Fallecido hace más de setenta años, George Orwell, autor de la célebre novela "1984", se mantiene como un analista indispensable de los totalitarismos, tanto del pasado como del presente y futuro. En su obra, Orwell no solo anticipó el dominio de la corrección política actual, sino que también proporcionó las claves para resistirlo. Este es el planteamiento que Mathieu Bock-Côté desarrolla en un artículo de Valeurs Actuelles.
Orwell: Profeta del Antitotalitarismo
La conmemoración de los setenta años de la muerte de George Orwell en 2020 destacó su influencia duradera. Eric Blair, nombre real de Orwell, ha visto un resurgimiento de su obra, especialmente en Francia, gracias a figuras como Jean-Claude Michéa. Michéa, a través de su libro "Orwell, anarchiste tory" publicado en 1995, critica la traición del socialismo original por la izquierda ideológica moderna y revaloriza el concepto de "common decency", subrayando la importancia de las personas comunes en una era que idolatra la diversidad.
La Vigencia de Orwell en el Discurso Político
Orwell, aunque identificado con el socialismo, no representa el socialismo doctrinal que conocemos hoy.
Su lucha contra la miseria y las desigualdades se combina con una defensa del patriotismo y las tradiciones.
Su sátira de los intelectuales de izquierda, descritos como "defensores de su propia facción", resalta su distanciamiento de los dogmas ideológicos.
Experiencia y Testimonio
La experiencia de Orwell en la Guerra Civil Española, donde combatió con el bando republicano, profundizó su comprensión del totalitarismo, especialmente del comunismo estalinista y su capacidad de reescribir la realidad. Esta vivencia moldeó su visión del totalitarismo, central en su obra "1984".
"1984" y el Totalitarismo
"1984" es una novela de anticipación ambientada en una Inglaterra post-revolucionaria y totalitaria, donde Orwell explora los efectos psicológicos del régimen sobre los individuos.
El totalitarismo, según Orwell, sustituye la realidad por la ideología, deformando las almas y sometiendo a las personas a aceptar falsedades como que 2 + 2 = 5.
Los eslóganes del régimen, como "La guerra es la paz" y "La libertad es la esclavitud", condicionan a la población a ver el mundo filtrado por el sistema ideológico.
La supervivencia en este entorno requiere una obediencia ciega, promoviendo la mediocridad y el odio hacia los enemigos designados por el régimen.
La Neolengua y el Control del Pensamiento
Orwell introduce el concepto de "neolengua", una perversión del lenguaje diseñada para limitar el pensamiento.
Este control lingüístico es esencial para mantener el totalitarismo, ya que restringe la capacidad de pensar críticamente y cuestionar el régimen.
La policía del lenguaje vigila cualquier resurgimiento de palabras prohibidas que podrían fomentar una visión alternativa del mundo.
El Pasado y la Ideología
El control del pasado es otro pilar del totalitarismo. Reescribir la historia y neutralizar los clásicos literarios garantiza que la única realidad aceptada sea la construida por el régimen.
Orwell previó que los textos clásicos serían reinterpretados o destruidos para alinearse con la ideología dominante.
Corrección Política y Totalitarismo
La corrección política contemporánea, aunque menos extendida, muestra similitudes con el totalitarismo descrito por Orwell.
El condicionamiento ideológico, la censura de palabras y la celebración forzada de la diversidad reflejan la manipulación de la realidad y el lenguaje.
Esperanza en la Resistencia Popular
Orwell encuentra esperanza en el proletariado, no como una clase mesiánica, sino como un pueblo que mantiene instintos y afectos naturales, resistiendo la reeducación totalitaria.
Este pueblo desea vivir en un mundo a escala humana y lucha contra la deshumanización, similar a la resistencia "populista" actual.
Orwell, Un Legado Imperecedero
Orwell, fallecido en 1950, dejó una obra que trasciende su época.
"1984" sigue siendo esencial para entender la naturaleza del totalitarismo y ofrece una guía para reconocer y resistir las tentaciones totalitarias en la modernidad.
Sus reflexiones sobre
- la neolengua,
- la vigilancia mental y
- la coacción ideológica
son herramientas valiosas para descifrar los mecanismos de dominación presentes en la corrección política actual.
La imposición ideológica por parte de los grupos de poder, no es más que una forma de terrorismo intelectual.