San Benito
de Nursia, San Benito Abad, nace en Nursia en el año 480 y deja este
mundo en el 21 de marzo del 547 en Montecasino.
Su festividad se celebra el 11 de Julio.
San Benito es
el iniciador de la vida religiosa monástica en Occidente, siendo fundador de la
orden benedictina cuya finalidad era extender el cristianismo y el
establecimiento de monasterios con un régimen basado en la autarquía, de aquí
el ora et labora, los monjes lo mismo tenían que rezar que trabajar para que el
monasterio fuese autosostenible y autárquico.
Sus monjes
se organizaban en torno a la iglesia benedictina, de planta basilical y con claustro y los monasterios llegan a extenderse
por toda Europa, lo que supuso el reconocimiento de San Benito como patrón de
Europa y patriarca de lo que se conoció como monacato occidental.
Su "Santa
Regla", como así se denominó, la regla que San Benito escribió para sus
monjes, sirvió de inspiración a otras muchas comunidades religiosas. Las
fuentes documentales que pueden ofrecer luz sobre su figura son escasísimas y
su historia se basa sobre los escritos de Gregorio Magno, en su obra “Diálogos”,
en su segundo libro, sobre la vida del santo.
La
iconografía ha dado en representar a San Benito con el libro de la Regla
benedictina, vistiendo una copa rota, símbolo de humildad y pobreza; y un
cuervo que porta un poco de pan en el pico, símbolo de austeridad y también en recuerdo
del pan envenenado que recibió San Benito de un sacerdote envidioso procedente de
la región de Subiaco. La hagiografía de San Benito por San Gregorio alude a que
el santo ordenó al cuervo se llevara el pan allá donde nadie pudiera encontrarlo.
Pero la
devoción de San Benito se populariza hasta el extremo de ser objeto de
invocación contra las picaduras de ortigas, veneno, erisipela, tentaciones y
fiebres. Ha sido adoptado como patrón por los archiveros, ingenieros, agricultores,
curtidores, granjeros y también por los moribundos, compartiendo patronazgo con
San Isidro Labrador o con San José, que es el abogado de la Buena Muerte y con
la misma Virgen del Carmen patrona de las Ánimas del purgatorio. También es el patrón de Cabeza la Vaca, en Badajoz, Extremadura, España.
Detalle de la restauración de la imagen de San Benito, patrón de Cabeza la Vaca, Badajoz.
Es patrono
de la villa Heerdt, en Alemania, cerca de Düsseldorf ; también lo es de la
villa de Nursia, que es su ciudad natal; de las enfermedades inflamatorias, de quienes
padecen enfermedades de riñón, de los
arquitectos italianos, de los propios monjes y de los religiosos y / o los
pertenecientes a congregaciones religiosas; también es protector de los escolares y de los criados, así como de
los espeleólogos.
Sus reliquias
se conservan en la cripta de Saint-Benoît-sur-Loire, abadía de Fleury, cerca de
Orleans y cercana también a Germigny-des-Prés, en Francia.
Se creó un
galardón de San Benito, que fue recibió el entonces cardenal Joseph Ratzinger el
1 de abril de 2005, con razón el ex papa dijo antes de serlo que de ser Papa
alguna vez se sentaría en la sede apostólica como Benedicto, y lo hizo como Benedicto
XVI.
La Regula monasteriorum, la Santa Regla
o la Regla Benedictina, consta de 73 capítulos y de un prólogo, después fue
retomada por Benito de Aniano ya en el siglo IX, justo antes de las invasiones de
los normandos. Benito de Aniano la estudió y la codificó, expandiéndo el
territorio de la Europa carolingia; y más tarde sería adaptada para quitar
importancia a los trabajos manuales frente a las tareas espirituales de liturgia
y monjes.
La Regla de
San Benito va a tener una considerable importancia en la vida religiosa monacal
europea durante toda la Edad Media, gracias a la expansión de la Orden del
Cluny, que centralizan todos sus monasterios bajo la Regla Benedictina. Al
Cluny sucede el Cister, ya que en el siglo XI tiene lugar la Reforma
Cisterciense, cuyo objetivo no era más que la reducción de su régimen
benedictino a una austeridad mejor entendida.
Otras
reformas han buscado revivir diversos aspectos de la Regla Benedictina tales como
las reformas camaldulense, la reforma olivetana o la reforma silvestrina.
Los
monasterios benedictinos, tanto masculinos como femeninos, han mantenido en
todos los tiempos gran número de religiosos, a pesar del paso de la Historia y
de diferentes momentos en los que la indisciplina, persecuciones, agitaciones
políticas, etc. hicieron decaer la
práctica de la Regla o diezmaron la propia población monástica. En la
actualidad la Regla de San Benito es seguida por unos 700 monasterios
masculinos y unos 900 monasterios femeninos y casas religiosas femeninas, de en
los cinco continentes. Hay que tener en cuenta que en estas cifras están
incluidos monasterios de confesión protestante, anglicana o luterana.
San Benito
supone una revolución pacífica del monacato en occidente y en el mundo, sobre
todo en cuanto a vida intelectual del cristianismo, siendo modelo de vida
colectiva que ha sido tomada como ejemplo incluso para la organización de
algunas empresas.