El origen de la creencia que vincula a San Pancracio con los juegos de azar es incierto y carece de una explicación clara.
La tradición relata que San Pancracio, un joven romano, provenía de una familia noble de origen pagano.
Su madre, Ciriada, falleció durante el parto, y su padre, Cleonio, murió cuando él tenía apenas 7 años.
Huérfano a temprana edad, Pancracio fue acogido por su tío Dionisio en Roma, donde ambos se convirtieron al cristianismo, dedicando gran parte de sus bienes a los más necesitados.
A la edad de 14 años, Pancracio vivió bajo el gobierno del emperador Diocleciano, quien ordenó la última y más feroz persecución de cristianos en el Imperio Romano.
A pesar de las amenazas y tentadoras ofertas del emperador para que renunciara a su fe, Pancracio permaneció firme en sus creencias, lo que llevó a Diocleciano a condenarlo a la decapitación.
La ejecución tuvo lugar en las afueras de Roma, junto a la vía Aurelia.
Según la tradición, una mujer llamada Octavila recogió el cuerpo del mártir y lo sepultó en un cementerio cercano, donde posteriormente se erigió la Basílica de San Pancracio.
Sobre su sepulcro, una inscripción asegura que "se devuelve la salud a quienes llegan con enfermedades y muchos beneficios de curaciones se otorgan a quienes acuden con fe sincera".
La festividad de San Pancracio se celebra el 12 de mayo y su figura es ampliamente venerada, asociada con la salud y la prosperidad.
Sin embargo, la conexión específica con los juegos de azar sigue siendo un enigma que ha persistido a lo largo de los siglos sin una explicación concreta.