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El Humilladero de San Onofre




 


El Humilladero de San Onofre, como La Cruz del Campo, no es más que un hito en el camino para que los peregrinos del camino de Santiago pudiesen descansar y orar. Data de tiempos de los Reyes Católicos y su fábrica, naturalmente lo fue al gusto de la época, es decir, es del estilo gótico mudéjar que cristaliza simbiosis culturales en la zona, el arte que judíos y musulmanes convertidos como trabajadores personalizarían usando las líneas generales de lo que era el gótico europeo imperante en la época.
Su origen, según se cuenta, está en el hecho de que fuese en este lugar donde el caballo de Fernando III El Santo se detuviese, antes de que el rey entrase en Sevilla para rematar su gesta reconquistadora.
Otras teorías afirman que sería una estación del Vía Crucis que se hacía en San Lázaro, un leprosario por el entonces. Hoy San Lázaro es un hospital y conserva de sus orígenes una preciosa capilla mudéjar en lamentable estado de conservación, de la que las instituciones parecen haberse olvidado.

También se denomina vulgarmente como “El Santo Negro”, aunque es en realidad un Sagrado Corazón de hierro fundido; y esto es debido a la coloración de la pintura que lo protege. Sigue siendo lugar de peregrinaje para fieles devotos en San Jerónimo, tradición que se arrastras desde los albores del XV y acompañan velas, estampas y flores como regalos al Corazón de Jesús que sustituyó a San Onofre en el sitio allá por los años veinte del siglo veinte; y de aquí que popularmente se conserve el nombre para el templete.
El templete tiene cubierta a cuatro aguas y arcos góticos, apuntados y rematados en puntas de diamante; un baquetón los recorre y enmarca. En su interior cuatro columnas adosadas con sus basas y capiteles de mocárabes. El arco de crucería sostiene un pinjante de mugarnas y está coronado con cruz papal, que es una reliquia de lo que fue, el hoy derruido, Convento de San Jerónimo de Buenavista.

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