Fernán González habría sido hijo de Gonzalo Fernández, Conde de Burgos y Muniadona o Muniadoña, viuda del rey García I de León. Casó con Sancha, hermana del rey pamplonés García Sánchez I.
En 932 es nombrado Conde de Castilla, un territorio que se separa jurisdiccionalmente del reino leonés. La secesión castellana se consolidó gracias a su persistente rebeldía y posiblemente a la despreocupación de los monarcas leoneses de su tiempo; o quizás a la habilidad de los mismos.
Castilla, en el extremo oriental del reino, se había negado a aceptar el Fuero Juzgo o Liber Iudiciorum, el código civil visigodo, esto facilitó la ruptura política encabezada por Fernán González.
Fernán González unificó las merindades y les dio cohesión política.
Rodrigo Jiménez de Rada, en su "Historia de rebus Hispaniae", siglo XIII, trata sobre Fernán González, destacando sus numerosas virtudes y su elección como conde, tanto por los poderosos como por el pueblo llano de Castilla.
Fernán González combatió en numerosas batallas contra los árabes y recuperó muchos territorios (Osma, San Esteban...) para el poder cristiano.
Durante su mandato, los reyes de Asturias dejaron de hostigar a Castilla y no reclamaron tierras más allá del río Pisuerga.
Según la leyenda y las crónicas, el rey leonés Sancho quedó prendado por un caballo y un azor del conde castellano Fernán González. Tras un intercambio en el que Sancho debía doblar una pequeña cantidad de dinero cada día, la deuda se incrementó astronómicamente por impago.
Fernán González ofreció la independencia de Castilla a cambio de la cancelación de la deuda, marcando de esta forma un hito en la historia de la región.
En el siglo XIII, un autor anónimo escribió el "Poema de Fernán González", que retrata al conde como un héroe valiente, prudente y generoso. Su sucesor, García Fernández o Garcí Fernández, enfrentó varias derrotas ante Al-Ándalus, frente a los moros o sarracenos, en su apogeo bajo el liderazgo de Almanzor.