Una de las series de grabados de las piedras de Ica reflejaba los hemisferios oriental y occidental de la Tierra, grabados en dos pesadas piedras circulares. Hemisferios donde apenas si se pueden reconocer los continentes que hoy habitamos pero que constituían el globo terráqueo hace millones de años, tal sería su fisonomía, pero…, si no es con una avanzadísima civilización cómo fueron capaces de plasmar sobre la piedra la forma de los continentes, sin ser vistos desde arriba, sin las técnicas modernas que hoy contemporáneamente conocemos.
En estas grandes piedras aparecen dibujados, grabados, los viejos continentes pero también hay formas que parecen ser continentes hoy desaparecidos tales como Atlántida y Mu; y, en estos citados continentes, aparecen también las razas que los poblaban en aquel momento en que se realizaron los grabados de las piedras de Ica.
Sorprendente una de las piedras en las que se ven tres seres de idéntica fisonomía a los que aparecen en el resto de las piedras grabadas, estos seres llevan lo que parecen ser catalejos y miran hacia la parte superior de la piedra, donde pueden observarse estrellas, cometas, incluso nebulosas y constelaciones, además de toda una serie de signos. Parecería la representación de trece constelaciones, que incluyen las doce constelaciones conocidas y las Pléyades, que parecen tener relevante importancia para esta civilización.
Las Pléyades
están constituidas por un pequeño cúmulo de estrellas con brillo moderado en la
constelación de Tauro, pero nueve de ellas son lo suficientemente brillantes
como para poder, a simple vista, ser observadas. Algunas de ellas se encuentran
muy juntas por lo que es difícil poder distinguirlas por separado. En mitología
se conocen como las Siete Hermanas, aunque Galileo en 1610 contó 36 estrellas.
Hoy sabemos que las Pléyades se encuentran a unos 400 años-luz de la Tierra y
que abarcan una región del espacio sideral de unos 70 años-luz de diámetro.
En la piedra está grabado el firmamento, nuestro Sistema Solar, aquella civilización era capaz de observar el Cosmos. Con catalejos habría sido imposible estudiar constelaciones que están tan distantes de la Tierra.
En esta piedra hay algo más. En muchos grabados se repiten símbolos que posiblemente constituyen una clave para la lectura de estos petroglifos. Esos símbolos, en determinada posición, parecen significan vida inteligente, mientras que en otra posición indicarían que no hay vida inteligente.
Estos símbolos son diminutas hojas rayadas, extraños rombos y cuadrados pequeños que aparecen grabados en las diversas figuras que vienen a representar las nebulosas y los planetas, lo que indicaría que esta cultura tenía conocimiento de la existencia de vida en el espacio, externa a la Tierra y que estudiaban la posibilidad de existencia de vida en el firmamento. Los estudiosos del tema determinan que si la interpretación hecha de los símbolos es correcta, resultaría que en las Pléyades había vida inteligente; o eso creía esa civilización. La edad del terreno en donde se encontraron estas piedras, Ocucaje y Nazca, constituyen una de las placas más antiguas del planeta, con una antigüedad estimada entre los 200 y 500 millones de años.