Ir al contenido principal

Orígenes Turbulentos de la Lotería de Navidad en España

 



El inicio del siglo XIX en España estuvo marcado por una serie de eventos turbulentos que transformaron al país. Tras una devastadora derrota en Trafalgar en 1805, la situación empeoró en 1808 cuando Napoleón Bonaparte invadió la península, cruzando los Pirineos con su "Grande Armée". Este acto desencadenó un conflicto de cinco años conocido como la Guerra de la Independencia, una etapa en la que cada recurso era vital para la resistencia.

Fue en este contexto, en 1812, cuando nació la Lotería de Navidad, no como un simple sorteo, sino como una herramienta para recaudar fondos y fortalecer un erario debilitado por la guerra. 

La intención era clara: financiar la lucha contra la ocupación francesa sin imponer más cargas sobre una población ya exhausta.

La Entrada de Napoleón y la Traición de Fontainebleau

Todo comenzó en 1808, cuando Napoleón convenció al entonces valido Manuel Godoy para que permitiera a sus tropas atravesar España bajo el pretexto de invadir Portugal. 

En defensa de Godoy, hay que recordar que España estaba atada por alianzas con Francia en ese momento y hasta entonces, ambas naciones habían cooperado a pesar de las dolorosas derrotas navales como la de Trafalgar.

Napoleón prometió respetar la soberanía española e incluso ofreció a Godoy una parte de Portugal como recompensa. 

Este engaño culminó en la firma del Tratado de Fontainebleau, que permitió la entrada de las tropas francesas en territorio español sin resistencia. Así comenzó la Guerra de la Independencia, dividiendo al país entre 

  • el bando pro-francés, liderado por José Bonaparte 
  • y la resistencia patriótica, desde Andalucía.

El Desafío de Financiación y la Creación de la Lotería

En medio de esta crisis, el gran obstáculo era la falta de fondos para equipar a los ejércitos. La solución llegó en 1811 de la mano de Ciriaco González Carvajal, ministro del Consejo y Cámara de Indias, quien propuso la creación de una lotería similar a la que Carlos III había implementado con éxito en Nueva España en 1771. Su objetivo era aumentar los ingresos públicos sin sobrecargar a los contribuyentes.

El proyecto fue aprobado el 23 de noviembre de 1812 por las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz y poco después, el 25 de diciembre, se realizó el primer sorteo de lo que hoy conocemos como la Lotería de Navidad, aunque en aquel entonces se denominaba "Lotería Moderna". Esta se diferenciaba  así de la "Lotería Primitiva", creada medio siglo antes por el Marqués de Esquilache, un ministro de Carlos III.

El Primer Sorteo y la Expansión

El primer sorteo tuvo lugar en Cádiz, una de las últimas ciudades libres de la ocupación francesa. 

El Gordo estaba dotado con 8.000 reales, mientras que los premios menores incluían cantidades como 4.000, 1.000 y 500 reales. Aunque no se conoce al ganador del primer premio, el número premiado fue el 03604.

Este primer sorteo no solo distribuyó premios, sino que también logró reunir recursos para un Estado en desesperada necesidad de fondos. 

A medida que las tropas de Napoleón se retiraban, la lotería se expandió desde Cádiz y San Fernando hacia otras regiones, incluyendo Ceuta, Andalucía y finalmente Madrid en 1814. 

Con la llegada a Madrid, se introdujo el sistema de bombos y bolas que sigue utilizándose hoy.

La Lotería a lo Largo de la Historia

Con el paso de los años, la Lotería de Navidad ha resistido al tiempo y a las adversidades. En 1892 adquirió su nombre actual y durante la Guerra Civil española, se celebraron dos versiones de la lotería: una en la zona republicana y otra en la zona nacional. A pesar de la devastación de la guerra, la venta de décimos representaba un notable 1,1% del Producto Interior Bruto. Una vez finalizado el conflicto, se unificaron ambas loterías.

Desde sus orígenes, la Lotería de Navidad ha evolucionado, pasando de precios iniciales de 40 reales a los actuales 20 euros. Sin embargo, lo que ha perdurado es la emoción de cada diciembre, cuando el sonido de los bombos mantiene viva una tradición que, desde 1812, forma parte de la cultura española.

Entradas populares de este blog

Historia breve de la reina cadáver en el trono de Portugal

El trono de Portugal fue ocupado en el siglo XIV por una reina que fue coronada póstumamente. Inés de Castro fue una gallega noble y poderosa que llegó a Portugal como dama de compañía de su prima Constanza que fuese la futura esposa de Pedro I, heredero del trono de Portugal. Pero Pedro e Inés se enamoraron al verse y se hicieron amantes al poco tiempo. En el año de 1344, el padre de Pedro, el rey Alfonso IV, atento a estos amores, mandó a Inés a Badajoz para alejar a los amantes, pero lejos de separarlos la distancia incrementó la fuerza de este amor. En 1345 Constanza muere tras dar a luz y, entonces, Pedro manda llamar a Inés contra la voluntad de su padre. Los enamorados se instalan en Coimbra para vivir juntos y de esta unión, clandestina, nacen cuatro hijos. Para poder casarse solicitan dispensa papal porque el Derecho Canónico prohíbe las uniones entre primos carnales, necesitan pues un breve papal que dispense esta consanguinidad. Su petición es

Literatura fenicia

    Misterio, leyenda y realidad envuelven la literatura del pueblo fenicio, pero todo lo que queda son una serie de inscripciones, algunas pocas de las cuales tienen carácter netamente literario, constituyendo alguna narración histórica, poemas, etc., monedas, fragmentos de la Historia de Sanjuniatón y del Tratado de Magón, o la traducción al griego del viaje de Hannón el Navegante y el texto del Poenulus de Plauto. Tuvieron bibliotecas y una rica producción literaria heredera del pasado cananeo, de la que son una parte ínfima las obras redactadas por Filón de Biblos o Menandro de Éfeso.

Decretos de Chamartín

Los Decretos de Chamartín  fueron firmados por Napoleón Bonaparte en 1808 el 4 de Diciembre tras la rendición de Madrid y suponían la abolición del  Antiguo Régimen en España, con inclusión del feudalismo y de la Inquisición española. Su nombre viene de la localidad en la que fueron sancionados por Napoleón, que hoy es un distrito de Madrid, Chamartín de la Rosa. Los decretos sólo tendrían vigencia en la España "afrancesada" de José I Bonaparte y del ejército francés, no se aplicandose en la España "patriota" , donde las Cortes de Cádiz tenían el poder en nombre de Fernando VII, que estaba cautivo en Francia, y que era el único rey al que reconocían. Los derechos de la Corona española, en virtud de las abdicaciones de Bayona, pasaron a Napoleón Bonaparte, que los cedió a su hermano José I Bonaparte, popularmente conocido como Pepe Botella, aunque al parecer era astemio. El cambio dinástico no fue aceptado por gran parte de los españoles    la re