Manuel Basulto Jiménez (Adanero, Ávila, 17 de mayo de 1869 - El Pozo del Tío Raimundo, Madrid, 12 de agosto de 1936) fue un destacado clérigo y obispo de la Iglesia católica, reconocido como mártir y beato. Su vida y ministerio se vieron marcados por una profunda dedicación pastoral y, finalmente, por su trágico asesinato durante la Guerra Civil Española.
Formación y Carrera Eclesiástica
Hijo de un molinero, Basulto cursó estudios eclesiásticos en el Seminario de Ávila, donde también fue profesor de Latinidad antes de ser ordenado sacerdote en 1892. En 1893, obtuvo la licenciatura en Teología en Salamanca y, posteriormente, en Derecho en la Universidad de Valladolid. Su carrera pastoral comenzó en la parroquia de Narros del Puerto y pronto se trasladó a la parroquia de Santo Tomás en Ávila, combinando sus labores pastorales con la docencia en el Seminario.
Obispo de Lugo y Jaén
En 1909, Basulto fue nombrado obispo de Lugo, donde destacó por sus dos visitas completas a la diócesis y numerosas iniciativas pastorales. En 1916, fue designado senador. En 1919, fue nombrado obispo de Jaén, cargo que asumió en medio de una difícil situación administrativa en la diócesis debido a la enfermedad del anterior obispo.
Durante su episcopado en Jaén, Basulto se enfocó en la reorganización del Seminario y en la promoción de la devoción mariana, destacando su papel en la conmemoración del VII Centenario de la aparición de la Virgen de la Cabeza en 1927 y la coronación canónica de la Virgen de la Capilla en 1930. También mostró un especial afecto por la Cofradía del Cristo de la Expiración, autorizando la renovación de sus estatutos y participando activamente en sus ceremonias.
Persecución y Martirio
La situación política de España se tornó cada vez más tensa a partir de 1931, con ataques frecuentes al clero y los templos. A pesar de las amenazas, Basulto decidió permanecer en su diócesis. El 18 de julio de 1936, tras el inicio de la Guerra Civil, Basulto enfrentó la persecución directa del Frente Popular. Fue arrestado junto con su familia y otros clérigos, y finalmente llevado a la catedral, que había sido convertida en una prisión.
El 12 de agosto de 1936, Basulto y sus acompañantes fueron trasladados a Madrid en un tren. Durante el trayecto, fueron objeto de vejaciones y finalmente fusilados en El Pozo del Tío Raimundo. En el momento de su muerte, Basulto mostró una gran serenidad y perdonó a sus asesinos.
Reconocimiento y Beatificación
Después de la guerra, sus restos fueron identificados y trasladados a Jaén, donde recibieron un entierro digno en la cripta de la iglesia del Sagrario de la Catedral de Jaén. El 21 de junio de 2010, la Congregación para las Causas de los Santos reconoció el carácter martirial de su muerte "in odium fidei". Finalmente, Manuel Basulto fue beatificado el 13 de octubre de 2013, junto a otros 254 mártires, en una ceremonia que destacó su valentía y devoción hasta el final.
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