Tanto el hallazgo cercano a luxor como el desfile de los faraones
momificados ha supuesto un hito en la propaganda turística para Egipto,
después de que la pandemia por covid 19 dejase las arcas procedentes de
la actividad turística muy diezmadas.
La ciudad encontrada revela su relación con los últimos años del reinado de Amenhotep III
Todo el fasto desplegado en el traslado de las momias reales desde el Museo Egipcio del Cairo al Museo de la Civilización Egipcia dista considerablemente del realizado cuando salieron las momias de la tumba en la que fueron descubiertas en el año 1881, hace ya 140 años.
El arqueólogo y egiptólogo alemán Émile Brugsch, al cargo del Servicio de Antigüedades, servicio recién creado, en ausencia de Gaston Maspero, su director, actuó con rapidez puesto que empezaban a llegar rumores del hallazgo de la ciudad que durante unos diez años habían estado explotando los miembros de una familia de saqueadores y poniendo sus piezas históricas en venta en el mercado negro. Se temían nuevos pillajes, también enfrentamientos con los beduinos que se podían mostrar molestos al ver y entender desde su punto de vista que unos extranjeros se iban a llevar sus tesoros.
Se embarcó a las momias, que sumaron alrededor de cuarenta en un brevísimo tiempo. Desfilaron por el
Nilo hacia a El Cairo y al paso, de forma espontánea los campesinos, les iban rindiendo honores, con salvas al aire, ellos,
mientras las mujeres se desgarraban la vestimenta y lamentaban a gritos suponemos que la muerte de los faraones del Antiguo Egipto, en señal de honra y sumisión, lo mismo que la fama perduró en el tiempo, las costumbres de honrar a sus reyes también, esta mujeres campesinas hacían las veces de las plañideras que acompañaban a los difuntos en su entierro. No bastaba con la pena que pudieran expresar familiares y allegados por los difuntos, las plañideras eran un trabajocomo otro cualquiera, se pagaba a mujeres para que lloraran en el duelo, cuanto más, mejor.
Pero esto fue lo que sucedió hace 140 años, pero el cortejo fúnebre contemporáneo tiene otra semblanza más teatralizada, todo se ha transformado en una magna acción de publicitaria turística en la que se ha intentado recrear una escenografía, vestuario y maquillaje acordes más que con un traslado fúnebre, con una concepción cinematrográfica de la milenaria civilización faraónica.
Al respecto interesa VER.
El Desfile Dorado contó con la presencia de personalidades de primera línea, los principales políticos egípcios, como
el presidente Al Sisi y los representantes del mundo cultural y cada momia tenía su vehículo blindado con inscripción de su nombre en árabe y jeroglífico, además de la
decoración de inspiración faraónica .
Con respeto al descubrimiento de la ciudad, muchos egiptólogos coinciden en decir que ya se conocía su ubicación desde los años 30, estaría además documentada por los arqueólogos Robichon y Varille, a pesar de lo que afirma el controvertido Zahi Hawass, que es el responsable de la excavación, quien defienda la originalidad del hallazgo. Pero realmente es imposible descubrir algo descubierto previamente.
De todas formas, se supiese o no su ubicación, es ahora cuando afloran de las arenas desérticas la ciudada llamada ‘El ascenso de Atón’, también llamada la ‘Ciudad Dorada Perdida’ por Hawass; y es importante su relevancia arqueológica pues su estudio ayudará a rellenar las lagunas de conocimiento que hasta ahora existen sobre el mundo faraónico, por lo menos en el periodo de tiempo del reinado de Amenhotep III, entre el 1402 al 1364 a. C., dinastía XVIII del Imperio Nuevo y se habría desarrollado alrededor del palacio de Malkata, mandado construir a en la orilla occidental del Nilo, la dedicada a los enterramientos y a los templos mortuorios.
Trabajadores con piezas cerámicas recuperadas. Foto: KHALED DESOUKI / AFP
El hijo de Amenhotep III fue autor de una revolución sin precedentes del panorama religioso, decretó el primer monoteísmo de las grances civilizaciones de la historia. Castigó al dios Amón y a su clero y elevó a Atón, que representa el disco solar, como deidad principal. Esta es la razón de su cambio de nombre, Amenhotep IV por Akenatón.
Ya su padre había manifestado predilección por el dios Atón, el mismo nombre de la ciudad refiere este extremo: ‘El ascenso de Atón’ en la que el palacio del faraón era llamado ‘el palacio del deslumbramiento de Atón’. Esta deriva religiosa podría quedar más documentada en los estudios que se realicen de esta ciudad. Incluso podría remontarse esta tendencia al reinado de Tutmosis IV, donde ya habría apuntado este monoteismo, siendo Tutmosis IV abuelo de Akenatón. Por el momento si parece que se han confirmado en las excavaciones escenas en las que se representa al dios Atón.
Existen varias teorías sobre la fundación del palacio de Malkata por Amenhotep III:
- voluntad de pasar allí los últimos años del reinado
- sirvió para celebrar la importante fiesta Sed
En la fiesta Sed los faraones habían de demostrar que seguían siendo válidos para ejercer el gobierno.
Algunos restos hallados en las excavaciones avalarían esta tesis, dichos restos corresponderían a preparativos de la fiesta real: jarras, alimentos (se ha encontrado pescado seco y unos diez kilos de carne seca). Se ha encontrado un toro que posiblemente podría haberse sacrificado en honor al faraón.
Las excavaciones revelan tres barrios diferenciados. Detalla Hawass: “Encontramos tres distritos principales, uno para la administración, uno para que los trabajadores duerman, uno para la industria y un área para la carne seca”... se trata del “asentamiento administrativo e industrial más grande de la era del imperio egipcio".
El área más excavada es la parte sur de la ciudad, en ella se concentran los talleres, pero queda por recuperar toda la zona norte de la ciudad.
Entre las ondulaciones de su muralla de único acceso se han encontrado restos humanos, por ejemplo el esqueleto de una persona enterrada con los brazos extendidos y cuerda alrededor de las rodillas.
Enterramiento de hombre con brazos extendido y cuerda a la altura de las rodillas. Foto: KHALED DESOUKI / AFP
Uno de los aspectos que llama la atención es que la ciudad tuvo un corto periodo de actividad, como mucho se habría extendido a la época de Tutankamon y su sucesor Ay. Se han encontrado además puertas tapiadas que podrían señalar que se abandonó a conciencia, de ahí que esté aparecido tan bien conservada.