Subir a la
Giralda es todo un poema, quien tenga vértigo que se abstenga; y que sepa que
para ver las maravillosas vistas que ofrece de la ciudad de Sevilla, para
consolar su vértigo puede agacharse y sentirse así más protegido.
El interior
de la Giralda no es el de una torre al uso cristiano, estaba pensada para que
el almuédano, que era el encargado de convocar a los musulmanes a la oración
pudiera subir a caballo, por lo cual, la Giralda carece de escaleras, el
sistema de ascenso es mediante rampas, en un total de 35.
Quien quiera
ver el Giraldillo de cerca, puede ver una reproducción exacta de la escultura
original en bronce, a la entrada de la Catedral por la Puerta de San Cristóbal,
también llamada del Príncipe, de estilo gótico florido, llamada así porque es
la puerta por la que entraban los príncipes, los reyes, la realeza en la
historia, procedentes del Alcázar, que es la residencia real oficial cuando la
Corte está en Sevilla.
En el cuerpo
que la cristianiza se organiza el campanario, ni más ni menos que con
24campanas, todas con distinto sonido, especialmente delicioso escucharlas
cuando el campanero toca Las Lágrimas de San Pedro, en la festividad de San
Pedro y San Pablo, composición que se refiere a cuando San Pedro Lloró cuando
se arrepintió de haber negado a Jesucristo ante los romanos.
Los nombres
de las campanas son en la cara norte: Santa Florentina, San Sebastián, San
Cristóbal, San Fernando y Santa Justa; recordemos que San Fernando es el patrón
de Sevilla junto con la Virgen de los Reyes y como copatronas las Santas
mártires Justa y Rufina.
Al sur las
campanas son: San José, San Laureano, San Pedro, San Juan Evangelista y Santa
Inés; al este: Santa Rufina, San Hermenegildo, Santa María la Mayor, San Juan
Bautista y Santa Lucía; y al oeste tenemos las campanas Santa Bárbara, San
Isidro, San Miguel, San Pablo y Santa Cecilia. Todas estas advocaciones tienen
su correspondencia en antiguas collaciones de Sevilla.