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Hunos

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Los hunos eran un pueblo de pastores mongoles, de tenían pequeña talla, aunque eran robustos, son nómadas y muy rudimentarias, estaban organizados en tribus y provenían de las estepas asiáticas, al norte del mar Negro sobre la región del macizo de Altai, desde aquí habían tenido que emigrar por la expansión de los chinos.

De entre los pueblos bárbaros, fueron los de costumbres más primitivas, se cubrían el cuerpo con pieles, se alimentaban de raíces, de la caza y frutos silvestres. Para el transporte y traslado utilizaban a los caballos a los que montaban con estribos, al uso chino de quienes habían importado la idea.

A su paso arrasaban las poblaciones armados con espadas rectas, lanzas y lazos, con los que ahorcaban a los por ellos considerados enemigos cuando lograban enlazarlos; también usaban lanzas y flechas, que lanzaban con arcos compuestos, los cuales les permitían atacar desde varias direcciones.



Los visigodos, ante el avance de los hunos, en el año 376,  solicitaron protección al emperador romano de oriente, Valente, éste los admitió en el imperio con la idea de engrosar su ejército, pero se rebelaron contra él en 378, suceso que originó gran confusión en el imperio. Los hunos aprovecharon la coyuntura y su rey Rua, los atacó logrando firmar con el emperador Teodosio II la paz, a cambio del pago de tributo.

Sobre el año 420 se establecieron en las llanuras de Hungría, al norte del Danubio. En el 434, su líder Rua o Rugila, falleció y le suceden sus dos sobrinos, Atila y Bleda, y ambos durante cinco años lograron dominar a los persas, hasta que fueron vencidos por ellos en su intento de apoderarse de Armenia. Asolaron también a otros pueblos bárbaros, entre ellos a los burgundios, sajones, francos, jutos y anglos, que buscaron otro sitio de asentamiento y residencia, dirigiéndose hacia el Imperio Romano de Occidente.

Para oponerse a los pueblos germanos centroeuropeos, realizaron un pacto con los romanos de occidente y apoyaron al emperador Honorio, para que pudiese mantener el imperio que sufría una dura y aguda crisis; y combatieron juntos, hunos y romanos, alrededor del año 439, contra los visigodos.

En el año 445, Atila, fue el único rey de los hunos cuando su hermano murió, quizás asesinado por el mismo Atila.

El Imperio romano de Oriente, durante el gobierno de Teodosio II,  tuvo que afrontar la toma de Margus, Sirmium, Naissus y Filipópolis a manos de los hunos. En el 447 se recrudecen los embates  hasta que los romanos llegan a pactar con ellos mayores tributos, retirandose de la zona del Danubio.

Vajo el dominio de Marciano el Imperio pretendió de nuevo apoderase de Bizancio, año 450; y tras la muerte de Teodosio II, que suspendió la entrega de tributos a los hunos, que acordó su antecesor. En el 451, se llegó con la Corte de Constantinopla a un nuevo acuerdo.

El pueblo huno estaba compuesto por unas 500.000 personas en el siglo V, quienes liderados por Atila avanzan y cruzan el río Rin rumbo al oeste, tras su acuerdo con la Corte de Constantinopla, en el año 451, sembrando el pánico entre los poblados por allá por donde transitaban, hasta que llegan a Orleans, donde esperaba un ejército de galos y de romanos, al mando de Aecio. En la batalla que tuvo como escenario los Campos Cataláunicos,  sufrieron los hunos una gran derrota, frente a los romanos  apoyados por visigodos y los burgundios, perdiendo en esta ocasión cerca de 200.000 guerreros.

Los hunos se dirigieron entonces a la Galia, saquean Aquileya, Milán y Ticinum; después invaden Italia y los estudios no han llegado a explicar por qué no entran en Roma. Según algunos autores fue el Papa León I quien, como miembro de la embajada, en el año 452, les pidió que se retiraran. Según otros autores, se alejaron por una plaga muy mortífera en el lugar.

Atila muere en el 453 y deja un poderoso imperio, que en un principio se había situado en el este de Europa, allá en la llanura húngara, cuya capital era la  ciudad lujosa de Panonia, cedida por Teodosio II, sobre el río Tisza, llegando a extenderse desde los rusos Montes Urales  hasta el francés río Rin.

Los sucesores de Atila solo supieron pelear entre ellos por el poder y, por ello, quedaron a merced de otros pueblos bárbaros.

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