Según el doctor Cabrera, descubridor de la Biblioteca de las Piedra de Ica, la antigüedad de la civilización que grabó las piedras de Ica podría contarse, más que en años, en ciclos solares.
En las piedras se observa que esta civilización computaba el tiempo en meses de 28 días.
Si se multiplican esos 28 días por 13 constelaciones el resultado son 364 días, es decir, la duración del año entonces era de 364 días, el tiempo de la Tierra en darle una vuelta completa al Sol.
La explicación de la diferencia entre esos 364 días y los contemporáneos 365,25 es que según la ciencia tiene demostrado que el Sol pierde materia; y aunque sea mínimamente esta pérdida de materia solar afecta a los planetas que giran a su alrededor. Al perder materia, la atracción que ejerce el Sol sobre los astros que giran a su alrededor es ligeramente inferior, lo que produce un alargamiento de la elipse de la Tierra orbitando alrededor del Sol. Si la elipse de la Tierra se alarga, el año también se alarga.
La diferencia entre el año de aquella civilización y el nuestro es lo que nos dice el tiempo transcurrido entre una y otra civilización.
Cada 100 siglos se produce una diferencia de un segundo. Según los cálculos del Dr. Cabrera esta antiquísima civilización habría existido alrededor de 840 millones de años. Muy posiblemente hay errores de cálculo, esa antigüedad parece excesiva incluso para los dinosaurios, según los conocimientos que la ciencia tiene admitidos y probados. Pero sin duda la antigüedad es de muchos millones de años.
Entre los signos que en las piedras de Ica aparecen grabados, en una de ella, en la bóveda celeste representada en la piedra se puede apreciar un cometa, el zodíaco, con trece constelaciones, la nebulosa Cabeza de Caballo, además de otros elementos, entre ellos algo que parecía un eclipse anular de Sol.
El cometa Kohoutek estuvo el día 24 de diciembre de 1973 más cerca que nunca de la Tierra registrándose igualmente el eclipse anular de Sol. La Luna se interpuso ante el disco solar dejando ver un anillo majestuoso. Venus y Júpiter adoptaron la posición que señalaban por los astrónomos de las piedras de Ica y los grabados que han llegado hasta nosotros.
Los representados eran el Sol, la Luna, 2 planetas, 13 elementos zodiacales, el cometa Kohoutek y la nebulosa Cabeza de Caballo, coincidiendo con absoluta precisión.
Los astrónomos en principio dijeron sobre elq cometa Kohoutek que tenía una órbita de 10.000 años, más tarde rectificaron incrementando el tiempo hasta los 40.000; y, por último, determinaron que la órbita del Kohoutek sería parabólica barajándose cifras de millones de años para su órbita.
Las piedras cuantifican o nos muestran para que podamos calcular el tiempo transcurrido entre la civilización que las grabó y nuestra civilización.
Otra forma de determinar el tiempo por aproximación sería a través de la fauna ya extinta, de los continentes desaparecidos y por la diferencia de la morfología de los hombres representados.
La ortodoxia en la ciencia nos habla solamente de nuestra civilización, pero hay testimonios de la existencia de otras civilizaciones, hay mucho que estudiar y mucho que descubrir, seguramente distintas civilizaciones que poner en su lugar en la historia. Hay que tener la mente abierta a conocimientos nuevos.
Aunque a los ojos de los más escéptico lo que relatan las piedras de Ica pueda parecer fantástico, estamos realmente ante una biblioteca en piedra, documentos epigráficos cuya escritura, la forma de comunicarse es la representación pictórica. Pero habría que descartar que se trate de falsificaciones. Con métodos como el Carbono 14 no parece posible determinar la antigüedad de estas piedras. Su fiabilidad, su certeza, viene determinada por los conocimientos que transmiten, muy difíciles de imaginar que estuviesen en posesión de los indígenas de la zona; y también por el ingente trabajo que implicaría grabar miles de piedras y darles pátina de antigüedad para hacerlas parecer antiguas. El hecho es que esta biblioteca epigráfica existe y que fueron creadas para transmitir conocimientos parece obvio. Los conocimientos que transmiten parecen de una evolución muy superior a lo que se podría esperar de los pueblos indígenas de la zona. Habría que hablar de una avanzada civilización, de su desaparición, de una involución de la humanidad y un renacimiento cuya evolución e habría situado en el estadio evolutivo que tenemos actualmente en nuestra civilización. Como se extinguieron los dinosaurios, civilizaciones de humanos o de humanoides parece que corrieron una suerte similar.