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María de Padilla reina; y Señora de la Villa de Huelva


 

María de Padilla fue Señora de la Villa de Huelva desde 1352 hasta su fallecimiento en 1361, por concesión de Pedro I, Rey de Castilla, como regalo "de boda". 

Esta cesión está documentada en los pergaminos que registran los privilegios otorgados por el rey y leídos en la Iglesia de San Pedro de Huelva. 

En dichos documentos se narra cómo Pedro I, con la voluntad de honrar a María de Padilla, le entrega la Villa de Huelva. Esto fue presenciado y registrado por Gil Martínez, alcalde de Huelva, junto con otros oficiales y miembros del concejo; y está avalado por el vicario de Huelva, Antonio Jacobo del Barco y José de Armona, encargado de la hacienda, tal como se menciona en "La Crónica General de España" de Climent y otros recursos bibliográficos.

El contexto histórico es una época en la que los matrimonios dinásticos prevalecían sobre las uniones basadas en el amor. 

Pedro I de Castilla, nacido en Burgos el 30 de agosto de 1334, fue rey de Castilla desde 1350 hasta su muerte en 1369. Su reinado estuvo marcado por conflictos familiares y luchas internas, especialmente con sus medios hermanos, hijos de Alfonso XI y Leonor de Guzmán. 

María de Padilla, nacida en 1334, era hija de Juan García de Padilla y María González de Hinestrosa. Destacó por su belleza e inteligencia, siendo descrita en las crónicas de la época como "muy fermosa e de buen entendimiento e pequeña de cuerpo".

El encuentro entre Pedro I y María de Padilla, aunque sujeto a diferentes versiones, marcó el inicio de una relación profunda y duradera. 

En septiembre de 1352, Pedro I le otorgó a María la Villa de Huelva, acto registrado por el Licenciado Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho en su obra "Huelva Ilustrada". Este acto de entrega y los posteriores acontecimientos reflejan la compleja relación entre el Rey y María, marcada por el amor y las circunstancias políticas.

Pedro I contrajo varios matrimonios por razones de Estado:

- con Blanca de Borbón en 1353, matrimonio que duró solo unas horas debido a las complejidades políticas y personales de la época. 

- La relación con María de Padilla, sin embargo, persistió y ella le dio cuatro hijos: 

  • Beatriz (1353), 
  • Constanza (1354), 
  • Isabel (1355) y 
  • Alfonso (1359). 

La muerte de María de Padilla en 1361, posiblemente debido a secuelas del parto o la peste, fue un duro golpe para Pedro I.

Tras la muerte de María, Pedro I proclamó que ella había sido su única esposa legítima, anulando sus matrimonios anteriores y legitimando a sus hijos con María. Esta declaración fue ratificada por las cortes de Sevilla y María fue enterrada en la Capilla de los Reyes de la Catedral de Sevilla, junto a Pedro I.

La vida y la relación de Pedro I y María de Padilla han sido objeto de diversas interpretaciones artísticas y literarias, incluyendo la ópera de Donizetti y las pinturas de Paul Gervais. 

La historia de esta pareja ilustra no solo la política y las relaciones personales de la corte castellana del siglo XIV, sino también la lucha entre el amor personal y las exigencias dinásticas y políticas de la época.

...Pero... A pesar de la fascinante historia de esta pareja y del evidente amor que compartieron, Pedro I fue, como temía María de Padilla, infiel. 

En la corte se le reconocen varios hijos: 

  • Juan de Castilla, fruto de su matrimonio con Juana de Castro; 
  • Fernando, hijo de María González de Hinestrosa, prima de María de Padilla; 
  • una hija, María de Castilla, con Teresa de Ayala; y 
  • dos hijos con Isabel de Sandoval, 
    • Sancho y 
    • Diego de Castilla. 

Además, es relevante mencionar la historia de Doña María Coronel, un capricho del rey o un amor no correspondido, que antes que acceder a los deseos voluptuosos del rey, prefirió echarse aceite hirviendo en la cara, quedando desfigurada para siempre. Su cadáver incorrupto se exhibe cada 2 de Diciembre en el Convento de Santa Inés de Sevilla.

 

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