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POMPEYA: LA VILLA DE LOS MISTERIOS (2).

Colaboración de Antonio Campano Díaz:


Alrededor del Vesubio, se han podido constatar más de un centenar de villas romanas (no todas excavadas arqueológicamente hasta ahora), por lo común dedicadas a la actividad agraria. 
 
La Villa de los Misterios es una más de éstas. Estaba ubicada a la orilla del mar, aunque ahora se aleje a varios kilómetros del agua, ya que millones de toneladas de piedras volcánicas se interponen entre el mar y la misteriosa casa...
 
Para acceder a la villa, desde la ciudad de Pompeya, se salía por la Puerta de Herculano, para tomar el "Camino de la Necrópolis". Era la dirección que tomaban todos los que tenían intención de ir a esa otra ciudad, también cubierta por la lava y las cenizas en el año 79 (yo la he visitado en dos ocasiones, precisamente).
 
Voy a tratar de enseñaros esto que os digo, de tal forma que os sintáis allí mismo. No sé si lo lograré... Mediante las fotografías y breves explicaciones en cada una de ellas.
 
  
Éste es el Camino de la Necrópolis. Al fondo se ve la Puerta de Herculano.
 
 
El Camino de Herculano tiene algo menos de un km de recorrido, no más... Como todas las vías que partían directamente de las ciudades romanas, estaban flanqueadas por diversas tumbas. Unas monumentales, otras más modestas...

Hay que tener en cuenta, que en la Antigua Roma, los cementerios no se organizaban en el interior de las ciudades, sino extramuros, y no se disponían en recintos cerrados exprofeso, como hacemos nosotros en la actualidad. Los enterramientos quedaban en el borde de los caminos, cerca de las ciudades. Aquí tenemos un ejemplo muy ilustrativo.

Tengo más fotos de este camino, que a mí me entusiasmó, porque realmente me sentí en otro momento de la historia (y eso que acababa de salir de Pompeya). Quizás fuera por la hora del día, ya por la tarde, por las sombras y luces, o por lo que fuera... 
 
 
La Villa de los Misterios queda unos metros más abajo del nivel actual, porque como todos saben, las ciudades crecen. Se baja por una breve rampa y, enseguida, se está dentro...  
 
Los techos no son los originales. Fueron destruidos al colapsar por el peso de la lava y las cenizas.

Al excavar y descubrir los frescos ha habido que cubrir todo para preservar su valioso interior. 
 
 
Las numerosas habitaciones estaban cubiertas de frescos. Unas están mejor conservadas que otras. En ésta se han recreado arquitecturas sobre un zócalo oscuro. El suelo, como todos en la casa, estaba cubierto de mosaico.
 
 
Las formas petrificadas de los cuerpos que sucumbieron en ese trágico año 79, se han depositado en urnas, buscando otorgarles algo de dignidad.  
 
 
Los desdichados habitantes de esa casa (o transeúntes, según el caso), guardaron la postura corporal en la que perdieron la vida...
 

Otra habitación, en la que se aprecian arquitecturas y fondo, es decir perspectivas (logro que se perderán en la Edad Media, para volver a conseguirse técnicamente en el Renacimiento italiano de forma definitiva). Obsérvese que las bases de las columnas se apoyan sobre un poyete imaginario, recreado en la pintura al fresco.
 
 
Esta habitación, de fondo oscuro, con unos delicados dibujos claros, auténticamente maravillosos, me resultaron de una grata sorpresa... No sé cómo se sentiría la persona que utilizaba este cubículo estando allí, pero debió ser muy especial.
 

Fijaos en la variedad de aves representadas y en el personaje egipcio, mitad ave, mitad hombre o mujer, que se aprecia dentro del recuadro rojo. La influencia oriental es obvia.
 
 
El colorido de los frescos es vivo aún... El milagro obrado en el soterramiento por lava y cenizas ha sido un regalo para las generaciones actuales, sin duda...
 
 
Las escenas mitológicas abundaban. Los detalles eran numerosos, tanto, que agotaban a una mente ansiosa como la mía en aquellos momentos. Doy gracias al Cielo porque la técnica fotográfica me permita revivir una y otra vez aquellos momentos.
 
 
El pavimento es de un gusto exquisito...
 
        

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