Aunque pretendáis dejar sin identidad a la humanidad, la Historia es la que es y no la vais a cambiar por más cosas que borreis y tergiverséis
El jueves, día 1 de Agosto de 2024, Aragonès ha reinaugurado el Saló de Sant Jordi, es decir: el Salón de San Jorge, dice que recupera parte de su aspecto original tras retirar las pinturas añadidas en la dictadura de Primo de Rivera en 1926 y 1927, vendiéndolo como "Un acto de justicia y de dignidad".
La prensa se ha hecho eco de esta atrocidad que pretende cargarse la historia que al catalanismo separatista no le gusta o no le interesa.
De este modo, el des-Gobierno catalán retira los murales sobre la Historia de España del Palau de la Generalitat, es decir: del Palacio de la Generalidad.
En 2019, el entonces presidente de la Generalitat, Quim Torra, anunció la retirada de las pinturas que ilustraban la historia de España en el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat. El proyecto fue valorado en 2,3 millones de euros y comenzó después de la licitación pública anunciada por el Departamento de Presidencia del ejecutivo de Pere Aragonès en Diciembre del año pasado de 2023.
Este jueves 1º de Agosto de 2024, Aragonès ha reinaugurado el Salón de Sant Jordi, devolviéndole parte de su aspecto original, al eliminar las pinturas añadidas durante la dictadura de Primo de Rivera en 1926 y 1927.
En el acto, Aragonès declaró que era un "acto de justicia y dignidad" al eliminar una imaginería impuesta por la dictadura que promovía el imperialismo y el colonialismo. Este tipo está para que lo encierren, por demente y por destrucción de patrimonio histórico.
Subrayó el tal Aragonès la importancia de dignificar este espacio, símbolo del arte renacentista y de la continuidad de la institución de la Generalitat.
Las obras de restauración, iniciadas en mayo de 2023, culminaron en 16 meses. Durante este tiempo, los técnicos retiraron las pinturas al óleo sobre tela de los paramentos y una parte del techo del salón. En total, se eliminaron 24 pinturas de gran formato y 45 obras de menor tamaño, sumando 860 metros cuadrados de superficie.
El proyecto tiene el pretexto de buscar y recuperar la arquitectura renacentista original de Pere Blai, priorizando la limpieza, consolidación y restauración del estuco y la policromía renacentista.
El origen de las pinturas eliminadas se remonta a encargos realizados por Prat de la Riba a Joaquín Torres García.
La decisión de retirarlas respondió tanto a razones ideológicas como estéticas. Dicen ellos, el catalanismo separatista amarillista de la Historia de España.
Según un informe justificativo del año pasado de 2023, se exaltaban valores
- guerreros, pues claro, España es una gran nación que ha tenido que luchar mucho contra invasores y arribistas que querían quitarle lo suyo, lo de todos los españoles, en distintas etapas de la Historia de España, que lo es desde que se denominaba Iberia, no desde los Reyes Católicos.
- monárquicos, pues claro, la Historia de España es la Historia de la Corona Española, una Corona muy digna, sin la crueldad de otras monarquías como la inglesa y la francesa, por ejemplo; una Corona paternalista que legislaba con justicia pensando en el beneficio de sus súbditos a quienes trataba como hijos, siendo la Corona ejemplo para el resto de las personas y de las familias, sin olvidar que los reyes son humanos y cometen fallos; y sin olvidar que la Historia hay que verla con ojos de la época, no con ojos contemporáneos;
- y católicos, contrarios al parlamentarismo y la diversidad religiosa. Pues claro, el poder y la Iglesia se han dado la mano a través de la Historia procurando el equilibrio y la legitimidad que diera estabilidad a la Corona y, por tanto, al País, a la ciudadanía.
La retirada, -dicen-, también buscaba revertir la "desfiguración" causada por la pintura, que oscurecía y deformaba el reconocimiento de los valores plásticos del espacio renacentista.
La Generalitat ha previsto conservar las pinturas retiradas en cilindros especiales y, a medio-largo plazo, restaurarlas para cederlas a museos e instituciones interesadas. Por lo menos no las han destruido del todo o, al menos, eso dicen.
La Historia de España y de cualquier nación, es la que es y hay que respetarla, no inventarla, a eso es a lo que se llama amarillismo histórico, como la prensa amarillista, hay intrusos profesionales (porque el que es profesional de verdad no se presta) que se prestan, se venden, al poder que pretende tergiversar la Historia, la verdadera, la que no se escribe ni se interpreta, la que ES.
Borrrar la Historia de España es un atentado fáctico, nada de atentado sino un hecho fáctico, contra la Historia y contra la identidad del pueblo, que tiene derecho a saber de dónde viene y qué se vivió en cada momento porque somos producto de lo que otros fueron antes. No somos lo que los insensatos de turno quieran decir que somos, sino que SOMOS LO QUE SOMOS, en el presente y en la Historia.
La Historia no se borra, ni se tergiversa, lo mismo que lo blanco es blanco y lo negro es negro por siempre.
La Generalitat ha llevado a cabo la eliminación de todas las pinturas que ilustraban temas relacionados con la historia de España en el Salón Sant Jordi del Palau, siguiendo la iniciativa promovida por Quim Torra. Según las autoridades catalanas, esta intervención ha conseguido que el emblemático salón ahora presente "más amplitud, luminosidad y ligereza". Que alguien les ponga una camisa de fuerza.
Así que el emblemático Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, sede del gobierno catalán, ha sido devuelto al origen del proyecto de diseño de Pere Blai hace más de 400 años, tal y como si estos no hubieran pasado por Barcelona ni Barcelona por ellos. Este espacio ha sido testigo de la toma de posesión de numerosos presidentes de la Generalitat y ha sido escenario de importantes recepciones y entregas de premios de Cataluña, ahora ha sido despojado de sus murales históricos. Estos murales, que habían sido condenados por Quim Torra hace años por considerarlos "españolistas", ahora ya no forman parte del salón por capricho del dictador.
Hagamos un poco de historia al respecto.
Durante la dictadura del general Primo de Rivera (1924-1931), -que sería más exacto denominar régimen personalista o militar-, el presidente de la Diputación de Barcelona, Josep M. Milà i Camps, completó la restauración del Salón Sant Jordi, adornándolo con una serie de murales de carácter historicista que representaban diversos momentos de la historia de España, incluyendo algunos relacionados con Cataluña, como la recepción de los Reyes Católicos a Colón en Barcelona y el Compromiso de Caspe. Se pronunció en la sala tras su atropello un: "Jo vinc d’un silenci", pretendiendo destacar la importancia del pasado en el camino hacia el futuro según dicen los separatista catalanes. El Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, del Palacio de la Generalidad, ha recuperado su aspecto renacentista original, inacabado, tras finalizar el proceso de retirada de las obras pintadas en los años 20 del siglo XX, dicen ellos que son "de la dictadura".
El Salón Sant Jordi ha sido testigo de eventos emblemáticos en la historia reciente de Cataluña, como el regreso de Josep Tarradellas en 1976, la concesión de la medalla de oro a las artistas líricas Alicia de Larrocha y Montserrat Caballé; y de la celebración de la primera Copa de Europa del Barça en 1992.
Pero dice el presidente en funciones, Pere Aragonès que: "Era imperativo recuperar la grandeza, la majestuosidad, el vigor, la energía y la vitalidad del Salón Sant Jordi. La Generalitat no se identifica con un ideal histórico catolicista, integrista y colonialista de esas pinturas". Cataluña es España, borrando pinturas no van a cambiar la realidad ni la historia.
El interino destacó en un acto al que asistieron el presidente del Parlament, Josep Rull y el expresidente Quim Torra. Bajo el mandato de Torra, en 2019, se creó la Comisión que acordó la retirada de las pinturas.
A principios del siglo XVII, Francesc Oliver de Boteller, abad de Poblet y 75º presidente de la Generalitat, encargó al artista Pere Blai la ampliación de la casa gótica hacia el lado de Sant Jaume, para construir una nueva capilla más grande y abrir el edificio hacia la antigua Casa de la Ciutat.
Tras casi 16 meses de trabajo, abarcando 860 metros cuadrados de superficie de pintura, en julio de 2024, el Palau de la Generalitat ha recuperado su estadio, que no su estilo, original.
Desde el 2 de mayo de 2023, técnicos, arquitectos y restauradores han trabajado al servicio del separatismo en la eliminación de 24 pinturas de gran formato, ubicadas en las paredes laterales y 45 obras de menor tamaño situadas en los paramentos y techos del Salón Sant Jordi.
Al retirar estas pinturas al óleo, se han visto restos restos de la arquitectura y ornamentación del maestro renacentista Pere Blai, pero desnudos, sin ornamentación que, al parecer, no hubo tiempo en su día de proporcionar.
Mireia Mestre, directora del Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña (CRBMC) ha dicho que: “Hace poco menos de un año, el Salón era el producto de los años de dictadura, lleno de construcciones y pinturas oscuras que dificultaban la visibilidad de la arquitectura. Ahora podemos presumir de haber recuperado su aspecto diáfano”. Qué barbaridad. Lo que han hecho es una pretensión de aniquilar una parte de la historia que a los separatistas no complace, puesto que en ella ven su ilegitimidad.
La retirada de las pinturas, -que dicen ellos "de la dictadura", ha significado la destrucción de un patrimonio artístico de primera magnitud, pero el separatismo se empeña en decir que "ha permitido devolver la luminosidad, amplitud y ligereza renacentista al Salón".
Igualmente afirman que este proceso, infame, ha requerido priorizar tareas de limpieza, consolidación y recuperación del estuco de cal original, así como la policromía que adorna los arcos del techo; y que el acabado arquitectónico de los paramentos se ha mantenido en consonancia con el del techo, priorizando la recuperación de la masilla original en frisos y fajas entre los capiteles, tal y como existían desde 1600 hasta 1926; y que durante la investigación, se descubrieron pinturas murales al fresco de Joaquín Torres García, ocultas por la pintura de la dictadura en 1926. Es la justificación que dan a la destrucción del patrimonio y a haberse saltado la Ley de Patrimonio Histórico a piola.
Pero esto no es que venga de ahora, ya ha habido intentos de destrucción del patrimonio antes. En 1932, Josep Tarradellas, como conseller de Gobernación de la Generalitat, es decir: como consejero de gobernación de la generalidad, inició la retirada de algunas de las pinturas tildadas como "nacional-católicas" del Salón Sant Jordi, con el objetivo de restaurarlo a su estado anterior a los primeros años del siglo XX que se obstinan en denominar con el apelativo de "la dictadura de Primo de Rivera", vemos así que el interés no es artístico, sino político. Pero, sin embargo, el estallido de la Guerra Civil en 1936 detuvo todo el proceso "de restauración", tal y como ellos dicen.
En 2019, con la aprobación de un nuevo proyecto, los expertos de la comisión encargada argumentaron que la decoración pictórica podía ser retirada porque no se trataba de arte, sino de un relato histórico con contenido político autoritario y antidemocrático.
Queda definido perfectamente lo que es amarillear la Historia.
La guinda la pone Aragonès diciendo: “Ahora que la Generalitat es la expresión de nuestra voluntad democrática, recuperamos un símbolo de inspiración catalana para el futuro”, subrayó antes de que comenzaran a sonar las primeras notas de "Els Segadors".
Toma ya¡¡.
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Esto es un atentado contra la historia y el arte, auspiciado y financiado por un gobierno regional y amparado por un político en horas bajas que busca mantener la silla como sea. Esperemos que esto, y otras muchas cosas, supongan la cárcel para más de uno.
Cómo puede ser tal despropósito y, además, celebrarse.
El cuadro al que algunos aluden y que representa una bacanal está basado en la Ultima Cena que pintara Leonardo, Olimpiadas, Bacanales, Última Cena, si lo vemos en el tiempo, es como ver el cuadro dentro del cuadro pero persiguiendo lo mismo, ridiculizar, aunar en la crítica lo sagrado y lo profano. A veces, para zaherir, instigar y castigar más, se adopta el símil con "lo contrario", lo antagónico, así ha sido representado Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, como lo contrario, lo que han encontrado más grotesco y, -la verdad-, no se entiende como esa actriz se ha prestado a eso, por su propia dignidad. Se dice que Dios no tiene sexo, efectivamente, el alma, la energía, no tiene sexo, aunque sí recuerdos, el sexo solo es un instrumento que nos hace adaptarnos a este mundo en este vehículo que conducimos, pero nosotros no somos ese vehículo, somos quien lo conduce. Así, si Dios no tiene sexo y Jesucristo es Dios, por qué va a ser un hombre, varonil en el siglo I. Recuerdemos que Francia cortó la cabeza a la Iglesia en la persona de sus fieles y de sus ministros, la Revolución Francesa, tan ensalzada por algunos, no fue sino el mayor baño de sangre que podamos imaginar. De este modo, en vez de un hombre, varonil, esbelto, alto, han puesto a un ser deforme, mujer según creemos, gorda, fea, pero le han puesto una vistosa corona para que todo el mundo sepa de quién se trata. Si eso no es una mofa a los cristianos y a su Maestro que venga Dios y lo vea. Nada de prescindir de la religión, hay una constante presencia a la ofensa a la religión católica, más exacta y ampliamente al Cristianismo, que abarca a muchas más confesiones que no son exactamente católicas. Pero son tan rematadamente cobardes que, si lo que quieren es hacer crítica y mofa a la religión, se meten solo con el Cristianismo, no tienen valor para meterse con el islamismo, parece que han hecho caso a la advertencia que supuso el asqueroso y cobarde atentado en el que murieron varias personas, inocentes, fueras del tema radicalmente, en aquella sala de fiestas en medio de un concierto donde el aforo no daba para más. Esos son los franceses y esos son los moros. La mofa al cristianismo es una palmadita en el hombro al islamismo, porque le temen. El laicismo no es agresión al fiel de cualquier religión que se profese, es respeto y dar opción a que cualquiera pueda realizarse espiritualmente como mejor considere. PERO RESPETANDO.