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Paseando desde El Salvador hasta La Encarnación

La Colegiata del Salvador ubicada en pleno centro de Sevilla es, tras la Catedral, la iglesia más grande de la ciudad. Pero no fue siempre así. 

Sus orígenes fueron diferentes y junto a la estatua de Martínez Montañés hay una puerta, que da paso al patio de la iglesia y una vez allí hay que poneer atención porque podemos encontrar restos de casi todas las épocas pasadas de la ciudad, tales como la romana o la visigoda.

Pero sin duda, los mejores conservados se encuentran bajo el suelo que pisamos en estos momentos porque son los restos de la mezquita de Ibn Adabass, que durante el siglo IX, en pleno califato, sirvió como la primera mezquita aljama. Después de que las tropas oriundas españolas y cristianas del rey San Fernando reconquistasen la ciudad al yugo opresor de los musulmanes, allá por 1248, se decide reconocer la importancia de este edificio como el segundo templo religioso tras la catedral. Fernando II libera a Sevilla del yugo musulmán y por eso el rey es el patrón de Sevilla, junto con la Virgen de los Reyes y varios copatronazgos más como las santas Justa y Rufina.

Podemos salir del patio por la otra puerta, a través de un estrecho túnel. Ahora, continuaremos la travesía en dirección a las Siete Revueltas, junto a la Plaza de Jesús de la Pasión o “Plaza del Pan”, un lugar que debe su nombre a que en el siglo XVII se ubicaban en ella los puestos de venta de pan.

 
 

La CALLE DE SIETE REVUELTAS puede parecer una calle más del casco histórico
de Sevilla, pero nada más lejos de la realidad; y, veremos según nos vamos adentrando en ella que su curioso nombre irá cobrando más y más significado.

El nombre viene de los siete giros que hallaremos tras alcanzar cada una de las ocho esquinas de la calle. En menos de doscientos metros caminaremos por siete revueltas. Hay que fijarse en todos los detalles. Merece la pena prestar atención al capitel de una de las esquinas. En la ciudad encontramos muchos animales esculpidos en piedra. La casa a la que pertenece este capitel también muestra en su fachada un ser mitológico que según la leyenda fue muerto por un Arcángel.

Atravesando la calle Puente y Pellón, llegaremos a una preciosa plaza, la PLAZA DE LA ENCARNACIÓN, mucho más bonita antes de que pusieran elarmatoste arquitectónico al que llaman seta, horror de horrores y pastiche en medio de tanta solera sevillana.

Antiguamente en la plaza de la Encarnación existió un convento llamado Convento de la Encarnación, del cual la plaza toma su nombre. El convento fue desmantelado durante la ocupación francesa de la ciudad, a principios del siglo XIX. Pero quedó un espacio que la ciudad hizo suyo y que posiblemente coincide con el patio conventual. Bajo la dichosa seta también se hallan restos de este antiguo convento.

La fuente es del XVIII, hasta el momento no se sabe su autoría. Su destino original fue el patio del convento, pero cuando este fue demolido, la fuente se reutilizó para dar frescor y alegría a la plaza, a la que acompañaban árboles centenarios y donde anidaban los gorriones y las palomas creando un ambiente inigualable enla mañana y en la tarde, al despertarse y al acostarse todas la aves, no sin antes tener algunas palabritas entre ellas por la preferencia de los sitios de pernocta.
En el año 2004 se realizó un concurso internacional de ideas para dar a esta plaza una estructura diferente y que constituyera un lugar de encuentro. El alemán Jürgen Meyer fue el arquitecto ganador con su proyecto denominado Metropol Parasol. Pá fusilarlo vaya¡¡. “Las setas” como es conocido por la mayoría de sevillanas y sevillanos, ocupan un espacio en el que no debería estar. Para quien lo quiera ver con mayor detenimiento y abundamiento la maqueta del Metropol Parasol se encuentra expuesta en el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, el famoso MOMA, así se da un paseito.
 
Con la plaza de la Encarnación se ha pretendido mezclar la tradición con el presente y el futuro de la ciudad en una unión única, desde luego que sí, extraordinaria y escandalosa. La belleza y las formas de la plaza de la Encarnación son una aventura en sí. 



Junto a la Plaza está el MERCADO DE ABASTOS DE LA ENCARNACIÓN y EL ANTIQUARIUM, inaugurado en diciembre de 2010, el mercado tiene 40 puestos de unos 20 metros cuadrados cada uno. Hay fruterías, carnicerías, ultramarinos, pescaderías, cafetería y hasta una joyería.

Por las calles de la ciudad de Sevilla tenemos muchos naranjos, más de 10.000 naranjos amargos que regalan una exquisita naranja amarga para hacer mermeladas, dulces o perfumes. Incluso existe en La Macarena una zona que se llama Los Naranjos, haciendo alusión a la huerta antigua del convento franciscano capuchino. Pero las naranja que vemos en el mercado no son las mismas que la que producen los naranjos de las calles, aunque en algunos puntos sí hay naranjos duces.

Continuando en la plaza de la Encarnación no podemos dejar pasar el interesante Antiquiarium. Este espacio alberga en su interior las primeras piedras que los romanos colocaron en la plaza de la Encarnación. El Antiquarium está cubierto por una cambiante capa de vidrio por todo su espacio. Aquí descansan los restos romanos, desde el emperador Tiberio Tiberio (30 d.C.) hasta el s. VI. También hallaremos una casa islámica almohade de los siglos XII y XIII.

Para conocer mejor la Historia y Arqueología hispalenses es interesante visitar el Museo Arqueológico, en la Plaza de América, “La Plaza de las Palonas” como tradicionalmente se la llama; y la Casa – Palacio de la Condesa de Lebrija, en la calle Cuna.

Las dichosas setas tienen de todo, hasta ascensor, así que se puede pasear por encima de las “setas”, tenemos las pasarelas y el mirador a 28,5 metros de altura sobre la cubierta de madera del complejo. Llegamos a un balcón panorámico por una pasarela de unos 250 metros que serpentea encima de la estructura con vistas a toda la ciudad.
Fuente Ayuntamiento Sevilla Aventura Oculta y comentarios de la autora.

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