Alexandra David Neel (1868-1969) fue una figura multifacética cuyo impacto se extiende a diversas áreas como el orientalismo, el periodismo, la exploración y el feminismo. Su vida, llena de aventuras y exploraciones, marcó un hito en la historia de los viajes y la comprensión de las culturas orientales, siendo la primera mujer occidental en entrar en Lhasa, la capital del Tíbet, y la primera mujer no tibetana en ser recibida por el Dalai Lama.
Primeros Años y Formación
Desde muy temprana edad, Alexandra mostró una inclinación hacia la aventura y el conocimiento. A los dos años se escapó por primera vez de casa, hecho que ella misma recuerda en sus escritos. Su educación fue influenciada por sus padres: su padre, un librepensador republicano, y su madre, una católica conservadora. Estas influencias contradictorias moldearon su carácter y sus aspiraciones.
Pasión por el Conocimiento y los Viajes
Alexandra desarrolló un temprano interés por los libros de viajes y los mapas, inspirada por las obras de Julio Verne y las visitas al Museo Guimet de arte oriental en París. A los 15 años, realizó su primera escapada significativa a Inglaterra y, a los 17, emprendió un viaje de verdad a Suiza e Italia, llevando consigo solo el "Manual de Epícteto". Su espíritu independiente y su amor por la filosofía estoica la guiaron en sus aventuras.
Vida de Aventura y Exploración
A los 18 años, Alexandra realizó un tour de Francia en bicicleta, siendo una de las primeras mujeres en hacerlo. A los 21, dejó su hogar familiar para instalarse en París, donde combinó sus estudios de filosofías orientales con el activismo anarquista y feminista. Su primer libro, "Elogio a la vida", reflejaba sus ideas sobre la libertad y la emancipación femenina.
Carrera en la Ópera y Primeros Viajes a Asia
Gracias a sus estudios de canto en el Conservatorio de Bruselas, Alexandra se convirtió en soprano y viajó con la Ópera de Hanói, interpretando roles en "La Traviata" y "Carmen". Sus viajes la llevaron por Grecia, Turquía y Túnez, donde se casó con Philippe Néel en 1904. A pesar de su matrimonio, continuó sus viajes y estudios, sintiendo que la vida de casada no era compatible con su espíritu aventurero.
Viaje al Tíbet y Encuentro con el Dalai Lama
En 1911, Alexandra emprendió un viaje espiritual que la llevó a Egipto, Ceilán, India y finalmente al Himalaya, donde buscó al Dalai Lama. En 1912, se convirtió en la primera mujer occidental en ser recibida por el Dalai Lama, quien se mostró intrigado por su interés y conocimientos sobre el budismo.
Exploraciones y Logros
En 1921, Alexandra decidió realizar su ansiado viaje a Lhasa, disfrazada de mendiga tibetana junto a su compañero Yongden. Después de tres años de ardua travesía, lograron entrar en la capital tibetana en 1924. Este logro la convirtió en la primera mujer europea en alcanzar Lhasa y fue ampliamente reconocido por la comunidad internacional.
Reconocimientos y Últimos Años
Tras su regreso a Francia en 1925, Alexandra recibió numerosos premios y condecoraciones, incluyendo la Medalla de Honor de la Sociedad Geográfica de París y la Legión de Honor. A lo largo de su vida, continuó escribiendo, traduciendo textos tibetanos y planificando nuevos viajes. En 1955, tras la muerte de Yongden, se retiró en su hogar en Digne, donde siguió escribiendo hasta su muerte en 1969 a los 101 años.
Algunas citas elocuentes suyas
- “Viajar, al igual que estudiar, supone firmar un largo contrato con la juventud. A mi modo de ver, no existe fuente de la juventud tan eficaz como esas dos cosas combinadas: viaje y actividad intelectual.”
- “Ser recibida por él ( Dalai Lama) no era fácil, ya que se negaba obstinadamente a conceder audiencias a mujeres extranjeras. Sin embargo, había conseguido cartas de presentación de altas personalidades del mundo budista. Debieron de intrigarle, porque inmediatamente dijo que tendría mucho gusto en hablar conmigo. A su alrededor encontré una corte extraña de eclesiásticos vestidos de sarga granate oscuro, raso amarillo y brocado de oro, que contaban historias fantásticas y hablaban de un país de cuento de hadas. Aunque al escucharles tuviera en cuenta la exageración oriental, instintivamente presentí que detrás de las lejanas cumbres nevadas existía un país distinto a todos, inmediatamente se apoderó de mí el deseo de llegar hasta él” .
- "Viví en una caverna a 4.000 metros de altitud, medité, conocí la verdadera naturaleza de los elementos y me hice yogui. Cómo había cambiado mi vida, ahora mi casa era de piedra, no poseía nada y vivía de la caridad de los otros monjes”.
Conclusión
Alexandra David Neel dejó un legado perdurable como exploradora, escritora y estudiosa de las filosofías orientales. Su vida es un testimonio de su incansable búsqueda de conocimiento y su valentía para romper las barreras de su tiempo. Su contribución a la comprensión del Tíbet y las religiones orientales sigue siendo una referencia fundamental en estos campos.
Viajes y estudio están al mismo nivel, pasó del sentimiento de apego o nunca lo tuvo, la juventud estaba en su mente, su cuerpo no le impedía su realización, la prueba es que a los 100 años renueva su carnet por si acaso, pero muere un año después. El sexo femenino no fue obstáculo alguno para ella, superó todas las barreras que se le ponían por delante, fue yogi y eremita, estudiosa, transcriptora.