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Santa Teresa, familia y conexión con América

 


Santa Teresa de Ávila y su Familia en la España del Siglo XVI

Teresa era la tercera de diez hermanos, perdió a su madre a la temprana edad de 12 o 13 años. Desde entonces, asumió la responsabilidad de cuidar a su hermana menor: Juana, que entonces era solo un bebé de un año. Teresa también tenía dos hermanos mayores por parte de padre, fruto de un matrimonio anterior.

Santa Teresa es conocida por su prolífica correspondencia, muchas de sus cartas estaban dirigidas a sus hermanos, reflejando su profundo afecto y preocupación por ellos. 

Siete de sus hermanos buscaron fortuna en América, una hazaña que Asunción Aguirrezábal explora en su obra Los hermanos de Santa Teresa en América. Este libro transporta al lector a una España marcada por la ambición, donde algunos se dedicaban a la conquista espiritual, otros a la exploración de las vastas tierras americanas y algunos otros a ambas empresas.

Teresa siempre tuvo a América presente en sus pensamientos. Siete de sus hermanos se establecieron allí. Les escribía con frecuencia y rezaba tanto por ellos como por los indígenas. 

La primera carmelita nacida en suelo americano: Teresita, era su sobrina.

La Juventud de Teresa y la Conexión con América

Una anécdota famosa de la infancia de Teresa, que solían contar en la escuela en la nuestra, relata cómo tras leer sobre niños mártires, se escapó de Ávila junto a su hermano Rodrigo con la intención de buscar la muerte a manos de los moros y alcanzar así el cielo. 

En su juventud, Teresa volvió a fugarse, esta vez para entrar en un convento en contra de la voluntad de su padre. Su hermano Antonio la acompañó en esta huida, aunque su propia aspiración a la vida religiosa se vio truncada por problemas de salud.

De los diez hermanos de Teresa, siete viajaron a América, en su mayoría bajo la protección de Blasco Núñez de Vela, un amigo de la familia que llegaría a ser virrey del Perú. Uno de los hermanos de Blasco fue padrino de Teresa y un hijo de Blasco, obispo de Burgos. 

Los hermanos de Teresa participaron en las contiendas de Don Blasco contra los encomenderos rebeldes en América, aunque estas resultaron fallidas.

Rodrigo, el compañero de juegos favorito de Teresa en su infancia, fue uno de los fundadores de Asunción y Buenos Aires, actuales capitales de Paraguay y Argentina. Luchó en la batalla de Iñaquito, cerca de Quito, Ecuador, junto a otros de sus hermanos, en una campaña contra los seguidores de Gonzalo Pizarro, hermano del famoso conquistador Francisco Pizarro. Aunque Don Blasco fue decapitado en esta batalla, Rodrigo sobrevivió, aunque fallecería más tarde en las guerras contra los araucanos en Chile.

La Batalla de Iñaquito o de Añaquito fue un combate que se produjo en el marco de la guerra civil entre los conquistadores del Perú. Enfrentó a las fuerzas rebeldes de Gonzalo Pizarro (gonzalistas) contra los soldados leales al Virrey del Perú Blasco Núñez Vela (realistas).

Las Aventuras de los Hermanos de Santa Teresa

El hermano mayor, Hernando de Ahumada, acompañó a Francisco Pizarro en la conquista del Perú y quizás estuvo presente durante la captura del inca Atahualpa. Aunque fue gravemente herido en Iñaquito, sobrevivió y pasó sus últimos años en Colombia, donde murió de causas naturales.

Antonio, el hermano que acompañó a Teresa en su fuga para poder ser monja sin que su padre lo impidiese, intentó en dos ocasiones ingresar en la vida religiosa, pero su mala salud lo impidió. Finalmente, murió en la batalla de Iñaquito.

Lorenzo de Cepeda, cuatro años menor que Teresa, también resultó herido en Iñaquito pero sobrevivió. Se estableció en Lima, donde se casó con una mujer rica y ocupó cargos administrativos. Lorenzo se preocupaba por el bienestar de los indígenas, prohibiendo su uso como animales de carga. Envió dinero a su hermana para la fundación de San José de Ávila y volvió a España, donde su hija Teresita se convirtió en la primera carmelita nacida en América.

Pedro, otro hermano, también viajó a América con Lorenzo. Con problemas mentales, dependía de su hermano para su bienestar. Finalmente, regresó a España, donde representó una fuente constante de preocupación para la familia, en especial para Teresa, quien intentaba ayudarlo.

Jerónimo, que llegó a América con Lorenzo, se estableció en Panamá o Nicaragua, donde tuvo dos hijos naturales y murió a los 53 años.

Agustín, el menor de los hermanos, tenía solo 8 años cuando Teresa ingresó en la vida religiosa. A los 19 años partió hacia América, donde participó en varias batallas y tuvo una hija natural. Teresa se preocupaba profundamente por Agustín, expresando sus inquietudes en sus cartas y oraciones.

El libro Los hermanos de Santa Teresa en América también dedica un capítulo a Juana, la hermana menor que Teresa cuidó durante toda su vida, incluso después de tomar los hábitos. 

 

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