La Torre de los Perdigones formaba parte de un complejo industrial, fue testigo de la primera industrialización de Sevilla y no solo es un bello surtidos de sombra y sueños, como se diría del cipres de Silos, no acaricia el cielo con su lanza, ella no usaba armas blancas sino perdigones; y tiene alguna peculiaridad, como su cámara oscura, que la hace única.
La torre pertenecía a la antigua fábrica de Manuel Mata, el empresario que la mandó hacer allá por 1885. La torre tenía su nombre: San Francisco de Paula, pero al nombre propio venció el que le puso el vulgo por los materiales (zinc, balas) y los productos que se fundían en ella, los vecinos de Sevilla determinaron ponerle "La Torre de Los Perdigones".
Este emblemático edificio ha sobrevivido a la fábrica en su barrio de La Macarena. Hoy se ha rodeado de bellos jardines donde se puede disfrutar de la placidez y la frescura que aporta la fuente central del entorno, pero no siempre estuvo así. En pleno centro de la ciduad, aunque inmediatamente extramuros de ella, desde el cierre de la fábrica y el abandono de las casas y terrenos de Renfe, se convirtió en asentamiento y campamento de gitanos, que convivían con basurero y/o escombrera que daba un pésimo aspecto al entorno además de proporcionar suciedad e inseguridad.
Hoy el entorno inmediato a la torre se ha convertido en un pulmón frente a la Facultad de Odontología, también de reciente creación tras el reacondicionamiento del lugar.
La torre servía a la fundición en la fabricación de los perdigones que se realizaban fundiendo el plomo en un horno primero y, con grandes cucharones, se echaba el plomo fundido en cribas de distintos calibres que determinarían el tamaño del perdigón. Las ventanas que la torre posee dejaban entrar el aire y eran parte del proceso, hacían el resto, ya que por efecto de la gravedad caían los perdigones en forma de lluvia.
Con motivo de la Espo, en fechas cercanas se
empezó a restaurar, gracias a unos almacenes famosos que subvencionaron la obra, aunque fue nuevamente restaurada
en agosto de 2005 por el Ayuntamiento de Sevilla.
La torre posee 45 metros de altura y, en 2007, se convirtió en una de las mejores atalayas urbanas que proporcionan una de las mejores vistas de la ciudad. Esto es así porque en su interior la torre custodia una cámara oscura de gran dimensión, de las pocas que se pueden encontrar en Europa. Esta es la razón por la que algunos la llaman «la cámara de fotos más grande de Sevilla». La instantánea es efímera y se emplea una tecnica similar a la que usada para tomar fotografías en los tiempos de sus orígenes. Así, puede desde dicha cámara observarse, sobre un plato hondo, lo que va sucediendo en las calles del entorno hasta en varios kilómetros de distancia y, además, en tiempo real.
Interior de la cámara oscura
La cámara oscura se inaugura en 2007 y desde entonces permite ver la ciudad desde una altura de 45 metros, aproximadamente la mitad de la altura de la Giralda.
En la cámara oscura veremos luces tenues, un plato cóncavo al que seguramente rodeará un grupo de ciudadanos y veremos la ciudad sobre una mesa, en tiempo real, al ritmo que sus habitantes marcan.
Se trata del mismo sistema que empleaban las fotografías decimonónicas. Sus elementos son
- un espejo,
- unas lentes de aumento
- y un tubo que funciona como un periscopio y proyecta las imágenes en una pantalla blanca.
El proceso es simple:
- la luz entra por una estrecha ventana
- incide en el espejo
- y el exterior queda retratada en tiempo real y en una sola pantalla, como testigo la atenta mirada de los visitantes.
La ubicación geográfica de la torre es ideal para el atractivo que encierra en su cámara oscura, ya que está en el casco histórico de la ciudad, a una considerable altura de 45 metros, lo que le permite que el instrumental capte la orilla del río Guadalquivir, que está a escasos metros, la catedral, que está más o menos a 1 km; y casi cualquier punto que puede ser del centro o extramuros, pues alcanza hasta el aeropuerto.
Un guía siempre presente para ayudar a entender el funcionamiento y observar tanto a los viandantes como a los monumentos y calles desde una perspectiva realmente diferente, pues se encarga de explicar y capturar los puntos más interesantes y atractivos para los visitantes.
En España, de las ocho cámaras que existen con estas características, cinco de ellas están en territorio andaluz. Estas cámaras se encuentran entre otros lugares en el Auditorio de la Alameda, Jaén, en el Palacio de Villavicencio, Jerez de la Frontera; en la Torre de Tavira, Cádiz; en el Ayuntamiento de Écija, por citar a las más cercanas a esta torre sevillana.
Vídeo web sevilla.org