Colaboración de Antonio Campano Díaz.
Las termas eran baños públicos, pero su función iba más allá de la higiene corporal. También se consideraba un lugar de ocio, de relax y, sobre todo, de relaciones sociales. Allí se acordaban matrimonios, contratos comerciales, pactos políticos y hasta se desarrollaban intrigas...
En Pompeya había fundamentalmente cuatro termas: las que comento hoy, es decir, las Estabianas, las del Foro, las Suburbanas y las Centrales.
Las Termas Estabianas se ubicaban en el cruce entre las vías de la Abundancia y la Estabiana (de ahí el nombre). Eran las más grandes. Disponían de una palestra (en el capítulo 8 de esta serie, ya vimos qué era) y dos zonas separadas, una para los hombres y otra para las mujeres.
Las termas, por lo general, disponían de tres estancias en cada zona, el frigidarium (agua fría), el caldarium (agua caliente) y el tepidarium (agua templada).
Estas termas concretamente, estaban en plenas obras de ampliación cuando sobrevino la tragedia, la erupción del Vesubio del año 79.
Zona de la palestra, actualmente el acceso a las termas.
Mi
hijo me decía sorprendido y apesadumbrado a la vez: -¿Te das cuenta,
papá, que pisamos mosaicos valiosísimos, y a esta gente les da igual? En
España, los pocos que conservamos, los tenemos algo más reservados...
Eso
es verdad en la actualidad, pero tengo que reconocer que los de Itálica
los expoliaron, hasta no hace mucho... Y las autoridades poco se
esforzaron en protegerlos. Eso sí, ahora por lo menos, tenemos casi
todos localizados... ¡Buscadlos en el Palacio de la Condesa de Lebrija,
por ejemplo!.
Gracias
a la afición de doña Regla Manjón por las antigüedades, en especial por
las romanas; podemos admirar verdaderas maravillas.
Se
conservan en un estado magnífico. las bóvedas resistieron porque se
colmataron las salas y por lo tanto esa circunstancia evitó que se
derrumbaran...
Una de las bóvedas, con la linterna...
Esta
piscina creo recordar que era parte del frigidarium. El banco corrido
aportaba el sentido del relax al que nos referíamos en la entrada...
¡Allí no iban a nadar, ni a tirarse en bomba, como hacemos nosotros, los
"vándalos" del siglo XXI.
Los frescos, de una calidad asombrosa, siguen mostrando toda su belleza.
Esos
carros de dos ruedas, monoplaza, eran muy habituales en las calzadas
romanas, que tenían un firme muy plano, ideal para que circularan las
ruedas. El aspecto que presentan hoy en día, de grandes losas, nos puede
confundir. Ahora están "descarnadas" por la erosión de muchos siglos...
Pero en su momento fueron como nuestras carreteras, sin el asfalto,
pero sí con tierra y piedrecillas perfectamente apelmazadas, mostrando
un firme bien compacto.
Las paredes estaban recubiertas de estuco y pintadas con colores vivos, de muy buen gusto.
Vestuarios.
Los agujeros en los muros indican que ahí estuvieron las "cogidas" de
las estanterías de madera para guardar la ropa y otros objetos. Creo que
esta era la zona femenina.
Vestuarios
masculinos, con los casilleros de obra, separados por atlantes. La
bóveda nos delata la riqueza y el lujo del que disfrutaban estas
personas que vivieron hace tanto tiempo antes que nosotros.
Casi todos los visitantes llevaban guía. Nosotros no pudimos "aprovecharnos", pegándonos a ninguno ,
porque explicaban en distintos idiomas, no sólo italiano (pero ahora en
serio, era mejor ir a nuestra "bola", parándonos donde queríamos o
dándonos más prisa si así lo requería la circunstancia).
No
recuerdo muy bien que era esto, si un banco, o una mesa... Era de
madera y es un milagro que se conservara, hasta con su pintura original.
Una de las piscinas... Probablemente de la parte del caldarium.
Al fondo una fuente con función religiosa...
Este
milagro se conseguía porque fabricaron su hormigón mezclando ceniza
volcánica con cal y agua del mar. Así consiguieron un mortero al que
después incorporaban trozos de roca volcánica, que allí era fácil de
conseguir.
Fijaos en que el borde de la pila presenta una leyenda en letra capital...
Aquí se ve mejor... Voy a averiguar qué dice... A ver si puedo contarlo dentro de un ratito.
Había
que fijarse bien, porque los relieves y otros detalles pasaban
desapercibidos, y eran muy interesantes. Por ejemplo, esto era una
escena de animales marinos... El primero de ellos es un delfín saltando.
Reconozco que fue mi hijo el que me los señaló... No vayáis a creer que yo podía con todo... Allí se "aloba" uno...
En el "intradós" de la linterna se aprecian los relieves de animales marinos, peces y otros.
Tesela
a tesela... Unas manos colocaron una a una la diminutas piedras que
conformaban un pavimento perfecto, que resistió el envite del flujo
piroclástico y los veinte siglos que nos separan.
Por
las oquedades de los muros pasaba el aire caliente que hacían posible
una temperatura muy agradable en el caldarium y tepidarium.
Aquí se puede ver también el sistema... Se llamaba hipocausto, que recibía el aire caliente del praefurnium (horno).