro que los devolviera a la vida, su más grande necesidad. "Mas captiuos son llamados, por derecho, aquellos que caen en prisión de omes de otra creencia. Ca éstos los matan después que los tienen presos, por desprecio que no han la su ley; o los tormentan de crueles penas, o se siruen dellos como de sieruos, metiéndolos a tales seruicios que querrían ante la muerte que la vida".


Había un sustrato religioso para esa la nueva condición de los españoles vencidos y venía de lo
profundo de Arabia. El Corán. Determinismo, fanatismo, crueldad, sometimiento.

Corán, sura 4. donde dice Dios, los moros dicen Alá, que son conceptos idénticos, pero el moro cree que Dios es suyo y lo llama Alá, lo hace así solo suyo, quienes no lo llaman así son enemigos. "Y cuando os enfrentéis con los incrédulos, decapitadles hasta que les hayáis desbaratado; y encadenad a los supervivientes. Ya sea que les perdonéis luego, por generosidad o mediante rescate, aguardad a que la guerra haya terminado. Tal es la orden. Y si Dios hubiera querido, Él mismo se habría vengado de ellos; pero, os ordenó la guerra para probaros mutuamente. En cuanto a quienes hayan sido muertos por la causa de Dios, Él jamás desmerecerá sus obras". … Tenemos aquí la expresión del concepto de guerra santa.


31. "Ciertamente que, os probaremos para cerciorarnos quienes son los combatientes y perseverantes, de entre vosotros y justificar vuestra conducta". … El moro actúa por el determinismo criminal que infunde el Corán y por miedo a las represalias de los musulmanes, del ejército de Alá.

35. "No flaqueéis, pues, ante el adversario invitándole a la paz; porque seréis los vencedores, pues, Dios está con vosotros y jamás defraudará vuestras acciones". No quieren la paz, quieren la paz para ellos solos, trans haberla conseguido mediante la guerra y la dominación, sometimiento, exterminación del infiel a Alá.

Para movilizarlos, estos invasores moros eran asistidos por el ansia de conquista y por promesas.

157. "Mas, si murierais o fueseis muertos por la causa de Dios, sabed que la indulgencia y la  clemencia de Dios es preferible a cuanto atesoran". Los bienes terrenales no son nada, haciendo la guerra santa el moro se redime de sus actos criminales porque actúa por Alá y muerto irá con él y tendrá participación de los bienes divinos.

158. "Y sabed que, tanto si morís como si sois muertos, a Dios seréis retornados". …

198. "En cambio, quienes teman a su Señor tendrán jardines, bajo los cuales corren los ríos, donde morarán eternamente, como albergue de Dios. Porque, lo que está a la vera de Dios, es lo mejor
para los piadosos
".

Ansias de poder y conquista sumado al determinismo y fanatismo religioso convirtieron en muy dura  la vida para los cristianos bajo la dominación árabe en España, ya gozasen de la condición de "libres" o fuesen a "galeras" o "presidio" en Argel.

En todos los lugares conquistados por los musulmanes la dominación al principio se reviste de cierta benevolencia y humanidad, que no sabemos a quien engaña puesto que la invasión y conquista fue de lo más feroz, arrasando tierras y bosques y sometiendo a la población a sangre y fuego, así es su técnica de conquista. Tras la barbarie, necesitan ganarse a la población de algún modo, lo que pronto se termina y degenera en un despotismo intolerable.

Desde el siglo IX, los moros conquistadores de la Península seguían al pie de la letra el consejo del califa Omar: "Debemos comernos a los cristianos, y nuestros descendientes deben comerse a los suyos mientras dure el Islam". (Corán, sura XLVII (sura del Apóstol Muhammad o de Mahoma), aleya 4. Version castellana directamente del original arabigo por CASTELLANOS, Rafael y ABBOUD, Ahmed. Editorial Arabigo Argentina "El Nilo". Buenos Aires, 1953; sura III (La familia de Imran), aleya 157 y ss.; DOZY, Historia de los Musulmanes españoles, traducción de Colección Universal, tomo II, pág. 49.Citado por: GAZULLA, Fray Policarpo. La Orden de Nuestra Señora de la Merced, Valencia, 1985, pág. 13).

Así que, en muchas ocasiones el cautiverio fue literalmente sinónimo de muerte. Los cristianos decapitados, asolada la ciudad, los pocos que escaparon de la muerte fueron llevados a Córdoba, donde los metieron en mazmorras y fueron encadenados, así estuvieron dos años y medio alabando y bendiciendo a Dios trino y uno, vivo y verdadero. Y aunque Dios tiene cuidado de todos y principalmente de los que puestos en tribulación encomiendan a Dios sus cuerpos y sus almas con esperanza y sirviéndole en buenas obras: quiso la piedad divina (como lo tenía ordenado en su predestinación) poner fin a las fatigas y trabajos de aquellos cautivos y sus miserias que en los cuerpos padecían. Y porque llegasen con mucho gozo y con la palma del martirio delante de su presencia habiéndole servido, permitió que el tirano que los había traído cautivos, los sacase de la cárcel; y que, pasándolos a cuchillo, coronados de la laurea de su propia sangre, los enderezase al reino de los cielos… (Carta del Rey Bermudo II, sobre los cautivos de la fortaleza de Simancas, año 984).


La España medieval se pareció a la actualidad en Tierra Santa pues convivieron allí, como lo contemporáneamente lo hacen hoy, cristianos, musulmanes y judíos, siendo l a situación de los últimos menos mala de lo que nos han hecho creer a pesar de los mandatos condenatorios de Mahoma hacia ellos, por su colaboración y sus buenas relaciones con los moros berberiscos o beréberes que les otorgaron una notable independencia. Esta situación favoreció el trabajo que los judíos hicieron de intermediación, pero no hay que confundirse, no fue mediación, entre moros y cristianos.

Cabe preguntarse por la razón de la presencia en España de los judíos, qué hacían aquí, si de España a Israel hay 4 horas y media en avión y entonces no existía el avión. La distancia se hace considerable, están al otro lado del Mediterraneo, largo trayecto en barco igualmente.

Hay que recordar que dominada la insurrección del año 132 en Jerusalén, el emperador Adriano que era hijo de romanos procedentes de Hispania, ordenó llevar a España 50.000 familias judías, estas familias llegaron a convertirse en varios cientos de miles en tiempos de la dominación visigoda.

Tras la cristianización del Imperio Romano y catolización del reino visigodo en España, el rey Sisebuto (612/620) perseguiría severamente a los judíos que no se "convirtieran" al catolicismo. Esta actitud fue reprobada por el obispo ascendido a los altares San Isidoro de Sevilla y también se reprobó en el IV Concilio de Toledo. Isidoro de Sevilla fue hermano de Mónica, madre de Hermenegildo, el príncipe a quien su propio padre ordenó decapitar por abrazar el cristianismo.

Perseguidos los judíos en España, las comunicaciones con las comunidades hebreas del norte de África se incrementaron, para hacerse fuertes, no para contribuir al sostenimiento del reino visigodo.

Egica, rey visigodo entre el 687 y el 701, al enterarse de las conspiraciones en el año de 694, cambió su actitud tolerante, creciendo progresivamente la severidad hasta que Witiza, rey entre el 701 y el 709, levantó las sanciones.

Cuando muere Witiza empieza una guerra civil que termina con la derrota de los partidarios de Witiza, venciendo el rey Rodrigo.

En la primavera del 711, la cuarta y definitiva invasión mora, los judíos previendo quizás una
nueva persecución contra ellos;, apoyaron con decisión a los moros.

Así empezó la cohabitación entre las tres religiones monoteístas que confluían en el reconocimiento de Abraham como padre de los creyentes y siguió una muy larga, excesiva, cohabitación que finalizó, tras ocho siglos, con la toma de Granada. Los ganadores, los oriundos hispanos, españoles cristianos,  expulsan a buena parte de los otros contendientes: moros y judíos. La Orden de la Merced fue la encargada del rescate de cautivos, en la documentación histórica es frecuente encintrar donaciones y fundaciones para la redención de cautivos.

En el año de 711 el Califato Omeya comienza la invasión de la Península Ibérica y logra someter todos los reinos cristianos solo en nueve años. La resistencia cristiana ante la dominación duraría ocho siglos hasta lograr la definitiva expulsión de los invasores. Porque, aunque se ganaran batallas, a los moros no les importaba, no se iban, intentaban seguir en la población reconquistada, crecían en número y después en fuerza, de nuevo las fuerzas cristianas tenían que reconquistar la ciudad que fuese. La Reconquista en realidad no fue una sino muchas, muchas, muchas, en todos los lugares ocupados por los muchulmanes porque tras ser derrotados, no salían de la población completamente, permanecían, crecían en número y después en poder.

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Entre los años 717 y 718 el Califato Omeya lanza nuevo asedio a Constantinopla, sufriendo  nueva derrota ante la dura resistencia cristiana bizantina que impidió, -por el momento-, la invasión musulmana del este de Europa.

En el 732 el ejército omeya ataca y saquea Burdeos, con brutal matanza de cristianos, Carlos Martel, rey franco, frena la invasión musulmana del resto de Francia y de centroeuropa, el abuelo de Carlomagno se impone a los moros en la Batalla de Poitiers, es octubre del año de 732.

En 830 Roma sufre el ataque islámico, saquean las antiguas basílicas de San Pedro y de San Pablo, arrasados la ciudad y el monasterio de Subiaco.

En el 846 una nueva ofensiva islámica y saco de Roma. Ahora saquean de nuevo las antiguas basílicas de San Pedro y de San Pablo.

En el 977 Almanzor, caudillo musulmán, empieza una serie de ataques contra los reinos cristianos de España, hasta su fallecimiento en 1002. La más famosa se produce ese años de 997, ataca Santiago de Compostela, quema la catedral y roba sus campanas, obliga a prisioneros cristianos a transportarlas a Córdoba, las quiere usar como lámparas de su mezquita. Almanzor fue en sus campañas especialmente cruento contra los cristianos, a los que convierte en esclavos o asesina, siguiendo las suras coránicas que vimos más arriba.

En el 1009 el califa Huséin al-Hakim Bi-Amrillah destruye la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.

En el 1076 los turcos selúcidas, musulmanes y fundamentalistas, toman Jerusalén y persiguen duramente a los peregrinos cristianos que acudían a Tierra Santa, a los que torturan y matan.

A raíz de la persecución selúcida contra los peregrinos cristianos y ante la  amenaza seria que suponía esta rama fundamentalista islámica, en el año de 1095 el Emperador bizantino Alejo I solicita la  ayuda del Papa Urbano II, quien al año siguiente convoca la Primera Cruzada para liberar Tierra Santa. 

Repasando fechas sumamos 467 años de ataques musulmanes contra los cristianos, tiempo similar al que transcurre desde el final del reinado del Emperador Carlos i de España y V de Alemania y la contemporaneidad.


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