En 1899 llegaba a la escalinata de San Telmo el yate «Giralda», de la Casa Real, portaba los restos mortales de Cristóbal Colón, que fueron embarcados en La Habana después del «Desastre del 98», con destino a Cádiz.
María Cristina de Habsburgo, reina viuda regente en la minoría de edad de a sevillana, Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla, junto a su hijo.
Los restos de Colón descansaron en el Sagrario de la Catedral de Sevilla, hasta
que en el año de 1902 Arturo Mélida terminase el mausoleo a los pies de la puerta de San
Cristóbal o del Príncipe de la Catedral, de estilo gótico florido en piedra blanca.
Desde
entonces los restos del almirante de la Mar Océana Cirstóbal Colñon descansan en la Catedral, como se ha comproabdo científicamente, pero al parecer solamente queda
apenas un 15% del esqueleto del descubridos de América.
Por mandato de su hijo durante un tiempo los restos mortales de Cristóbal Colón estuvieron en el Monasterio de La Cartuja.