Por las crónicas asturianas conocemos las funciones del rey como múltiples y entrelazadas, la figura del monarca legislador no aparece hasta el reinado de Fernando I y los descendientes de Sancho III.
En el ámbito militar, el rey tiene la responsabilidad de defender y reconquistar territorios a los usurpadores infieles sarracenos, organizar el ejército y legitimarse ante sus súbditos.
En el aspecto judicial, el rey complementa su función militar cuando exije a los nobles y hombres libres el cumplimiento de sus obligaciones, que vienen a ser fundamentalmente
- unirse al ejército,
- realizar servicios de vigilancia (la anubda)
- y presentarse en la frontera al ser requerido.
En las monarquías germánicas, el rey contaba con un consilium, un consejo, que estaba compuesto por magnates, cortesanos, que asesoraban al rey en asuntos judiciales y aplicaban el derecho consuetudinario.
Dentro del oficium palatinum, de la Corte, el rey se rodeaba de oficiales palatinos que debían participar en asuntos militares y judiciales.
Entre los principales cargos cortesanos de carácter doméstico estaba
- el notario regio,
- el mayordomo
y un funcionario con funciones fiscales y/o económicas, encargado del patrimonio.
Fuera de la Corte la vida era otra:
En la franja norte de la Península Ibérica, también en Extremadura, durante la Alta Edad Media, la estructura de propiedad rural se basaba en pequeños propietarios agrupados en vici, aldeas, cuyos habitantes eran, en su mayoría, jurídicamente libres.
Los campesinos no solo trabajaban la tierra, sino que también participaban en la defensa militar contra los ataques musulmanes.
Entre los siglos VIII y X, la economía de los reinos cristianos peninsulares se basaba principalmente en la agricultura y la ganadería.
Los vici producían principalmente cereales y tenían algunas huertas, aunque la economía estaba más orientada al autoconsumo, especialmente en las áreas donde predominaba la ganadería ovina.
Los molinos hidráulicos eran comunes para moler el grano y la vid fue el cultivo más destacado durante estos siglos, con el vino y la sidra (al norte peninsular) o el vinagre (Extremadura, Castilla, León...) como los productos más elaborados.
Además de los cultivos estaban los pastos y los bosques.
Las tierras baldías se utilizaban de manera comunal para el pastoreo y se practicaban actividades de caza y pesca.
La ganadería se enfocaba principalmente en proporcionar fuerza de trabajo y lana, más que en la producción de carne.
García de Cortázar sostiene que el comercio en esta época era limitado, principalmente intercomarcal, y que la circulación de moneda era casi inexistente. El intercambio era más trueque que comercio, sin que faltase cierta actividad monetaria, los pagos de rentas se realizaban en especie o a través de trabajo.
En el siglo X, algunas ciudades (Santiago, Oviedo, León...) mostraban mayor actividad comercial.