Después de que Patrimonio parara las obras, un empresario privado logró reanudarlas y el arqueólogo Gregorio Mora dio con los restos de la que ya se conoce como «Torre del Bronce».
Tras las paredes enfoscadas del bodegón que se ubicaba en el número 1 de la calle Santander, en la Casa de la Moneda, se ocultaba una torre almohade, la tercera en línea recta desde el río en dirección a la Giralda. El hallazgo ya ha sido incluido ya oficialmente en el inventario de la Consejería de Cultura y se ha producido gracias al empeño de un empresario sevillano afincado en Lérida, propietario del grupo Piamontesa, por rescatar los restos del inmueble durante las obras para montar un restaurante.
Tras la Torre del Oro y la de la Plata, ha aparecido otra de planta cuadrada con la típica construcción de tapial almohade justo a la altura de lo que en el Renacimiento fue la Casa del Tesorero, lugar en el que este funcionario real hacía el recuento de riquezas de la Casa de la Moneda.
El arquéologo responsable se llama Gregorio Mora y no daba crédito cuando, al picar, descubrió unos ladrillos finos que no tenían nada que ver con los del siglo XVI. «Los resultados han sido muy buenos aunque ya sabíamos que en ese sitio había una carga patrimonial muy importante». No obstante, «la torre está prácticamente partida por la mitad» y ha sido fechada entre finales del siglo XI y principios del XII, por lo que es anterior incluso a la Torre del Oro. «Forma parte del recinto defensivo que fue la Casa de la Moneda con anterioridad a la implantación de la fábrica tras el descubrimiento de América, estaba insertada en la ampliación de la muralla del Alcázar para defender el río, donde se hizo una especie de alcazaba».
Entre los expertos que han visitado el lugar ya se ha bautizado el hallazgo como «Torre del Bronce», aprovechando su posición en línea con las otras dos y sabiendo que los nombres de la Torre del Oro y de la Plata también se pusieron siglos después de su construcción con la llegada de las riquezas americanas. Pero Mora aclara que se trata de una torre que no estaba documentada y que, «al formar parte del recinto defensivo, en principio carecería de nombre».