El lugar donde hoy vemos la Catedral de Sevilla fue por los siglos
tradicional asiento de edificios religiosos. Aquí y en sus proximidades se han
detectado restos de diversas construcciones religiosas pertenecientes a varias
cullturas, por ejemplo el templo
visigodo que fue derribado por los musulmanes cuando entraron en la Península a
sangre y fuego. En esta zona, sobre el antiguo templo visigótico, se
construiría la mezquita mayor de Sevilla, durante el califato de Adberraman II, en el siglo IX, los estudios sitúan la mezquita
mayor de Sevilla en lo que hoy conocemos como la Iglesia del Salvador.
Con los almohades Sevilla se
convertiría en una ciudad llena fé gente, muy transitada, los almohades
coinciden con época de esplendor en Sevilla. Esta es la razón por la que se
decidió la construcción de una mezquita de mayores dimensiones y el califa Abu
Yacub Jusuf ordena la construcción de un templo musulmán mucho más amplio en el
sitio de la actual Catedral
Fue Ahmed Ibn Baso, arquitecto,
quien dirigió las obras desde 1172 hasta 1176, cuando queda el edificio concluido en sus aspectos
fundamentales.
En nuevo edificio, la mezquita
mayor de Sevilla tenía planta rectangular de 17 naves orientadas de norte a sur. Se alzaba en base a pilares en
ladrillo, material característico de la zona y arcos de herradura apuntados; y un patio amplio
precedía al recinto principal de oración. El patio, conocido como El Patio de
los Naranjos, se conserva en nuestros días.