En Roma la administración controlaba totalmente a los ciudadanos.
Se elaboraban censos que incluían a los ciudadanos encabezados por el “pater familias” junto a los miembros que conformaban su casa, esclavos, posesiones y actividad económica.
También se documentaban a nivel personal los testamentos, los alquileres de las casas o habitaciones, las expropiaciones forzosas, multas, el cobro de manumisiones de esclavos y también el pago de impuestos por mercancías, animales, vehículos, por uso de las vías y caminos o por protección en las mismas.