como los “Armaos”, por su armadura y
porque portan las armas que corresponden a la ocasión. Como ensayo hacen una
ronda por el barrio un día antes.
La Macarena tiene su tesoro, como lo
puede tener la Catedral y otras hermadades de dolerá, se custodia en las
dependencias basilicales de la Hermandad.
En dirección Calle de Don Fadrique
veremos el Hospital de las Cinco Llagas. Esta calle también ha tenido varios nombres
a lo largo de la historia. Comenzó, al parecer, a llamarse Puerta de la
Macarena, después se conoció el lugar como Camino de la Algaba, pues por ahí se va a esta
población; también Camino de San Lázaro, porque llevaba también al Hospital de
San Lázaro, que a lo largo de los siglos se ha ocupado de diversas enfermedades
contagiosas como la lepra y de enfermos terminales más modernamente y como
hospital dependiente del Virgen Macarena. Es una pena como está hoy día la
capilla del Hospital, de estilo mudéjar, hundida en el suelo por el paso del
tiempo y las obras de urbanismo en la ciudad. Su torre se resquebraja y
cualquier día nos da el susto. Una joya como esa debería cuidársela con primor
y está abandonada, parece que a su suerte.
También se llamó a la Calle Don Fadrique
Camino de San Jerónimo, porque también lleva a esta población; Camino de Córdoba,
no en vano estamos en torno a la Puerta de Córdoba; y Camino Viejo del
Cementerio, aunque lo mismo es camino viejo que nuevo porque va directa al
cementerio de San Fernando único de la ciudad.
Su nombre actual data de 1859, sin duda
en honor a Don Fadrique Enríquez, Marqués de Tarifa, hijo de Catalina de
Ribera, continuador del legado de su madre: El Hospital de Las Cinco Llagas,
espléndido edificio renacentista donde los haya, que albergó la planta de mayor
extensión hasta la construcción del Escorial. Fue el mayor hospital de
Europa.
Proyecto magno y singular para la época,
que desde su primera piedra se tuvo muy en cuenta las condiciones de salubridad,
se excavaron cloacas, se construyeron enormes patios que lo dotaron de gran cantidad
de luz natural, se tuvieron en cuenta las corrientes de aire en la colocación de
ventanas para mantenerlo bien ventilado e incluso poseía una red de
abastecimiento de agua que se hacía llegar por un acueducto. Se mantuvo en
funcionamiento y recibiendo enfermos hasta 1972, comenzó un profundo proceso de
restauración y modernización de la entidad con su Policlínico y posteriormente
la construcción del Hospital Universitario; ya en 1992, coincidiendo con la Exposición Universal de Sevilla,
se reformó y se restauró para constituirse como la sede del Parlamento Andaluz.
Capilla del Hospital de San Lázaro.